Reflexión sobre la despenalización de las drogas
Buenos Aires, 22 de Junio 2012
Nuestro Parlamento se dispone a discutir el tema de la despenalización del consumo de drogas a partir de una perspectiva más integral de la salud. Criminalizar la droga ha afectado especialmente a los jóvenes, adolescentes y a los sectores más pobres sin brindar soluciones.
La creciente presencia de la droga y las diferentes adicciones atraviesan todos los sectores de la sociedad y requieren un tratamiento que comprenda las situaciones personales y las implicancias políticas – sociales. Será importante que se clarifique la compatibilidad de conceptos tales como despenalización, uso y abuso de drogas.
La drogadicción es una manifestación de profundos problemas de salud y graves consecuencias con el mensaje de que la vida no vale la pena ser vivida, mucho menos soñarla y tener proyectos. Las personas y las familias que viven la angustia a la que los somete el consumo de drogas, son seres valiosos que merecen tratamiento, rehabilitación y recuperación para cambiar sus vidas.
En los sectores más desamparados la droga termina siendo un adelanto de la muerte que resulta inevitable; los cuerpos de quienes no tienen acceso a una vida digna no pueden resistir esta realidad por mucho tiempo. El consumo del “Paco” deberá ser tratado primordialmente por el daño enorme que está produciendo en la población. Esta discusión es significativa, creemos que falta encarar con mayor profundidad el tema por su vinculación decisiva con el incremento de las redes de narcotraficantes. La estructura del narcotráfico supera en algunos países al mismo Estado, es un entramado que se relaciona con todos los poderes de la sociedad y que se vincula también al lavado de dinero. Estas redes mafiosas no son un dato menor de la realidad social que es necesario transformar.
Las iglesias, organizaciones sociales o grupos de buena voluntad que colaboran y contienen a las víctimas hacen su aporte, pero se trata de una realidad que nos supera y necesitamos mancomunadamente afrontar este tema. Es precisa una reflexión profunda sobre esta problemática a fin de instar al Estado a que intervenga en forma directa con políticas públicas de desintegración de estas redes que transmiten muerte. Asimismo deberá establecerse una política sanitaria integral que trate conjuntamente enfermedad y vínculo social.
Como Iglesia Metodista nos comprometemos en trabajar por una vida plena para todos, donde nuestros jóvenes puedan pensar en su futuro con alegría, libertad y esperanza. Lo hacemos confiados en la palabra de Jesucristo:
“Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.” (Juan 10:10)
Pastor Frank de Nully Brown
Obispo