Paz y bien amada hermandad.
Que sus vidas y ministerios se fortalezcan en el Espíritu del Dios de vida plena y buena.
“No podemos amar al hombre, si primero no amamos a Dios; no podemos amar a Dios, si no comprendemos que él ya nos amó a nosotros”. J. Wesley
El amor se orienta siempre por el otro y la otra. Es una aventura de peregrinación como la de Abraham, que deja su propia realidad conocida y confortable, para ir al encuentro de la otredad diversa y establecer una relación de alianza, amistad y amor con el Dios de la vida.
Necesitamos testimonios confiables, sólidos, frente a las meras fachadas o los perfiles falsos pour la galerie. Necesitamos proyectos que inspiren confianza ante los atajos de vidas fáciles, ficticias y acomodadas. Necesitamos una humanidad que no sueñe con la destrucción del mundo, sino con la construcción del mundo de las mariposas, mirlos y zorzales, portadores y portadoras de sueños.
Dios mismo nos empuja a buscar entre las cenizas del sufrimiento, la esperanza. Y experimentamos el asombroso poder del encuentro con Jesucristo, viviendo la alegría de todos los encuentros y todos los abrazos.
Fructifiquemos como comunidades contraculturales de la comensalidad abierta, sirviendo con generosidad las mesas circulares del pan fresco y vino nuevo, constituidas y habilitadas en Jesús, el Dios que se dona desbordante y en amor rebosante.
«Y amar a Dios con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, vale más que todos los holocaustos y todos los sacrificios que se queman en el altar» Marcos 12. 33
Abrazo cálido y sereno en Cristo Jesús.
Pastor Américo Jara Reyes
Obispo
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