Recursos litúrgicos y pastorales – Marzo a mayo 2023

16 Feb 2023
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Recursos litúrgicos y pastorales – Marzo a mayo 2023

Marzo a mayo 2023 (Ciclo A)

Tiempo de Cuaresma – Semana Santa


EL DÍA DEL CULTO: ¿sábado, domingo o todos los días?

Podemos decir que el domingo “es como un  resumen de todo lo que significa el culto cristiano: él también recapitula la totalidad de la historia de la salvación”. Revisemos los datos bíblicos sobre el tema, empezando por la actitud de Jesús respecto al sábado.

Encontramos que el sábado es el día por excelencia en el que, a imitación del Padre, él “trabaja” (Jn 5.17), manifestando la irrupción del mundo venidero en este mundo que pasa. Es el día del que él es el “dueño” (Mt 12.1-8 y par.). No simplemente por oponerse al formulismo judío y a sus leyes opresivas, sino porque el sábado anunciaba el fin, el término perfecto de la creación, el cumplimiento de la alianza y porque en él se alcanzaba ese término. La actitud de Jesús es manifiestamente escatológica y mesiánica. Las fiestas judías, incluyendo  el sábado, no eran más que “una sombra de lo que está por venir, pero lo real y verdadero es Cristo” (Col 2.17).

Y en esto la actitud de Jesús se muestra en un hecho totalmente paralelo con respecto al templo: pensemos en la expulsión de los mercaderes o en las palabras sobre su cuerpo que se ha convertido en el nuevo templo (Jn 2.21), él lo ha cumplido en su persona, lo asume y, dándole su plenitud, lo hace caduco: con Jesús comienza el séptimo día y el reposo escatológico.

Veamos los textos: 1) se dice en Hch 20.7 como una cosa natural que los fieles se reúnen “el primer día de la semana”; 2) en este día también la comunidad cristiana de Corinto es invitada a hacer un acto de unidad cristiana y de generosidad fraternal: “cada primer día de la semana, cada uno de ustedes ponga algo aparte” (1 Cor 16.2); 3) es sin duda el mismo día, nombrado entonces por primera vez “el día del Señor”, el día en que el vidente del Apocalipsis fue arrebatado para contemplar el culto celeste (Ap 1.10) y 4) y podemos ver también que, según el evangelio de Juan, Jesús se apareció por segunda vez ocho días después de pascua (Jn 20.26), o sea el primer domingo después de Pascua; y que el quincuagésimo día después de pascua, que parece caer en domingo, los discípulos están reunidos y reciben el Espíritu Santo (Hech 2.1s)..

El libro de los Hechos de los apóstoles menciona que los fieles se reunían cada día (Hch 2.46). Los cristianos han elegido un día, preferentemente el domingo, pero no en forma exclusiva, por dos razones internas: primeramente porque la Iglesia postula la reunión de la comunidad, en asamblea, y segundo, para hacer memoria de los datos capitales de la historia de la salvación.

Jesús es el verdadero sábado, porque él lo realiza. Con Jesús ha venido el verdadero descanso o una anticipación del mismo: es lo que subraya tan fuertemente el cap. 4 de la carta a los hebreos. El descanso consiste para todas las iglesias primitivas, no en consagrar un día a Dios, sino todos los días; y no en abstenerse del trabajo corporal, sino del pecado. Para decirlo en palabras de Pedro Viret, en descansar de nuestras obras para dejar que Dios se afane en nosotros.

Después de la venida de Cristo estamos constantemente en el sábado. Y esta realización del sábado por Cristo ha provocado un cambio del día del culto: todos los días son culto de Dios y culto para Dios, aunque marcamos especialmente  un nuevo día llamado primer día de la semana o día del Señor. Cuando nos reunimos dos o tres de nosotros en el nombre de Cristo, en martes o jueves, evocamos el domingo, como cuando pedimos al pueblo reunido que se ponga de pie en la lectura del evangelio, evocando la elevación de Jesucristo en la resurrección.

Es verdad que la comunidad cristiana se reunió en domingo desde siempre, como día especial del encuentro el Señor con todo su pueblo, como día preferente de la comunión cristiana y de la nueva alianza. Y también es un día en el que cesa o se atenúa el trabajo, con toda la ambigüedad que ello provoca, especialmente a partir del 7 de marzo del 321, cuando el emperador Constantino decreta que el día del sol sería día festivo, estableciéndose una concurrencia entre el domingo, día del Señor, y el día de descanso semanal.

