Oración y Ayuno – Propuesta semanal para 30/12
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Canción
Te Busco Señor (Taizé – Tr Julio Lopez)
Te busco Señor.
Te ruego, Señor.
Clamo a ti, óyeme
Te busco Señor.
Te ruego, ruego Señor
Ven escucha mi voz.
Oración de la mañana
Señor y Dios, dueño del tiempo y de la eternidad, tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro. En esta mañana queremos darte gracias por todo aquello que recibimos de TI. Gracias por la vida y el amor, por las flores, el aire y el sol, por la alegría y el dolor, por cuanto fue posible y por lo que no pudo ser. Gracias por el aliento y el sostén que nos brindas cada día.
Te ofrecemos, el trabajo que podemos realizar y las cosas que pasaran por nuestras manos y lo que con ellas podré construir. Te presentamos a las personas que amamos, las amistades nuevas, los más cercanos y los más lejanos, los que nos dieron su mano y aquellos a los que pudimos ayudar, con los que comparto la vida, el trabajo, el dolor y la alegría. También, Señor hoy te pedimos perdón, perdón por el tiempo perdido, por el dinero mal gastado, por la palabra inútil y el amor desperdiciado. Orienta en este día el sendero nublado, que tu luz hoy brille en medio de los que sufren las inclemencias del tiempo. Por nuestro Señor Jesús. Amén.
Texto sugerido
Mateo 7:9-11
Para rumiar en momentos del día
¿Sirve de algo la oración?
ESCRITO POR ALFONSO PÉREZ RANCHAL
“Muchas cosas están mal mamá y no se pueden arreglar rezando”. (Jennifer Lawrence a su madre Kim Basinger en la película “Lejos de la tierra quemada”).
La oración es uno de los temas más desconcertantes a los que se pueda enfrentar un cristiano. Éste, por un lado, reconoce que su Maestro Jesús la practicaba, que enseñó a sus discípulos la importancia de hacer de ella un hábito saludable para el alma, pero por el otro, conoce por propia experiencia que no suele haber respuesta. Esto posteriormente puede ser explicado de diversas formas: tal vez Dios ha hablado, pero no de la forma que esperábamos, a lo mejor es que el silencio de Dios equivale a esa respuesta. Pero se entienda como se entienda, como consecuencia de lo anterior, no pocas dudas aparecen y una importante carga de frustración se lleva sobre los hombros.
En primer lugar, conviene hacer una aclaración: la oración no es petición, no se trata de pedir sin cesar. La oración es hablarle a Dios y, en esa actividad, aparecen las peticiones. Por supuesto que existen oraciones en las que el elemento de súplica es el esencial, el predominante, pero esto se debe al estado del creyente, al trance por el que esté pasando. Tampoco debemos olvidar que se trata de un recogimiento interior, de una forma de meditación en donde nuestros pensamientos son dirigidos hacia Dios y nos dejamos iluminar por su luz[i].
Para hablar con Dios uno debe creer que es escuchado. Por ello, la oración únicamente tiene sentido dentro de un cristianismo que no se concibe a sí mismo como “moderno”. Si pensamos que Jesús compartía palabras con su Padre sencillamente porque era un judío palestino del siglo I la pregunta con la que abría este artículo no tiene sentido. Esta concepción estaría más cerca del deísmo, pero claramente Jesús era teísta, fue él quien incidió de forma reiterada en la oración, la practicaba. “Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará”, les dijo a sus seguidores. Por tanto, la oración forma parte de una relación, y esta es de carácter personal, íntima. Se trata de hablarle a nuestro Padre, a nuestro Salvador, al que nos rescató. Tengo la necesidad de acercarme a Él, de saberme escuchado. El valor terapéutico de la oración es indiscutible.
