En la oscuridad, tu paz – Carta Pastoral por el conflicto en Ucrania
“hasta que venga sobre nosotros el espíritu de lo alto. Entonces el desierto se convertirá en campo fértil, y el campo fértil será visto como bosque. Entonces se impartirá justicia en el desierto, y reinará el derecho en el campo fértil. La justicia hará posible la paz; la justicia redundará en reposo y seguridad para siempre.” Isaías 32:15-17
La guerra no puede tener la última palabra, sino que la debe tener la paz. La paz que se erige como obra de la justicia. No hay futuro en un modelo de sociedad, que se pone en evidencia en esta nueva guerra fratricida en Ucrania, asentada sobre la injusticia estructural.
Es posible un paradigma del cuidado, un espíritu de fraternidad y sororidad universal con todos los seres de la gran casa común. Confiamos en que el ser humano tiene la profunda vocación de ser cooperativo con sus prójimos en vínculos de amistad y hermandad.
Tenemos una profunda vocación como hombres y mujeres de Dios tan bien sintetizada en esta estrofa de la canción Embajadores.
“Habremos de luchar contra la guerra y los demonios que a su sombra crecen; habremos de luchar por la justicia y la verdad, que en libertad florecen.” F. Pagura.
Que la shalom de Dios, su lógica y su bendición de paz, supere la violencia, la guerra y muerte impulsándonos a ser una mejor humanidad. Y que el Kairós de Dios sea con el pueblo que padece y sufre la guerra en esta hora. Usemos el poder más grande que tenemos los cristianos, que nos conecta con el Padre, en el hijo a través del Espíritu Santo, la oración. Oramos al Dios de la vida buena y plena uniendo nuestras manos como inicio de resistencia al desorden y caos que trae la guerra:
Jesucristo, Señor del tiempo, de la vida y de la historia,
acudimos a ti desde la enfermedad y el sufrimiento de nuestros pueblos.
En tu palabra de vida encontramos esperanza para este mundo desesperanzado,
y encontramos también caminos de justicia, equidad y dignidad, alegría y paz.
Jesucristo, Señor del tiempo, de la vida y de la historia,
danos del agua de vida, que cura y sana tanta enfermedad, injusticia egoísmo y exclusión.
Jesucristo, Señor del tiempo, de la vida y la historia, acudimos a ti desde la guerra en Ucrania y el desgarro de las familias, que sufren la violencia y la muerte.
Trae la paz, la concordia y el bien común sobre los pueblos. Amén.
Pastor Américo Jara Reyes
Obispo