En mayo: El avivamiento metodista y las luchas obreras

30 Abr 2024
en Episcopado
En mayo: El avivamiento metodista y las luchas obreras

Evangélicos y Metodistas


“El Espíritu del Señor está sobre mí, porque Él me ha ungido.
Me ha enviado a dar la Buena Noticia a los pobres,
para anunciar a los cautivos la libertad, a los ciegos la vista,
para dar libertad a los oprimidos, para anunciar el año de gracia del Señor”.


El término “evangelio” aparece con frecuencia en el NT como sustantivo y como verbo, y literalmente significa “buenas nuevas” o “proclamar las buenas nuevas”. Cuando se compara el uso pagano de euangelion, con la forma en que la biblia griega (LXX) usa euangelizomai, se manifiesta un paralelo asombroso con un rey a quien el pueblo adora.

El evangelio y su confesión de que Jesús es el Señor confronta la proclamación engañosa de que César es el señor y declara que, en la cruz y en la resurrección, Jesús sube al trono como Rey de reyes. El César o cualquier otra cosa creada que reclama señorío doblará su rodilla ante el Cristo crucificado y resucitado.


La novedad de Jesús: La Buena Noticia.


Citando al profeta antiguo Jesús dice: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque Él me ha ungido. Me ha enviado a dar la Buena Noticia a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, a los ciegos la vista, para dar libertad a los oprimidos, para anunciar el año de gracia del Señor”. Y, enrollando el Libro, lo devolvió al que le ayudaba y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. Y se puso a decirles: “Hoy se cumple esta Escritura que ustedes acaban de escuchar.”


Buenas noticias para algunas y algunos. Para quienes están bien instalados en una religión de poderes y misterios esclavizantes, resulta ser una malísima noticia: ¡se anuncia el fin del aprovechamiento de todos los oprimidos! ¡Para esclavas y esclavos se anuncia el tiempo de la libertad!

Ser portador del Evangelio le costará la vida a Jesús. Pero los que buscan de corazón a Dios creerán en él a pesar de la cruz, y verán en él la presencia de Dios. Este es el comienzo de la primera predicación evangélica: “Pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el mal porque Dios estaba con él”.

Reconocer a Dios es difícil cuando entre Él y nosotros se interponen nuestros modos culturales, nuestros prejuicios religiosos, nuestras conveniencias. La gente de Nazaret sería gente normal como tantos otros que le escucharon, pero no pudieron reconocer a Dios en su vecino el carpintero, el portador de Buenas Noticias.


El avivamiento wesleyano


El metodismo fue un avivamiento espiritual, que recuperó el viejo y olvidado Evangelio de la gracia de Dios, libre y abundante para todas las gentes. Su interés fundamental estaba en la conversión de las almas individuales. Pero no fue exclusivista. Su amor por las almas ardió con tanta intensidad que fue mucho más allá de la tarea de rescatarlas una por una. Se enfrentó con una sociedad en que primaban instituciones, sistemas y prácticas de injusticia y perversidad, y luchó con empeño tenaz por su erradicación.

Para Wesley y los primeros metodistas no había separación alguna entre el evangelio y la tarea social. Para ellos, la obra de evangelización era tanto individual como social.


“El Evangelio de Cristo no conoce otra religión que la SOCIAL ni otra santidad que la SANTIDAD SOCIAL. Este mandamiento tenemos de Cristo, que el que ama a Dios, ame también a su hermano”. Y también: “Todo proyecto para construir la sociedad que pasa por alto la redención del individuo, es inconcebible… Y toda doctrina para salvar a los pecadores, que no tiene el propósito de transformarlos en cruzados contra el pecado social, es igualmente inconcebible”. Wesley.


El fruto del avivamiento


Samuel Fielden, pastor metodista, laico en tareas pastorales, obrero textil, se encuentra en los orígenes del día internacional de los trabajadores, ya que fue uno de los ocho condenados por el oscuro atentado de Haymarket en 1886 cuando tenía 39 años de edad.

En sus propias palabras descubrimos la potencia de un profeta:


“Se me acusa de excitar las pasiones, se me acusa de incendiario por afirmar que la sociedad actual degrada al hombre hasta reducirlo a la categoría de animal. ¡Andad! Id a las casas de los pobres, y los veréis amontonados en el menor espacio posible, respirando una atmósfera infernal de enfermedad y muerte… La cuestión social es una cuestión tanto europea como americana. En los grandes centros industriales de los Estados Unidos el obrero arrastra una vida miserable, la mujer pobre se prostituye para vivir, los niños perecen prematuramente aniquilados por las penosas tareas a las que tienen que dedicarse… Si queréis mi vida por invocar los principios del socialismo, como yo entiendo que los he invocado en favor de la humanidad, os la doy contento y creo que el precio es insignificante ante los resultados grandiosos de nuestro sacrificio… Yo amo a mis hermanos trabajadores, como a mí mismo. Yo odio la tiranía, la maldad y la injusticia…”


Recordamos que el pastor laico Samuel Fielden fue condenado a la pena de muerte. Ante el pedido de clemencia se le dio cadena perpetua y luego de algunos años en la prisión fue liberado.

Seguir a Jesús en la fuerza de su Espíritu nos lleva por caminos inesperados y a veces sorpresivos en nuestros lugares de origen. Para la iglesia hoy, la buena noticia es que el Espíritu de Dios que ungió a Jesús y lo empoderó para predicar, sanar y liberar, sigue estando presente como fuerza y garantía de justicia. Buenas noticias para enfermos y desesperados, malas noticias para quienes ganan con la enfermedad y la angustia de muchos otros…

¿Comprendemos la acción del Espíritu en nuestro seguimiento de Jesús, por caminos inesperados de cruces y resurrecciones cotidianas, disfrutando aguas de reposo y a veces cruzando valles de sombra y de muerte?

¡Sí, nos alegramos por la manifestación del Espíritu como fuerza que moviliza y sensibiliza hacia el sufrimiento del prójimo y a la construcción de justicia, alegría y paz!

¿Comprendemos que evangelizar o dar buenas noticias es un llamado a la comunidad de creyentes a hacer presente el poder inclusivo y redentor de Jesucristo sobre todas las relaciones sociales, políticas, económicas, culturales, generando solidaridad a través de nuestros vínculos comunitarios y con la sociedad toda?

¡Sí, el Espíritu del Señor sigue estando sobre Jesucristo y sobre nosotros anunciando el tiempo de la gracia de Dios!


Abrazo fraterno/sororal

Pastor Américo Jara Reyes
Obispo


 

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