Esta tensión entre el día del culto y el día de descanso semanal ha conocido diversas suertes en el protestantismo, especialmente en el anglosajón y holandés de los siglos 17 y 18, y desde ahí a las misiones europeas y norteamericanas en nuestro caso, donde el domingo se inclinó más hacia un legalismo sabático muy profundamente contrario a la comprensión evangélica de la fiesta del culto. El catolicismo por su lado puede ofrecer el culto de la misa todos los días, lo que para von Allmen es una devaluación y hasta una falsificación del domingo, pero que para nosotros no es un problema relativo al domingo, sino a la profundidad y validez de la celebración, en una cultura cada vez más indiferente a tiempos de oración y reflexión.

Hemos seguido a Jean Jacques von Allmen en El Culto Cristiano, su esencia y su celebración (Sígueme, Salamanca, 1968, pp. 223-238), valorando su estudio aunque discrepando de algunas de sus conclusiones.

EL LECCIONARIO COMÚN REVISADO

Agregamos unos apuntes sobre el Leccionario Común Revisado (Revised Common Lectionary, RCL en inglés), largo y paciente trabajo ecuménico que representantes de más de veinticinco iglesias protestantes y de la Iglesia Católica Romana (ICR), después de varios intentos, culminaron en 1992, muchos años antes de editarse el libro de von Allmen que estamos presentando. El sistema prevé un ciclo de tres años, con cuatro lecturas bíblicas para cada domingo:

Primero, la lectura de los Evangelios, siguiendo a Mateo para el Año A, Marcos para el año B y Lucas para el año C. Las porciones del Evangelio de Juan se leen en todo el  tiempo pascual, y también se utilizan para otros tiempos litúrgicos como el Adviento, navideño, y Cuaresma, en su caso. Esta lectura de los Evangelios se constituye en la médula del Leccionario

Segundo, dos lecturas del Antiguo Testamento:

  • Una que usa la narrativa patriarcal/mosaica para el año A (Mateo), la narrativa davídica para el año B (Marcos) y la serie Elías/Eliseo/Profetas menores, para el año C (Lucas).
  • Y la otra que acude a los Salmos o algún otro pasaje poético de la Biblia.

Y tercero, siguiendo las Epístolas y el Apocalipsis del Nuevo Testamento. La lectura de las Epístolas va de capítulo en capítulo en forma continua y por ello no hay una correlación entre las lecciones del Antiguo Testamento y el Evangelio. Si esto parece extraño o problemático, debe recordarse que tal sistema ha sido tomado prestado directamente del uso en sinagogas, y que era la práctica subsecuente de las iglesias de los primeros siglos. La lectura pública de las Escrituras nunca fue concebida simplemente como una fuente de textos para la predicación. Fue más bien la única forma de dar a conocer a la congregación, tanto de las Escrituras como fuere posible.

Así, en un año determinado el autor de uno de los tres primeros evangelios se oirá de principio a fin. Del mismo modo que se escucha el resto del Nuevo Testamento, en algunos casos casi en total, y en otros en gran parte.

Este principio está sujeto a varias excepciones. En primer lugar, se aplican durante las estaciones especiales del año: Adviento, Navidad, Epifanía, Cuaresma y Pascua. El resto del año, llamado tiempo ordinario, comienza en febrero y se prolongará hasta el segundo domingo antes de la Cuaresma. A continuación, se reanuda después de Pentecostés hasta el domingo antes de Adviento, el Domingo del Reinado de Cristo.


¿QUÉ ES LA CUARESMA?

El vocablo proviene del latín quadragesima (dies) (día cuadragésimo), en referencia a los cuarenta días y cuarenta noches de ayuno de Jesús en el desierto (Mateo 4.2). La institución de la cuaresma se remonta a los primeros siglos del cristianismo, y las formas de su observancia fueron variando con el tiempo, debilitándose progresivamente el rigor del ayuno y abstinencia (todos los días, algunos días; ninguna comida, alguna, comida y tipos de alimentos, etc.). Hoy es prácticamente inexistente la práctica cuaresmal, no quedando más que el símbolo de los colores morados en la liturgia, los textos bíblicos para la reflexión y un poco de espíritu de meditación en contados cristianos.

Es prácticamente inexistente en los ámbitos evangélicos, aunque en las iglesias del protestantismo histórico sí se valora, por cierto que de modo distinto al de los espacios católico-romanos.

La cuaresma empieza el miércoles de ceniza (este año, el 26 de febrero) y termina en el día “cuadragésimo”, o sea, al inicio del día de pascua (el 12 de abril).

Severino J. Croatto, en Encuentros Exegético-Homiléticos del ISEDET 23, febr. 2002. Adapt. por GBH, y actualizadas las fechas.

