2do Congreso de Diálogo Interreligioso 2017 – San Juan
II Congreso Nacional de Dialogo Interreligioso 2017
9, 10 y 11 de octubre – Provincia de San Juan
Lema: “La Cultura del Diálogo Interreligioso Construyendo la Paz”.
Este Congreso se constituyó como un encuentro cuyo objetivo pretende desarrollar un espacio permanente que promueva la cultura del diálogo entre representantes de diferentes cultos, profesionales y referentes del estado nacional y provincial.
Los Ejes Temáticos del Congreso
:- Comunidades Religiosas como Actores del Diálogo
- Libertad de Culto y el Diálogo Interreligioso
- El Diálogo Interreligioso, Herramienta de la Cultura de Paz
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Comunidades religiosas como actores del diálogo
La comunidad religiosa es una asociación de creyentes que se reúnen para vivir su espiritualidad, como ejercicio que consiste en religar al ser humano con Dios en una búsqueda de lo trascendente. Este grupo religioso vive su fe en un contexto social determinado y necesariamente los miembros de esa comunidad interactúan con esa realidad. El aislamiento es también una posición social que repercute en la sociedad. La comunidad religiosa es una asociación de creyentes que se reúnen para vivir su espiritualidad, como ejercicio que consiste en religar al ser humano con Dios en una búsqueda de lo trascendente. Este grupo religioso vive su fe en un contexto social determinado y necesariamente los miembros de esa comunidad interactúan con esa realidad. El aislamiento es también una posición social que repercute en la sociedad.
Todos los grupos buscan seducir a otros con sus propuestas y caminos, para esto se usan variadas metodologías de captación.
El fenómeno religioso está presente de muchas formas pese al proceso de secularización de nuestras sociedades cristianas occidentales. Esa secularización no significa lo mismo en América Latina que en Europa. Uso el término secularización en este caso como ausencia e interés por lo religioso en la sociedad, no considerándolo algo relevante. En América Latina lo religioso se presenta de múltiples formas y se refuerza con gestos simbólicos y rituales. La experiencia de lo pluricultural y multireligioso esa presente de diferentes modos. Hoy lo religioso no siempre se expresa en la organización institucional. No podemos negar lo religioso como vigente a través de la historia con diferentes manifestaciones que continúan hasta el día de hoy.
Las comunidades cristianas en nuestro país albergan una diversidad muy interesante que da cuenta de la libertad religiosa en la argentina desde sus orígenes. Esa libertad no debe ser confundida con el concepto de igualdad religiosa ante el estado y sociedad. La libertad de cultos habla del respeto que nos ha caracterizado como sociedad argentina, seguramente esto se debe a las diferentes migraciones que hemos recibido, esto se ha extendido a otras tradiciones como la judía y el Islam entre otras. Nadie es atacado por sus creencias religiosas. La intolerancia religiosa muestra pocas señales en nuestro pueblo y esto hay que valorarlo positivamente.
La igualdad religiosa necesita aún ser trabajada y discutida en nuestro sistema democrático. En este sentido hay un camino para recorrer todavía. La riqueza cultural y religiosa de los pueblos originarios, -por ejemplo- riqueza cultural y religiosa preexixtente a la conformación de nuestro Estado no siempre ha gozado de ese mismo respeto y tolerancia que existe hacia otras experiencias de espiritualidad.
El dialogo interreligioso tiene el objetivo de vivir mejor y en paz como nuestro sueño para toda la humanidad. Buscamos este ejercicio de comunicación porque creemos que la humanidad y el mundo están en riesgo a causa de nuestras propias acciones. Esto es colocar a la religión en dialogo con los procesos sociales. Este movimiento de dialogo religioso, que es también intercultural, nos desafía al sector religioso a percibirnos como parte de la historia, en su devenir, en sus procesos sociales respecto de los cuales tenemos algo para contribuir. El dialogo nos invita a no ser solamente observadores de los grandes problemas de la humanidad.
La paz es una búsqueda común que nos une también con todos los hombres y mujeres de buena voluntad, ésta debe ser la primera razón de nuestro dialogo.
El fanatismo religioso significa ignorar la historia con toda su complejidad y creernos dueños de una verdad absoluta. La violencia y la agresividad son dos componentes que identifican las posturas sectarias y fanáticas. Estas experiencias de fanatismos no son propias de una denominación religiosa: atraviesan a todas las religiones y afirmaría también que las encontramos en otros movimientos políticos y sociales.
