El bautismo de párvulos según Juan Wesley
La segunda frase del Artículo de Fe metodista sobre el bautismo dice: “El bautismo de los párvulos debe conservarse en la Iglesia”. En este sentido Wesley fue muy claro y continuando la tradición anglicana, sostiene esta práctica con cuatro argumentos:
- Si bien el Nuevo testamento no menciona ningún bautismo de niños, cuando el Nuevo testamento habla del bautismo de una “familia” (Hechos 16, 32-33; I Cor 1, 16), es sumamente probable que haya habido niños entre ellos, y que, por otra parte, estando los judíos acostumbrados a practicar la circuncisión, como rito que establece el sello de pertenencia al pueblo de Dios, a los ocho días de nacido el niño, es muy probable que hayan dedicado ahora sus hijos a Dios mediante el bautismo.
- De todo el testimonio cristiano primitivo es muy razonable deducir que el bautismo de niños es una práctica muy antigua entre los cristianos. Posiblemente en la primera generación de cristianos no porque en su conversión el problema no existía ya que eran todos jóvenes y adultos, siendo esta la situación que refleja el Nuevo Testamento.
- En el bautismo de párvulos la Iglesia da testimonio de que la gracia salvadora de Dios en Cristo es también para los niños y es anterior a toda obra, mérito o predisposición humana. La idea del bautismo de los niños de hogares cristianos es que esos niños son tan cristianos como puede serlo un niño pequeño, y que la influencia del hogar y de la Iglesia los coloca en un ámbito distinto y especial, que los ha de preparar hasta el día en que, conscientemente acepten y confirmen personalmente a Jesucristo como su Señor.Como aval de este argumento, está el testimonio de la Escritura cuando dice “Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidan…y poniendo sobre ellos las manos los bendecía”, este gesto era aceptado en la iglesia primitiva como el gesto que acompaña al bautismo.
- Finalmente diremos que, si bien el bautismo de niños no se encuentra explícitamente indicado en la Biblia, nuestra Iglesia lo acepta porque no es una práctica que pudiéramos llamar “anti-bíblica”, ni contraria al espíritu del Evangelio. La Iglesia debe hacer claro que los padres del bautizado sean cristianos, o por lo menos uno de ellos, de modo que puedan hacer seria y formalmente la promesa de educar a sus hijos en la fe cristiana.
Por último, dejemos que sea Wesley mismo que puntualice su visión sobre el bautismo de niños:
“Si el bautismo exterior es necesario para la salvación, y los niños deben ser salvados así como los adultos, no podemos nosotros negarles ningún medio para salvarlos.
“Si nuestro Señor les invita a venir, a ser traídos a él y declara “De los tales es el Reino de los cielos”;
“Si los niños son capaces de hacer un pacto o de tener un pacto hecho por otros, de ser incluidos en el pacto de Abraham y nunca fueron excluidos por Cristo.
“Si ellos tienen el derecho de ser miembros de la Iglesia, y fueron miembros del pueblo judío;
“Si supuestamente nuestro Señor hubiera decidido excluirlos del bautismo, él hubiera expresamente prohibido a sus apóstoles que los bautizara (cosa que nadie se atreve a afirmar que hizo) dado que de otra manera ellos lo hubieran rechazado ya que esa era la práctica universal de su nación;
“Si es altamente probable que ellos lo hicieran, aún por la letra de la Escritura, porque frecuentemente bautizaban casas enteras y sería muy extraño que no hubiera niños entre ellos;
“Si toda la Iglesia de Cristo por 1700 años bautizó niños y nunca se opuso nadie hasta que en el pasado siglo lo hicieron unos no muy santos hombres en Alemania. (los anabatistas)
“Por último, si existen tal cantidad de inestimables beneficios traídos por el bautismo, el lavado de la culpa del pecado original, el compromiso con Cristo haciéndonos miembros de su Iglesia, y además dándonos el derecho a todas las bendiciones del evangelio; a todo esto sigue que,
“ ¡Sí! los niños pueden y deben ser bautizados y nadie debe impedírselos.”
El bautismo de niños/as constituye para la tradición metodista un medio de gracia al mismo nivel de los demás, debe ser practicado con reverencia y con preparación adecuada de la Iglesia para con los padres/madres y padrinos. Siendo un sacramento, debe ser realizado en el seno del culto público y no fuera de él – a no ser por causas de imposibilidad física- pues la congregación es testigo de la gracia y guardadora de su cumplimiento y crecimiento en la vida del bautizado.
Daniel Bruno para CMEW
Extractado de “Señales de un metodista”, CMEW. Iglesia Metodista Argentina.