Paz y bien amada hermandad.
Que vuestros ministerios sean respaldados por la Ruaj del Dios de amor y vida plena.
“Si quieres ser firme y acrecentar tu virtud, considérate como exiliado/a y como extraño/a sobre la tierra. Hay que permanecer simple para el mundo, por el amor de Jesucristo, si se quiere bien vivir en la religión… Has venido a la religión para servir y no para mandar: no olvides que fuiste llamado/a para sufrir y trabajar, y no para pasar tu tiempo en una ociosidad vana… Aquí nadie puede vivir, si no quiere humillarse con toda su alma por la causa de Dios” Tomás de Kempis.
Un buen discípulo/a ha de ocuparse siempre para tender hacia la perfección en términos de santidad personal y social. Con el objetivo de dar cumplimiento a esta profunda vocación hemos de renunciar nosotros/as mismos/as. Uniéndonos a nuestro Señor Jesucristo, quien no escapó al desprecio, la humillación y fue dependiente al Abba Padre todo el tiempo. Levantemos nuestras vidas y ministerios sobre las ruinas del orgullo. ¡Ven Señor Jesús, ayúdanos en nuestra debilidad! Amén.
Abrazo cálido y sereno.
Pastor Américo Jara Reyes
Obispo