“Mil Voces para Celebrar” EL Himno

27 Jul 2022
en Artículos CMEW
“Mil Voces para Celebrar” EL Himno

Aunque John Wesley es llamado el padre del metodismo, su hermano Charles Wesley (1707-1788) puede ser llamado el padre del canto congregacional metodista y el himno “Mil voces para celebrar” podría llamarse el himno metodista por excelencia.

Este himno ocupó el primer lugar en “Una colección de Himnos para el pueblo llamado metodistas” que Juan Wesley, publicó en 1780. Fue el primer himno en casi todos los himnarios metodistas.

Carlos Wesley sufría un ataque de pleuresía en mayo de 1738, mientras él y su hermano estudiaban con el erudito moravo Peter Boehler en Londres. En ese momento, Wesley estaba plagado de dudas extremas sobre su fe. Estando en cama por la enfermedad, el 21 de mayo Wesley fue atendido por un grupo de cristianos que le ofrecieron testimonio y cuidados básicos, y esto lo afectó profundamente. Leyó de su Biblia y se sintió profundamente afectado por las palabras y en paz con Dios. En poco tiempo su fuerza comenzó a regresar. Escribió sobre esta experiencia en su diario y la contó como una renovación de su fe; cuando su hermano John tuvo una experiencia similar el 24 de mayo, los dos hermanos se encontraron y cantaron un himno que Carlos había escrito en alabanza por su recuperación.

A Carlos no le gustaba la prevalencia de los salmos en las canciones de adoración de su tiempo. A partir de eso, le dio al metodismo y a la himnodia moderna muchos textos de himnos originales, incluido este que escribió para el domingo 21 de mayo de 1739, el primer aniversario de su conversión el domingo de Pentecostés. La conversión había precedido por tres días a la famosa reafirmación de la fe de Juan Wesley en la Capilla de Aldersgate.

En efecto, un año después de la experiencia, Wesley sintió la urgencia de escribir otro himno, este en conmemoración de su renovación de la fe. Este himno tomó la forma de un poema de 18 estrofas, comenzando con las primeras líneas “Gloria a Dios, y alabanza y amor, / Sea siempre, siempre dado” y se publicó en 1740 y se tituló “Para el día del aniversario de la conversión de uno”.  El séptimo verso, comienza, con “Oh, mil lenguas para cantar”, y que luego se convirtió en el primer verso de un himno más corto, que recuerda las palabras de Boehler, “Si tuviera mil lenguas, lo alabaría con todas ellas”.

Isaac Watts (1674-1748), uno de los más prolíficos músicos contemporáneo de los hermanos Wesley, fue el que introdujo el canto de himnos como una experiencia popularizada en los servicios religiosos. Watts unió la era entre el canto de salmos métricos rígidos y la expresión más libre de los himnos, por eso a Watts se los conoce como el padre de la himnodia inglesa.

Los Wesley tomando el formato de Watts, enfatizaron más sobre la naturaleza de la experiencia humana dentro del himno en lugar de la perspectiva más objetiva que le imprimía Watts. En esto, Carlos Wesley se adentró mucho más en el ámbito emocional de la experiencia humana.

La respuesta poética de Wesley a su conversión está repleta de elegancia literaria y hermoso control del lenguaje. En el texto del Himnario “Mil voces para celebrar”, de 1996 Wesley emplea la hipérbole desde el principio con “¡¡Oh, mil voces para celebrar!!”, para aumentar el impacto emocional del poema.

Para realzar aún más la naturaleza emocional del poema, Wesley acentúa palabras como “Jesús” y las últimas palabras de las frases con un signo de exclamación. Otros recursos poéticos utilizados para expresar la naturaleza increíble de la salvación incluyen los oxímoros presentes en la estrofa 6: “Escuchen sordos al Señor; alabe el mudo a Dios, los cojos salten, vean hoy los ciegos al Señor”

Wesley usa la antítesis en todo momento para contrastar la oscuridad del pecado con la luz de la sangre expiatoria que sana y humilla nuestros corazones, y reemplaza nuestros temores con el regocijo de una nueva vida. Este contraste subraya la naturaleza de la propia conversión de Wesley.

El himno original tenía 18 estrofas. La séptima estrofa se convirtió en la primera estrofa del himno que ahora conocemos.

La melodía que se usa para el himno es el arreglo de Lowell Mason (1792-1872) de la melodía AZMON de Carl G. Gläser (1784-1829) Gläser fue un compositor alemán y contemporáneo de Beethoven.  Aunque el texto de Carlos Wesley se ha cantado con varias melodías a lo largo de los años, AZMON es la opción dominante en todo el himno de las principales denominaciones.

Aunque la mayoría de los arreglos son básicamente iguales, existen diferencias en el número de estrofas utilizadas. Por ejemplo, algunos himnarios contienen solo cuatro o cinco estrofas en comparación con las siete presentes en el Himnario “Mil voces”.

Más de dos siglos después de su composición, el himno aún tiene atractivo internacional, combinando la sensibilidad inglesa del siglo XVIII de Wesley con una sólida melodía alemana de Gläser y la armonización de Mason. Esta potente combinación de alguna manera explica la razón por la que “Mil Voces” sea considerado EL himno metodista por excelencia.

La versión más conocida dentro de las traducciones al español, exceptuando la del Himnario “Mil Voces” de la Iglesia Metodista Unida de 1996, fue realizada por el pastor y obispo emérito de la Iglesia Evangélica Metodista Argentina, Federico Pagura.


 

Daniel Bruno para CMEW

Extractado de: “Singing the Faith Plus”. Methodist Church in Britain. Retrieved 30 July 2021. Rev. Charles S. Nutter, D.D., An Illustrated and Annotated Edition of the Hymnal of the Methodist Episcopal Church, New York, 1900.

También de: https://himnosycanciones.com/historia-de-mil-voces-para-celebrar-de-charles-wesley/


Compartir