Rosario paralizada por la violencia y el terror
Que el dolor, la injusticia y la muerte no nos sean indiferentes.
«Tú, Señor, eres mi protector, mi lugar de refugio, mi libertador, mi Dios, la roca que me protege, mi escudo, el poder que me salva, mi más alto escondite, mi más alto refugio, mi salvador. ¡Me salvaste de la violencia!»
2 Samuel 22:2-3 DHH
Jesucristo, Señor del tiempo, de la vida y de la historia. Toda la hechura de tus manos es buena y tu compasión con la humanidad es inagotable.
Hoy venimos a implorarte que ampares a la ciudad de Rosario y sus habitantes con la paz, alejando de ella la destrucción, la muerte y la violencia, que provoca la enajenación de proyectos de muerte y delincuencia.
Dios dador de la vida, te pedimos también por todos los que han partido a tu presencia, como víctimas de los brutales ataques, que fracturan a sus familias sumergiéndoles en el horror y el desgarro al padecer la locura de la violencia.
Santo Espíritu Consolador, visita a las familias que lloran la pérdida de sus familiares, víctimas inocentes de la violencia. Que tu gracia amorosa les cubra y que en ti encuentren la fuerza, el consuelo y el amparo en estas desgarradoras circunstancias.
Dios Eterno, Espíritu de vida, escucha compasivo esta oración que se eleva hacia Ti entre el estruendo criminal y la desesperación de la ciudad y sus habitantes.
A ti Señor imploramos pidiendo que sea tu paz y que alejes el látigo demencial de quienes gestan muerte y violencia.
Dios de gracia amorosa te pedimos que sostengas el testimonio de tu Evangelio en cada Iglesia Metodista, así también, en todas las otras iglesias en Rosario. Ponemos delante de tu presencia nuestras comunidades educativas, y todas las comunidades educativas en esta ciudad. Conduce y fortalece a tu Iglesia y a todas sus comunidades, para ser señales y signos de Esperanza y Vida Buena.
Por Jesucristo, nuestro Señor y Salvador. Amén.
Américo Jara Reyes
Obispo
