Juana Manso, comprometida con la educación para erradicar la pobreza
Homenaje a la precursora del feminismo en América del Sur en su 198 cumpleaños
Juana Paula Manso de Noronha nació en Buenos Aires (Argentina) el 26 de junio de 1819. Aunque poco reconocida en vida y aún bastante desconocida en Argentina a pesar de que muchas escuelas llevan su nombre, fue una escritora, traductora, periodista, maestra y precursora del feminismo en Argentina, Uruguay y Brasil.
Su padre era un ingeniero español que trabajaba para el gobierno argentino haciendo puentes y canales y que defendía las ideas de la Revolución de Mayo. Gracias al trabajo de su padre conoció desde pequeña a hombres cultos y escuchó discusiones sobre el destino del país.
Juana Manso aprendió muy pronto a leer y a escribir y disfrutó de ello durante toda su vida. Fue a una de las primeras escuelas solo para niñas de la ciudad de Buenos Aires, pero se aburría porque no le gustaba cómo enseñaban y a veces la suspendían por no saber de memoria el alfabeto, a pesar de que devoraba los libros por su interés por aprender.
Esta circunstancia no le supuso ningún trauma y Juana siguió estudiando por su cuenta, de manera autodidacta, hasta el punto de que a los 14 años tradujo del francés dos libros que su padre hizo imprimir. También estudiaba música y escribía poemas que publicaba a veces en los periódicos.
Juana Manso siempre fue muy independiente y participaba en reuniones con escritores en las que conversaba con ellos de igual a igual en un tiempo en el que las mujeres debían ser sumisas y obedecer primero a sus padres y luego a sus maridos. En aquella época las mujeres vivían prácticamente encerradas en sus casas, cuidando a sus hijos, y, como mucho, realizando labores domésticas o tocando el piano si eran de familias adineradas.
Cuando Juan Manuel de Rosas comenzó a gobernar en Buenos Aires, la familia Manso huyó a Montevideo y todos sus bienes fueron confiscados por el gobierno. A partir de ese momento comenzó un largo peregrinaje siempre acompañado por la pobreza. Primero fueron en Montevideo y luego a Río de Janeiro.
En Montevideo, y para ayudar a su familia, Juana Manso comenzó en su propia casa una escuela para niñas. Tenía 22 años y quería experimentar con nuevos métodos de enseñanza. En esa época continuó reuniéndose con otros escritores exiliados y publicando poemas en los periódicos. Sin embargo, cuando Rosas pactó con el gobierno de Montevideo, ella y su familia se dirigieron a Brasil, donde Juana dio clases particulares de español y francés y se inscribió en el Conservatorio de Arte Dramático.
Allí conoció a un joven violinista portugués del que se enamoró y con quien se casó a los tres meses de conocerse. Con él tuvo dos hijas, Eulalia y Herminia, antes de que huyera a Portugal con otra mujer.
Juana Manso comenzó a escribir letras de música y su novela Misterios del Plata. Se enamoró de Cuba, de su paisaje y de su gente, pero de nuevo regresaron a Brasil, donde dictó clases de idiomas a las familias acomodadas.
Entre 1852 y 1854 dirigió en Brasil O Journal das Senhoras, el primer periódico de Latinoamérica destinado al público femenino. En 1854 funda en Buenos Aires Álbum de Señoritas, muy similar al diario brasileño, ya que en ambos la temática se centraba en la moda, la literatura y el teatro.
En los diarios expuso sus ideas de igualdad de la mujer y de la educación popular. Juana trajo nuevas ideas y experiencias que pensaba que podían servir para sentar las bases de una sociedad más justa, pero lamentablemente no fue así y la recibieron como a una extraña y desconocida cuando regresó a Buenos Aires.
En su novela La familia del comendador explicó su postura contra la esclavitud, pero su país siguió ignorándola y tomó sus palabras como un escándalo, aunque afortunadamente conoció a Domingo Faustino Sarmiento, que la respaldó nombrándola directora de una escuela para niños y niñas. Se hicieron amigos, compartieron ideas, sueños y un carácter fuerte que no se detenía frente a las adversidades.
Desde entonces Juana Manso se dedicó totalmente a la educación: enseñó, dirigió una escuela para ambos sexos, desarrolló nuevos planes de estudio en varias escuelas, supervisó y mejoró la labor de los maestros, promovió la creación de jardines de infantes, creó bibliotecas populares, ofreció charlas, tradujo obras de educación y escribió el primer libro de lectura de historia argentina para escuelas: el Compendio de la historia de las Provincias Unidas del Río de la Plata. También dirigió los Anales de Educación Común, publicación creada por Sarmiento para el fomento de la educación.
A pesar de su trabajo a favor de los más desfavorecidos, continuó siendo una incomprendida, y a veces hasta le impedían con gritos y piedras dar sus conferencias llamándola “Juana la loca”.
Juana Manso proclamó que la desigualdad se remediaba con educación para todos. Criticó a los gobiernos por no invertir en educación y reclamó derechos para la mujer y los niños. También exigió libertad religiosa, matrimonio civil y protección para los pueblos originarios.
Hoy Google homenaje a esta precursora del modelo de coeducación y a un referente del feminismo en el siglo XIX en América del Sur en el día en que habría cumplido 198 años. El doodle representa la figura de Juana Manso, con una pluma en la mano y rodeada de niñas a las que abrió a un mundo lleno de oportunidades.
¿Ya vieron nuestro #Doodle de hoy? Es para Juana Manso, luchadora por la educación y los derechos de la Mujer. https://t.co/ihC4yGFpcQ pic.twitter.com/iXq638nEcg
— Google Argentina (@googleargentina) 26 de junio de 2017
Juana Manso murió el 24 de abril de 1875, a los 55 años, sin honores y en la pobreza. A pesar de sentirse débil y estar enferma siguió enseñando a leer y a escribir a los niños que vivían en su humilde barrio hasta sus últimos días. Para entonces se había convertido al protestantismo y, antes de morir, le pidieron que renegase de su fe para poder ser enterrada en el cementerio local, pero no lo hizo y fue enterrada en el cementerio inglés con la siguiente leyenda: “Aquí yace una argentina que, en medio de la noche de la indiferencia que envolvía a la patria, prefirió ser enterrada entre extranjeros antes que profanar el santuario de su conciencia”. En 1915, sus restos fueron depositados en el Panteón del Magisterio, en el cementerio de la Chacarita.