Paz y bien amada hermandad.
Que en sus ministerios estén siendo impulsados y enriquecidos por la presencia activa del Santo Espíritu, dador de vida plena y abundante.
“Y sopló sobre ellos, y les dijo:
-Reciban el Espíritu Santo.” Juan 20: 22
Jesús sopla sobre los suyos donándoles su mismo Espíritu en el cual ha vivido, trabajado, enseñado y dispensado su gracia amorosa. Su misma radiación continúa en medio de la comunidad para realizar las mismas obras y vivir de la misma manera.
Jesús sopla e infunde su amor y podemos respirar el aroma del amor de Dios, que nos brinda integridad y plenitud.
El aliento de Dios crea vida en toda la creación en el génesis. Y Jesús con su soplo del Espíritu crea una transformación en nosotros, ya que su amor nos habita y nos recorre.
«¡Oh, Dios grande!, mi alma con la tuya se ha mezclado, como el agua con el vino. ¿Quién puede separar el vino del agua? ¿Quién, a ti y a mí, de nuestra unión? Tú te has convertido en mi yo más grande: ya no quiero volver a ser el pequeño yo. Tú has aceptado mi esencia: ¿no debería yo aceptar la tuya? Me has aceptado para la eternidad de manera que yo no pueda negarte por la eternidad. Ha penetrado en mí tu aroma de amor, y ya no abandona mi médula. Como una flauta permanezco entre tus labios, y como un laúd sobre tu regazo. ¡Sopla! Y yo emitiré suspiros. ¡Toca! Y yo vibraré en llantos. Tú, aliento de mi corazón».
Yalal ad-Din Rumi (Místico Persa Siglo XIII)
Abrazo cálido y sereno.
Pastor Américo Jara Reyes
Obispo