COMPRENSIÓN EVANGÉLICA DE LA CUARESMA

En una comprensión evangélica y valoradora de la liturgia como pedagogía comunitaria de la fe, podemos destacar los siguientes aspectos positivos de las celebraciones de la Cuaresma:

  • Es un buen tiempo de preparación, renovación o retiro para marcar en el candelario estos hechos centrales de nuestra fe, y para registrarlos en nuestras conciencias y sentimientos. Destacamos el sentido de la ofrenda de amor que hace Jesucristo entregando su vida por todos nosotros y la confirmación del Padre en la resurrección.
  • La cuaresma y especialmente la Semana Santa son oportunidades para el encuentro de toda la iglesia. El domingo de Resurrección es una celebración frecuentemente más concurrida entre nosotros. En algunos casos hacemos cultos especiales o convocatorias distritales.
  • Y es también un tiempo potencialmente evangelizador, en la medida en que no nos encerremos en unas celebraciones rutinarias y poco significativas para la vida actual en nuestros propios contextos, dependiendo si se trata de una iglesia “barrial” o “de centro”.
  • Festejamos la entrega de nuestras propias vidas: “conocemos lo que es el amor porque Jesucristo dio su vida por nosotros; así también, nosotros debemos dar la vida por nuestros hermanos” (1 Jn 3.16). En ese sentido este es un tiempo propicio para opciones de vida y determinaciones liberadoras, y también momentos de revisión pastoral.
  • Insistimos en la importancia de una liturgia inclusiva y participativa, con tiempos dedicados a la revisión de la vida, pero también al abrazo de la paz o al saludo festivo; combinando la gratitud y la intercesión, la reflexión y el gesto significativo, el canto y el silencio, el ver y el escuchar.


En el archivo encontrará

  • Orientaciones para la predicación
  • Orientaciones para la acción pastoral
  • Orientaciones para la liturgia del culto comunitario


Esta es una nueva entrega de Recursos Litúrgicos y Pastorales, siguiendo los tiempos de Cuaresma y Resurrección, Febrero a Mayo 2023 (Ciclo A). Reedición ampliada de 2020 con nuevos materiales bíblicos, pastorales y litúrgicos.

  • para hermanos y hermanas que asumen el ministerio de la Palabra,
  • realizando trabajos pastorales en amplio sentido y con distintos grupos
  • y a personas encargadas y colaboradoras en la liturgia del culto comunitario.

Cotejamos el “Leccionario Común Revisado” (LCR), en ediciones de varias iglesias hermanas. Nos permitimos abreviar algunos textos para la lectura pública, y algunas veces extendemos los textos bíblicos comentados, proponiendo también otras alternativas, generalmente dentro del LCR.

Este material circula en forma gratuita y solamente en ámbitos pastorales, dando crédito a todos los autores y autoras, hasta donde les conocemos, valorando mucho su disponibilidad.

Agradecemos todos los materiales que hemos usado –ya disponibles en varias redes–, como aportes para estos “recursos”.  Y especialmente agradecemos los materiales litúrgicos enviados por la pastora Cristina Dinoto, y las fotos de la pastora Hanni Gut.

Las indicaciones de las fuentes musicales son:

  • CA – Cancionero Abierto, ISEDET.
  • CFCanto y Fe de América Latina, Igl. Evangélica del Río de la Plata.
  • CN – Himnario Cántico Nuevo, Methopress.
  • MV – Mil Voces para Celebrar, himnario de las comunidades metodistas hispanas, USA.
  • Red Crearte, https://redcrearte.org.ar/
  • Red de Liturgia del CLAI: reddeliturgia.org
  • Red Selah: www.webselah.com

Y anotamos las versiones de la Biblia mayormente usadas:

  • RV60 o RV95 o RVC – Reina-Valera o Reina-Valera Contemporánea
  • DHH – Dios habla hoy, desde la tercera edición o Biblia de Estudio.
  • NBI – Nueva Versión Internacional – Edit. Vida, USA
  • BJ – Biblia de Jerusalén – Desclée de Brouwer, Bélgica-España
  • Libro del Pueblo de Dios – Verbo Divino, Argentina

Fraternalmente, Laura D’Angiola y Guido Bello, desde la congregación metodista de Temperley, Buenos Aires Sur.



En estos “Recursos” procuramos usar un lenguaje inclusivo, optando por palabras abarcativas e incluyentes. Casi siempre preferimos alternar el femenino y el masculino, en vez del “los/as”, los “otres” o l@s: inclusión con agilidad y belleza en el lenguaje. Usamos “los seres humanos” o “la gente”, en vez de “los hombres”, etc. Pero siéntanse todos y todas en libertad: no queremos hacer de esta inclusividad una herramienta de exclusión ni de condena…

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Marzo a mayo 2023 (Ciclo A) - CUARESMA - SEMANA SANTA

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