Despedida de Ruby Rodríguez Etchegoyen
Gracia, paz y bien amada hermandad.
«Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.» Romanos 8: 38-39
En el día de la fecha partió a la presencia del Señor nuestra amada hermana Rubí Rodríguez, compañera de vida del obispo Aldo Etchegoyen.
Damos gracias al Señor por los días que Dios le regaló a Rubí y por su vasto testimonio en favor del Evangelio del Reino de Dios.
Creemos en la tarea tenaz y comprometida que desarrolló junto al Señor de la Vida Plena, en la siembra incesante de semillas de justicia, en la certeza que lo que se recoge es una cosecha abundante de amor.
Anhelamos que al despedirla, tanto la familia como la comunidad de la fe, sea en la certeza de que no se vive para morir, sino que se muere para resucitar.
La propuesta cristiana es «o vida o resurrección», como lo ha sintetizado Don Pedro Casaldáliga. En este sentido afirmamos como lo hizo Rubí, que creemos en la resurrección de la vida.
Nuestra oración junto a las hijas e hijos y a la familia toda, creyendo que su sonrisa se encontrará con la de Aldo y con el abrazo tierno del mismísimo Dios, no como fin, sino como la génesis de la vida.
En el amor de Jesús el Cristo.
Pastor Américo Jara Reyes
Obispo