Wesley y el estado actual de la Iglesia

05 Oct 2022
en Artículos CMEW
Wesley y el estado actual de la Iglesia

El sermón Nº61 “El Misterio de la Iniquidad” de 1783, es una predicación que se constituye en un llamado profético para poner a la Iglesia en un análisis profundo y alertando, con preocupación y esperanza, sobre los peligros que acechan al Cuerpo de Cristo.

¿De qué se trata el misterio de la iniquidad?


El sermón fue inspirado en 2 Tes. 2:7, particularmente su primera frase: “Ya está en acción el misterio de la iniquidad”. En una rápida lectura, se podría afirmar que Wesley se refiere a la totalidad de la humanidad, pero en particular el enfoque se irá centrando en la Iglesia.

Wesley detecta cinco manifestaciones del misterio de la iniquidad que aparecen recurrentemente: el amor al dinero, la discriminación, la murmuración, los celos y la falta de tolerancia.

Al pasar del relato bíblico a la historia de la Iglesia Wesley dice:


“Es cierto que, durante toda esta etapa, durante los tres primeros siglos, hubo períodos más cortos o más breves en que el verdadero cristianismo revivió.”


Pero inmediatamente realiza una afirmación tan grave, que sólo fue retomada en la segunda mitad del siglo XX por agudos historiadores.


“La persecución nunca logró herir de manera definitiva al cristianismo auténtico. La herida más grave que jamás recibió fue el tremendo golpe que le asestaron en la misma raíz de la religión verdadera. Y ese golpe le fue asestado por Constantino el Grande, cuando se llamó a sí mismo cristiano, y volcó un mar de riquezas, de honor y de poder sobre los cristianos (…). A partir de ese momento el misterio de la iniquidad no estuvo más oculto, sino que se manifestó abiertamente a la luz del día. Fue entonces que la edad de hierro, no de oro, de la iglesia comenzó.”


Podemos observar la dureza de las palabras de Wesley cuando revisa la historia del cristianismo, poniendo a la “constantinización de la iglesia” como un hito en el cual desaparece la frontera entre el Pueblo de Dios y el resto de la humanidad, ya no hay diferencias, ya no hay sal y luz en el mundo. Y así será durante el resto de la Edad Antigua y toda la Edad Media. “Así fue la lamentable condición de la iglesia cristiana desde el tiempo de Constantino hasta la Reforma.”

El amor al dinero, el honor y el poder emergen en el corazón de la iglesia, tal cual lo denunció Jesús en su discurso contra los fariseos (Mt. 23:1-36). Repasemos sólo los tres aspectos que subraya Wesley del misterio de la iniquidad aplicados en el texto del evangelio de Mateo:

Amor al dinero: ¡Ay de ustedes, guías ciegos!, que dicen: “Quien hace una promesa jurando por el templo, no se compromete a nada; pero si jura por el oro del templo, entonces sí queda comprometido.” ¡Tontos y ciegos! ¿Qué es más importante: el oro, o el templo por cuya causa el oro queda consagrado? (Mt. 23:16-17).

El honor: Todo lo hacen para que la gente los vea. Les gusta llevar en la frente y en los brazos porciones de las Escrituras escritas en anchas tiras, y ponerse ropas con grandes borlas. Quieren tener los mejores lugares en las comidas y los asientos de honor en las sinagogas, 7 y desean que la gente los salude con todo respeto en la calle y que los llame maestros. (Mt. 23:5-7).

El poder: ¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que limpian por fuera el vaso y el plato, pero no les importa llenarlos con el robo y la avaricia. ¡Fariseo ciego: primero limpia por dentro el vaso, y así quedará limpio también por fuera! (Mt. 23:25-26).

En este sermón, Wesley, así como Lutero lo hizo en su gran obra “La cautividad babilónica de la Iglesia”, llega hasta sus días con una fuerte crítica sobre el estado de situación de su propia iglesia, la Iglesia de Inglaterra, señalando que la reforma no llegó hasta sus últimas consecuencias y que solo prestaron atención a las cosas superficiales de la religión…pero no profudizaron en su estilo de vida.

Por ese motivo, Wesley no duda en elevar su voz profética contra la Iglesia Inglesa.


“observen lo que pasa en la India, dice, … allí viven cristianos y paganos.. ¿Quienes tienen mayor justicia, misericordia y verdad: los cristianos o los paganos? ¿Quiénes son más corruptos, terribles y diabólicos en su manera de ser y en sus prácticas: los ingleses o los indios? ¿Quiénes han devastado naciones enteras y han atiborrado los ríos de cadáveres? ¡Oh sagrado nombre de los cristianos! ¡Cómo ha sido profanado! “ “Tierra, Tierra, ¡Cómo sufres a causa de la maldad de los cristianos que te habitan!”


Esta terrible y certera critica que Wesley realiza a la iglesia de su tiempo revela lo que está presente en toda su obra: el cristianismo se obra, se vive, no se declama. Haciendo una paráfrasis de su pensamiento, podría decirse: finamente serás juzgado no por lo que creíste, sino por lo que hiciste con lo que creíste. Esta misma critica, esta misma pregunta, podemos realizarla hoy a nosotros/as, cristianos/as de América Latina, el continente con el porcentaje más alto de cristianos y al mismo tiempo el continente con mayor desigualdad social y económica del mundo. ¿Cómo es esto posible?

Wesley responde:


“los cristianos se mantuvieron fieles a Dios mientras fueron pobres, cuando tenían muy pocas cosas terrenales, no amaban el mundo, pero cuantas más cosas tuvieron mayor fue su amor por ellas. Nunca lo olvides, en todos los tempos la riqueza ha sido una maldición para el cristianismo auténtico”


Hasta acá hemos seguido el razonamiento de Wesley en relación a la corrupción que la iglesia fue sufriendo ya desde tiempos bíblicos, pasando por la iglesia primitiva y la corrupción paradigmática de Ananías y Zafira, hasta llegar al duro golpe asestado por Constantino, quien transforma a la iglesia cristiana en religión imperial.


El amor al dinero, al poder, al honor son los motivos principales que llevan a la iglesia en distintos momentos de su historia a claudicar de la búsqueda del Reino permitiendo que la “iniquidad” tome las riendas de su destino.

Sin embargo, es interesante descubrir cuáles fueron los momentos en que, para Wesley, la iglesia estuvo más cerca de su designio original de “andar como Él anduvo”.

Los encuentra en dos momentos claves:

  1. la comunidad cristiana primitiva, cuando esta era una comunidad de vida y bienes donde “todos los creyentes estaban juntos y tenían todo en común: vendían sus propiedades y posesiones, y compartían sus bienes entre sí según la necesidad de cada uno. No dejaban de reunirse en el Templo ni un solo día. Partían el pan y compartían la comida con alegría y generosidad, alabando a Dios y disfrutando de la estimación general del pueblo. Y cada día el Señor añadía al grupo los que iban siendo salvos.”
  2. Y el segundo momento es el de las persecuciones “cuando muchos cristianos debieron resistir hasta la muerte, y la sangre de los mártires fue la simiente de la iglesia. Allí, dice Wesley, se recuperó el espíritu apostólico”.

Para pensar…


Claudio Pose y Daniel Bruno para CMEW

Ilustración: Maximino Cerezo Barredo


Compartir