Hay temas que son de preocupación universal sobre los cuales todas las comunidades religiosas tienen algo para decir. Y merecemos ser escuchados. Necesitamos tomar pequeñas decisiones en las comunidades locales, pequeños grupos pero pensando con sentido global.
Señalaría por lo menos tres aspectos que necesitamos trabajar
1 – El cuidado del medioambiente
En todas las tradiciones religiosas aparecen conceptos de cuidado y respeto por el mundo creado. Los movimientos ecologistas y de defensa del medioambiente crecen frente al hecho innegable de la destrucción de nuestro planeta a causa de un proceso de industrialización sin límites con el objetivo de optimizar ganancias económicas.
El cuidado de los más pobres es la garantía del cuidado de toda la humanidad. La sensibilidad ante el sufrimiento humano y la destrucción del medioambiente nos avala en la intención de conformar un movimiento para tomar acciones.
El ser humano no está fuera de la creación, sino que forma parte de ella. Podríamos decir que evolucionamos o involucionamos junto con la creación, no es que acá está la creación y en este otro lugar estamos nosotros. Allí estamos todo lo que fue creado, todos los hombres, todas las mujeres, los niños, los migrantes, los pueblos originarios, los que concentran las riquezas y se apropian de lo que es para todos, los que son víctimas de la miseria.
Las realidades de marginación y de exclusión social son flagelos que tenemos que afrontar. Hay gente que para comer busca en los tarros de basura. Normalmente son tachos de basura que otros dejan porque sobra. ¿Por qué él busca en la basura y yo no? El odio se logra cuando se invisibiliza al otro, como que no existe aunque molesta. Todos somos parte de está creación de Dios. Esto nos convoca a ser cuidadores de la creación y esto nos involucra a nosotros como seres humanos. El cuidado de la creación es con nosotros en ella. Si no somos ajenos a la creación, ¿por qué deberíamos permanecer ajenos al sufrimiento?
2 – La carrera armamentista
Se conecta directamente con la violencia. Esta industria mueve la economía del mundo y no es fácil ni sencillo escaparse de ella. Nos encontramos inmersos en la lógica perversa de que la guerra constituye un avance para la sociedad.En la guerra naufragan los derechos humanos y aparece el concepto de guerra justa.
Recordamos al profeta Isaías cuando dice: “El Señor Juzgará entre las naciones y decidirá los pleitos de pueblos numerosos. Ellos convertirán sus espadas en arado y sus lanzas en hoces. Ningún pueblo volverá a tomar las armas contra otro, ni a recibir instrucción para la guerra. ¡Vamos pueblo de Jacob, caminemos a la luz del Señor” (2:4) Este reino de paz entre las naciones es parte del sueño de Dios para con la humanidad. Que el derroche en armas se vuelva en inversión para obtener alimentos: ése es el espíritu del texto de Isaías. Esto exige un cambio de mentalidad que requiere coraje. La guerra empieza en nuestra casa, con los juguetes bélicos que utilizan los niños en el juego, películas, actitudes, etc.
La seguridad que buscamos en la sociedad local e internacional se construye con lazos de cooperación, la lógica de descubrirnos como hermanos. La experiencia de lo trascendente nos tiene que inspirar en buscar lo mejor del ser humano.
Necesitamos construir otros paradigmas de desarrollo para vivir en paz. Mi felicidad o bienestar no se puede construir sobre la infelicidad de otros. Aquí las comunidades religiosas pueden hacer propuestas concretas de reducción de armas en las manos de la ciudadanía y toma de conciencia lo que es la carrera armamentista. Hay campañas que se han realizado en diferentes partes del país, con respecto a la tenencia de armas en el ámbito familiar.
Los estados tienen que colaborar en campañas de desarme con políticas públicas.
3 – La convivencia humana
Abordar este tema es parte de nuestro testimonio al momento de ofrecer herramientas de diálogo. La convivencia reconecta con la necesidad de construir relaciones justas que traerán paz a la nación.Un desafío consiste en preguntarnos cómo construir esa convivencia en la vida cotidiana. Esto es un desafío y un camino a recorrer que nos exige ponernos en movimiento.
El conflicto es parte inherente de las relaciones sociales que vamos estableciendo, porque hay diferentes intereses y visiones que nos hacen diferentes. La pregunta es ¿cómo trabajamos con el conflicto?, en esto necesitamos descubrir salidas creativas que lo conviertan en una oportunidad de crecimiento que mejore nuestra calidad de vida.
