Paz y bien amada hermandad. Que en medio de la vida, que tantas veces se presenta compleja y extremadamente dura, el soplo del Espíritu les provoque ánimo y renovadas fuerzas en la misión.
“Pastores marginales, cantan la Buena Nueva, con flautas y silencios…
Nos ha nacido un niño, un Dios se nos ha dado.
Hay que nacer de nuevo, desnudos como el niño,
descalzos de codicia, de miedo y de poder,
Hay que nacer de nuevo, abiertos al misterio,
ungidos de esperanza”.
P. Casaldáliga
Somos invitados e invitadas a nacer de nuevo, desnudos/as de todo aquello que nos separa de su amor. Somos seducidos/as a abrirnos al Misterio del Dios con nosotros: Emanuel.
En la encarnación, Jesús el Dios humanado se abaja y nace en un pesebre. Se hace pobre con los pobres y con ternura se solidariza con los excluidos y las excluidas. Es anunciado a los pastores de hoy que son los inmigrantes, las mujeres, niños y niñas víctimas de trata y tráfico, mujeres violentadas, etc., para ellas y ellos se hace Buena Noticia.
Su nacimiento provoca la alegría de creer, la alegría de la fe, la alegría de sostener la vida en la certeza del amor de Dios, que se hace presencia viva y eficaz en el mundo.
Dios con nosotros y nosotras nos compromete a no ser cómplices con la violencia, la injusticia y el desamor. Esta fe nos lleva a salir a la intemperie para oír y colectar historias de vida, sembrar semillas de esperanza y dar testimonio de la fuerza transgresora y del gozo resiliente, ante un orden establecido que condena a no ser, a quienes declara como descartables.
Mi hermana y hermano defendamos la alegría y seamos buena noticia en la misión.
“No temáis, porque yo os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor”.
Lucas 2:10-11
Abrazo cálido y sereno.
Pastor Américo Jara Reyes
Obispo
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