Gratitud por la vida y ministerio del pastor Emilio Monti
En la madrugada del pasado jueves 17 de agosto, partió a la presencia del Señor el pastor Emilio Monti. Con estas palabras del obispo Américo Jara Reyes y del pastor Pablo Andiñach, lo despedimos y oramos por su memoria y el consuelo de su familia y comunidades de fe a las que ha acompañado durante su extenso ministerio.
Hombre y servidor de Dios
Emilio querido, estás en las manos del Señor, como siempre lo estuviste. No puedes ir a ningún lugar, sino al amor del mismísimo Dios. Este amor que te convocó, inspiró y sostuvo en el ejercicio permanente de amar y servir como Pastor del pueblo.
Al despedirte, lo hago con gratitud por tu presencia activa y profundamente Pastoral en CAREF en donde fuiste su primer Coordinador General, luego Secretario Ejecutivo y posteriormente Presidente, pero también por el trabajo intenso desde la Presidencia de la FAIE.
Amado Emilio, te tocó asumir junto a otras referencias de las iglesias hermanas la defensa de la vida en un tiempo duramente humano, aún a costa de perder la tuya propia. Y lo hiciste con valor y amor en fidelidad al llamado de Jesucristo con un férreo compromiso con tu tiempo e historia.
No puedo dejar de mencionar con gratitud, que muchos te tuvimos como Profesor en nuestra carrera de Teología y aprendimos a quererte y valorar tu aporte en nuestra formación académica.
Muchos años después volví a encontrarte en la función de Vicerrector de la Universidad del Centro Educativo Latinoamericano y recuerdo que me recibiste en tu casa, para contarme sobre el desarrollo de la Universidad en Rosario, atendiendo a que como Superintendente necesitaba conocer, incorporar mayor visión.
Recupero tus palabras de un escrito en que afirmas, que “la vida es una melodía que se renueva en cada nota. Y que la melodía no existe en el interior del instrumento, ni siquiera en la mano del artista, mucho menos en los pentagramas donde sólo es “lo que puede ser”. Solo existen en el momento en que cada nota, “una” nota, cobra vida por la mano del artista en el instrumento. Allí, en cada nota, suena toda la melodía que la memoria evoca… Aquí es donde importa la mano del Artista, del Maestro, que puede hacernos renacer en cada instante a una vida nueva. La mano del Maestro que no se acuerda del mal sino del bien, y puede evocar en cada uno de nosotros lo mejor de nuestra vida”.
La mano del Artista, del Maestro te hace renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos amado Emilio.
Y te despedimos como hombre y pastor, que abriste caminos, marcaste huellas, avanzaste en la oscuridad, amaste a desterrados y desterradas, defendiste la vida en toda su anchura y dignidad en el nombre de Jesús el Cristo, el hijo del Dios viviente.
“Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente…” Juan 11: 25-26
Hasta tanto nos volvamos a ver, Dios te tenga en su palma.
Pastor Américo Jara Reyes
Obispo
Al querido pastor
El Pastor Emilio Monti fue llamado por su Señor a morar con él. Emilio fue muchas cosas en su vida: profesor de teología, activista en Derechos Humanos, escritor de libros y artículos, fue ecumenista en todos los niveles: barrial, nacional e internacional, fue conferencista en muchos lugares del país y del mundo. Fue muchas cosas más, que no sabemos o no podemos enumerar. Pero de todas, la que más lo enorgullecía era ser Pastor. Emilio dijo una vez que los títulos académicos y las militancias se las ganaba uno mismo porque era uno quien las elegía y optaba por dedicarse en ellas; pero el título de Pastor era un llamado del Espíritu Santo y era confirmado por la comunidad de fe. Dijo Emilio: no se elige ser Pastor, es el Señor el que llama y uno no hace más que responder a ese llamado.
Son innumerables las personas que se han sentido bendecidas por la presencia del Pastor Monti en sus vidas. Son innumerables los púlpitos desde los cuales predicó el Evangelio, tanto en la Iglesia Metodista como en las de tantas otras denominaciones. No se pueden contar las personas que dan testimonio de que a través de sus palabras les llegaba el mensaje de vida, de esperanza y de salvación que el Señor Jesús ponía en sus labios y con las que llenaba sus corazones.
Quienes lo seguimos en la tarea de ser fieles al Dios de la vida hemos de alabar a Dios por habernos hecho conocer al Pastor Emilio Monti y porque nos dio le privilegio de trabajar en la misión junto a él. Demos gracias porque fue un hermano que estuvo cerca cada vez que lo necesitamos y que nos hizo crecer en la fe, esa fe que conoció de pequeño y que nunca abandonó. Cantemos al Señor con fuerza porque le dio la vida al Pastor Emilio, y por que hoy lo llama a su presencia.
El Pastor Emilio Monti hoy se suma al coro de testigos que no cesan de alabar al Señor de la vida.
Pastor Pablo Andiñach