Con esto no digo que orar sea sencillo. La mayoría de las veces tengo la sensación de que le estoy hablando a la pared, que mis pensamientos, a veces vocalizados, comienzan y terminan en mí y sería precisamente por este motivo por el que no existe una respuesta de parte de Dios. Sin embargo, como decía al principio, Jesús hacía de ella una parte esencial de su espiritualidad. Sus seguidores, mantenía, debían hacer lo mismo.
Pero los interrogantes permanecen. Al mismo tiempo, la oración de intercesión, de petición, es de una enorme relevancia para el creyente. En ella descarga su corazón, entre lágrimas solicita ayuda en los momentos más amargos. Son situaciones extremas en las que nadie, excepto Dios, puede actuar y, entonces, es cuando aparece la frustración como un golpe en el estómago, el derrumbe anímico le sigue… ¿Para qué orar cuando he comprobado como muchas de estas oraciones, posiblemente las más importantes, las que más necesitaba que se contestaran, se estampaban contra el techo? ¿Por qué orar a un Dios que es Soberano, que todo lo tiene controlado y que me reserva lo mejor? ¿Puedo acaso variar su voluntad que siempre se traducirá en que suceda lo que es más conveniente para mí?
Las preguntas se siguen agolpando. ¿Por qué Dios no me escuchó en mi más angustiosa necesidad y sí contestó a otro hermano, al que oí un domingo, y que decía que Dios le proveyó de un trabajo? ¿Es que no he pedido con fe? ¿Por qué no me concedió a mí ese puesto de trabajo cuando estoy al borde del desahucio? ¿Tengo algún pecado escondido?
Ante esta cascada de interrogantes varias son las respuestas que se han presentado.
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Oración nocturna
Al terminar el día te decimos:
Dios de nuestros padres y de nuestras madres,
Dios de los caminos recorridos y de los senderos por descubrir,
Dios desde siempre y para siempre.
Ven, te esperamos,
Dios de los llegares sorprendentes,
Dios de los lugares inesperados y de las formas inapropiadas,
Dios que te haces nosotros y nosotras, que te arrimas a nuestras fragilidades, que te avienes a la con-vivencia con quienes somos barro y sueños, dolor que duele hondo y esperanzas que no dejan de latir.
Ven, te esperamos, anunciando salvaciones posibles, abriendo surcos hacia la paz con justicia, marcando el ritmo y señalando aquel horizonte de luz donde las armas son arado y los niños y las niñas juegan, donde nadie calza botas y no hay tiranos, donde ninguna persona juzga ni lastima ni mata a sus próximos, donde la alegría es verdadera porque no hay opresión ni existen las esclavitudes, donde la creación entera alcanzará su anhelada plenitud.
Ven, Jesús, te esperamos.
Canción
Quédate con nosotros (Carmen Vaneziale – Juan Carlos Maddio)
Quédate con nosotros, Señor de la esperanza,
El Mundo que tú amas hoy lucha por vivir,
Y aunque a veces dudamos de tu presencia en casa
No dejes que la noche nos sorprenda sin ti.
Y porque ya anochece, quédate con nosotros
No dejes que la noche nos sorprenda sin ti.
Quédate con nosotros, Señor de la promesa,
Tú mismo aseguraste amarnos hasta el fin,
Por eso humildemente volvemos a pedirte;
No dejes que la noche nos sorprenda sin ti.
Motivos que presentamos en Oración y Ayuno
- Porque la presencia del Señor nos acompañe con su gracia y sabiduría en el nuevo año 2016.
- Por nuestra patria argentina, los desafíos que enfrenta y por las nuevas autoridades.
- Por los sueños y proyectos que cada iglesia local tiene para el próximo año.
- Por la nuevas vocaciones pastorales.
- Por quienes trabajan por la vida y misión de nuestra Iglesia.
- Por los espacios de oración y comunión en nuestras iglesias.
- Por la Junta General.
- Por quienes están necesitados de ser sanados, restaurados, liberados en Cristo.
- Por aliento, fortaleza y esperanza para los afectados por el desbordamiento de los ríos.