La cultura del encuentro con humildad y respeto es algo que se puede lograr en la medida que nos educamos en dicho sentido. El odio se aprende y también se aprende a amar, parafraseando a Nelson Mandela. La educación por la paz tiene que ayudarnos a hacernos preguntas mirando lo que ocurre en nuestro alrededor.
La convivencia se inicia en los pequeños núcleos familiares, el ser humano siempre en relación con los otros que lo reconocen y valoran. Los modelos de familia que conviven, el lugar de la mujer, etc.
La lucha contra la violencia de género es un problema concreto en el que nuestras comunidades pueden involucrarse y otras prácticas de violencia intrafamiliar. La experiencias del buen trato versus el maltrato es un tema que necesita ser trabajado en todos los ámbitos educativos, sociales y religiosos.
La justicia por mano propia no puede ser estimulada. Los linchamientos y las prácticas de atrocidades más parecidas a la venganza que a la justicia generan una cadena de violencia. Esto habla de la ausencia de una justicia rápida y solidaria con las víctimas. La televisión presenta testimonios de estos casos con mucha frecuencia y esto es alarmante.
El dialogo exige escuchar en forma activa, algo que no sabemos como hacerlo. Escuchar es comprender y entender dónde está parado el otro y por qué piensa las cosas de una manera diferente a la mía. Escuchar es una comprensión de su historia de vida. ¿Por qué pide, por qué reclama? Hay algo para aprender del otro.
El gusto de conocer al otro, me invita a crear la cultura de la amistad.
La estigmatización es algo frecuente en nuestra sociedad y los medios de comunicación juegan un papel muy importante y detrás de ellos hay intereses del poder económico. Basta de etiquetar porque es comunista, judío, negro, homosexual, católico, militante, etc. con efectos de deslegitimar al otro.
La estrategia no es buscar enemigos sino amigos y creo que esto también es la señal de este diálogo interreligioso entre nosotros con el recorrido que hacen nuestras tradiciones religiosas. Nuestra gloria no es ver como destruimos a los demás, tenemos que cooperar los unos con los otros.
Mirarnos con misericordia y valorar lo bueno del otro, nos tiene que llevar a construir relaciones justas.
En la tradición cristiana nuestro Dios es relación por excelencia, Padre, Hijo y Espíritu Santo. La teología de la encarnación de Jesús, implica ir al encuentro del otro, especialmente el que sufre. Jesús optó por los pobres con una visión de inclusividad.
A manera de cierre
Lo religioso es la espiritualidad que tiene que ver con el afecto fraternal y el amor. Nuestra consideración por los demás pareciera que tiene que ver con alguna compensación que esperamos. La fractura de las relaciones humanas empieza entre las personas cercanas con quienes convivimos y llega a la guerra entre estados.
La guerra es el fracaso de toda la humanidad, ya no podemos hablar de perdedores o ganadores en nuestro planeta. El éxito no puede ser eliminar al otro en la guerra u otros tipos de conflictos. El cuidado de las personas y el mundo es algo que también se conecta con todo esto. Nos urge sanar las relaciones dañadas entre los seres humanos y la creación.
La paz con la tierra es algo para considerar, porque necesitamos recuperar y recordar que lo esencial de la vida humana es amar y desarrollar la relación con Dios y con otras personas. Si no podemos descubrir esto, hemos perdido la razón de estar, de ser en el planeta. Es en la relación con el otro que descubro mi dignidad como persona y aquí es fundamental recuperar la visión de cuidado. El cuidado que involucra no solo el ser humano sino todo lo creado por Dios. Cuidado es lo que nos permite que hoy estemos aquí. Alguien nos cuidó y protegió cuando nacimos, sino no estaríamos hoy en este encuentro. Hemos tenido la experiencia de ser cuidados. Nuestras madres nos cuidaron, pusieron su cuerpo para ello, lo que se cuida dura más, decía mi madre cuando éramos pequeños y nos compraban ropa nueva que no se usaba todos los días, sino había que cuidarla para algunos días. El lavarropa, el auto si se cuida, se decía que duraba más.
Cuidar va contra la lógica del consumo, cuidar es quizás volver a la vida sencilla en muchos aspectos. Salir de la lógica de que todo es descartable, cuidar los animales, la planta, la comida.
“El derecho humano a vivir en paz” se tiene que ir imponiendo con nuestro compromiso y coraje. La paz y la democracia no se heredan se construyen todo los días.
Pastor Frank de Nully Brown
Obispo (E) metodista