Un tiempo de quietud con Jesús
Danos más sed, Señor, de tu palabra, no dejes que el sabor perdamos de ella y la vida, fugaz se deshidrate, o en embriagueces vanas se sumerja.

Danos más sed, Señor, de tu palabra, no dejes que el sabor perdamos de ella y la vida, fugaz se deshidrate, o en embriagueces vanas se sumerja.
Que el Señor ilumine tus sombras, aclare tus dudas, guíe tus búsquedas, señale siempre al horizonte y lo renueve día a día con cada amanecer.
Señor, bendice mis ojos para que sepan ver la necesidad y no olviden nunca lo que a nadie deslumbra; que vean detrás de la superficie para que los demás se sientan felices por mi modo de mirarles.
Salgamos al mundo a desparramar semillas; semillas que lleven en su interior sueños de alegría, amor, amistad, que destilen ternura para hacer de la vida un lugar que invite a un tiempo nuevo, con abrazos y risas, con espacios de encuentro y libertad.
La Pastoral de la Ternura prioriza la dimensión afectiva, sensible, solidaria, empática y espiritual. En ella, la poesía, la pintura, la literatura, el juego y otras expresiones humanas son formas para relacionarnos en amor y aprender unas personas de otras.
Que seamos, Señor, manos unidas en oración y en el don. Unidas a tus Manos en las del Padre.
Cuántas veces queremos que los demás hagan los cambios de aquello que no nos gusta o no nos conviene; y hasta los amenazamos con que vamos a tener problemas con ellos, sin pensar que tal vez los cambios deben ser nuestros, que debemos cambiar nosotros.
Por más oscura que nos parezca la situación, por más débil que se nos presente la luz para avanzar, para salir del problema, para levantarnos en la vida, elijamos ese pequeño destello, pidámosle a Dios en oración su luz, porque allí el Padre nos va a iluminar todo el camino.
La oración es un don y como tal, es para ser usado. Un don del Creador a su criatura. Usando una imagen más que elocuente en nuestro tiempo, ¡la capacidad de orar es como el “celular” de Dios!
La oración es ese momento de verdadera comunión, donde nada es intransitable, donde todo se puede hablar porque hay un Espíritu que traduce y un Padre que nos ama y nos escucha.
Avisos