Paz y bien amada hermandad. Que en todo estén animadas y animados por el Amor Creador, que estimula, ayuda y trae plenitud de vida!.
“Feliz el hombre, que se complace en la ley del Señor… Es como un árbol plantado junto a corrientes de agua, que da a su tiempo el fruto, y jamás se marchitan sus hojas. ¡Todo lo que hace, le sale bien!”.
Del Salmo 1
Esta imágen del árbol nos conecta con una espiritualidad que se extiende al cielo, pero siempre ligada a la tierra. Somos habitados y habitadas por la fuerza de Vida que trabaja para que seamos lo que debemos ser, siendo más fuertes que las tendencias destructivas que nos habitan. Necesitamos la fuerza que viene de abajo, de la tierra, pero también la bendición que viene de lo alto, para desplegar y desarrollarnos con vitalidad: florecer en el espacio y dar fruto.
También nuestras comunidades deben favorecer una espiritualidad sana, que no debilite la vida, sino que la promueva de manera integral. Vivir una espiritualidad que no pasa por alto el cuerpo, para no correr el riesgo de quedar en un espacio vacío, sino que lo acepte para dar cauce a las fuerzas y la sabia vital que Dios nos regala, para ser como árbol plantado junto a las aguas de Vida…
Cualquier planeamiento de revitalización o de crecimiento para la iglesia, debe considerar el lugar de la renovación espiritual como fuente de inspiración y sabiduría.
“Oh Señor, Dios Nuestro, Concédenos la gracia de desear con todo nuestro corazón; y que nuestro deseo nos lleve a buscarte y a encontrarte; y que al encontrarte te podamos amar. Y que amándote, podamos odiar aquellos pecados de los cuales nos redimiste”.
San Anselmo
Abrazo cálido y sereno.
Pastor Américo Jara Reyes
Obispo
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