El devocional del Obispo – 6 de enero
06 Ene 2024
en Espiritualidad y devoción
Paz y bien amada hermandad.
Sigamos celebrando y cantando que el amor se hizo niño y por ello se hace posible un cielo nuevo y una tierra nueva, que habite en nuestro regazo la novedad del Reino.
«Jesús nació en Belén, un pueblo de la región de Judea, en el tiempo en que Herodes era rey del país. Llegaron por entonces a Jerusalén unos sabios del Oriente que se dedicaban al estudio de las estrellas,
y preguntaron:—¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos salir su estrella y hemos venido a adorarlo»
Mateo 2:1-2
Epifanía es la fiesta de la luz que ilumina al mundo… Así la anuncia el profeta “sobre ti amanecerá el Señor, su gloria aparecerá sobre ti: y acudirán los pueblos a tu luz, los reyes al resplandor de tu aurora… tu corazón se ensanchará” (Is.60, 2-3,5).
Arrodíllemonos ante este pobre de Belén, ante el Niño arropado por madre y padre pobres y digamos con la misma fe del profeta: ¡“Dios poderoso, Príncipe de la paz”!
El teologo católico, Teilhard de Chardin decía que su deseo de que la festividad cambiara de nombre, o por menos de prefijo. Resaltando así, que festejamos el día en que nuestro Señor deviene transparente desde el fondo de todos y de todo como fuente y como meta, como alfa y como omega. Por ello debería llamarse: ‘dia-fanía’ en lugar de ‘epi-fanía’. Porque no se trata propiamente de una repentina irrupción en la historia de Quien es su Creador y Salvador, sino más bien de una misteriosa y silenciosa ‘dia-fanía’ mediante la que Cristo alumbra el verdadero fondo de todo ser, obrando en todo y por todo para conducir todo hacia la plenitud, hasta que Dios sea todo en todos, en la realidad total.
Teilhard declara que no lee la historia de los magos como una ‘verdad fotográfica’, sino como una verdad luminosamente indicativa de Quien llena el universo con su presencia dinámica, del Único que da sentido a nuestra historia, del Dios siempre mayor en todo y para todos”.
Quiza romper lo establecido por la cultura de la desilusión sea necesario. Superar con esperanza algún duro transe y confiar en alcanzar la utopía del Reino.
No rendirnos aún en tiempos de adversidad. Siempre podremos escoger nuestra actitud y encontrar razón de vivir a luz de la Diafanía.
Creo que cada niño refleja el toque siempre innovador
del sempiterno Creador
y que es posible un tiempo de felicidad,
pues el Amor sopló su aroma sobre nosotros,
perfumando nuestro camino con la brisa
de su rebeldía.
Creo que Él vino a nuestro encuentro
y nos invita a andar su futuro.
No estamos solos… ¡Estamos en Dios
Paulo R. Rodrigues
Abrazo cálido y sereno.
Pastor Américo Jara Reyes
Obispo
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