Saludo de Navidad de la CEICA (Comisión Ecuménica de Iglesias Cristianas Argentinas)
Navidad 2020
“Y se dirá en aquel día: “Ahí está nuestro Dios, de quien esperábamos la salvación: es el Señor, en quien nosotros esperábamos;¡alegrémonos y regocijémonos de su salvación.” (Isaías 25,6-9)
Este año, debido a la pandemia del COVID-19 y todas sus consecuencias, la vida diaria de las personas y también la vida cotidiana de las iglesias y sus comunidades de fe se ha visto radicalmente alterada y transformada. Aquello que ni siquiera imaginábamos de pronto sucedió: templos cerrados, pero con comunidades de fe activas a través de formatos electrónicos, búsqueda de alternativas de acompañamiento y atención pastoral, la creatividad puesta al servicio de la misión de Dios y una increíble solidaridad para acompañar a los más vulnerables y desprotegidos. Porque si hay algo que nos quedó demostrado es que, si bien el virus es el mismo para todos, no ataca de la misma manera a todos y todas. Las desigualdades, la injusticia y la pobreza quedaron brutalmente manifiestas.
Sin embargo, también hemos constado en este año y particularmente ahora en este tiempo de Adviento y de Navidad que se acerca que, si bien nuestro mundo puede cambiar de un día al otro, la promesa de vida plena y abundante de nuestro Dios para con toda su Creación permanece inalterable. Dios es fiel a su pueblo, lo acompaña en el dolor y sufrimiento y nos trae esperanza y paz aún en los tiempos más difíciles. Jesucristo es el cumplimiento de las promesas hechas al pueblo de Israel a través de los profetas y es nuestra fuente de alegría y regocijo.
Esta Navidad, más que nunca, nos debe llamar al arrepentimiento y a la conversión. Hay momentos en la historia que son inflexiones y estas nos deben llevar a preguntarnos acerca de los valores con los cuales vivimos en este mundo, acerca de la injusticia con la cual tratamos a nuestro prójimo y acerca de la vida que queremos llevar como hijos e hijas de Dios. Que la irrupción de Dios en la historia en la noche navideña, la encarnación de Dios en el pequeño y frágil niño Jesús, nos invite a ser mejores personas y contribuir de esa manera a un mundo más justo y solidario.
Una muy feliz Navidad les desean,
Monseñor José María Arancedo
Presidente
Pastora Sonia Skupch
Vicepresidenta
Monseñor Crisóstomo Ghassali
Vicepresidente