02- Pedro y Juan ante las autoridades

18 Feb 2020
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02- Pedro y Juan ante las autoridades

Guías Metodológicas


Libro de actividades 02


Hechos 4: 1-20 / Salmo 40: 1-11


¿Cómo reaccionamos cuando confrontamos la decisión de seguir a Dios en medio de las amenazas y dificultades de nuestro tiempo?

Los Hechos narran el arresto de y confrontación de Pedro y Juan ante las autoridades religiosas de Jerusalén. Podemos ver otra demostración del poder de Dios. Ahora vemos a los discípulos mostrando autoridad moral, valentía y capacidad persuasiva. Vemos el poder del Espíritu Santo obrando eficazmente en la iglesia primitiva, y percibimos su expresión en las curaciones, las señales prodigiosas, en las vidas transformadas, en los enemigos, en las liberaciones de la cárcel y de los peligros.
Pedro y Juan habían estado en el templo. Ellos fueron a orar y en su camino encontraron y sanaron al hombre lisiado. Mucha gente quedó maravillada. Esa gente creyó y siguió las enseñanzas de Jesús. Pero otros vinieron a Pedro y Juan porque estaban molestos con la
enseñanza de ellos. Esos hombres no creían que Jesús hubiera resucitado de entre los muertos y ciertamente no creían que la resurrección de Jesús implicaba que los que seguían a Jesús iban a resucitar un día para estar con ~I para siempre. Esos hombres eran los líderes del templo. Eran hombres estudiosos que conocían las Escrituras, pero no podían ver que Jesús era el cumplimiento de las palabras que para ellos eran tan bien conocidas.
Porque no les gustaba lo que se había dicho, los líderes del templo pidieron que Pedro y Juan fueran arrestados. Los dejaron encarcelados toda la noche.
Al día siguiente, los líderes religiosos, los maestros de la ley y los gobernantes se reunieron. Pidieron que se les trajera a Pedro y a Juan. Ellos querían una explicación de la enseñanza de Pedro y Juan, como si hubieran hecho algo malo.
Pedro, lleno del Espíritu Santo, dijo, “Hoy se nos procesa por haber favorecido a un inválido, ¡y se nos pregunta cómo fue sanado! Sepan, pues, todos ustedes y todo el pueblo de Israel que este hombre está aquí delante de ustedes, sano gracias al nombre de Jesucristo de Nazaret, crucificado por ustedes pero resucitado por Dios.”
(Hechos 4:9-10)

Pedro explicó que la gente había rechazado a quien habían estado esperando, al Prometido de Dios, Jesús. Pedro les dijo, “De hecho, en ningún otro hay salvación, porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres mediante el cual podamos ser salvos.”
(Hechos 4:12 NVI).
Los líderes religiosos vieron el denuedo de Pedro y Juan. Eran hombres ordinarios quienes no tenían ningún estudio especial ni ningún entrenamiento, ¡pero era evidente que habían estado con Jesús! Los líderes sacaron a Pedro, a Juan, y al hombre lisiado para poder hablar.
“¿Qué vamos a hacer con estos sujetos?” Es un hecho que por medio de ellos ha ocurrido un milagro evidente; todos los que viven en Jerusalén lo saben, y no podemos negarlo. Pero para evitar que este asunto siga divulgándose entre la gente, vamos a amenazarlos para que no vuelvan a hablar de ese nombre a nadie.” (Hechos 4:16-17 NVI) Así que los volvieron a llamar.
Los líderes religiosos hablaron con Pedro y Juan. Les ordenaron que jamás volvieran a hablar en el nombre de Jesús. Ellos pensaron que con eso los iba a callar.

Pedro y Juan no salieron calladamente. Ellos respondieron, “¿Es justo delante de Dios obedecerlos a ustedes en vez de obedecerlo a él? ¡Juzguenlo ustedes mismos! Nosotros no podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído.” (Hechos 4:19-20 NVI)
De nuevo los líderes les advirtieron a Pedro y a Juan que no hablaran en el nombre de Jesús, pero no podían hacer nada más.
Soltaron a Pedro y a Juan. Ellos regresaron con los otros creyentes y compartieron todo lo que había sucedido desde que habían salido para ir a la oración a las tres de la tarde del día anterior. Los creyentes oraron juntos. Oraron que Dios les diera denuedo para compartir acerca de Jesús no importando nada, y ¡Dios contestó sus oraciones!


¿Qué queremos lograr?


  • Comprender que Dios está siempre primero, aunque nos encontremos con personas que no quieran escuchar de él.
  • Valorar que el Espíritu Santo nos ayudará a enfrentar con el amor de Dios a los que rechazan a Jesús y se oponen a su mensaje.

Versículo para memorizar


Nosotros no podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído. Hechos 4:20



Índice



./ niñas/os no lectores

¡Jugar a poner caras!
La propuesta es que nosotros digamos alguna frase y los niños pongan caritas de tristes o de contentos.

  • Me caí y me lastimé la rodilla (carita que parece llorar).
  • Me regalaron un chupetín.
  • Mi mamá me dijo que no puedo ver tele.
  • Me vinieron a buscar para llevarme a pasear (contentos hasta saltar).
  • Tengo que salir y afuera está oscuro (carita de miedo).
  • Cruzo la calle de la mano de un mayor (cara atenta y de seguridad).

 

¿Qué le decimos a Dios cuando estamos contentos? ¿Y cuando estamos tristes o con miedo?

Otro juego

Jugar a decirle a Dios como nos sentimos.
Con las mismas preguntas:
Cuando estamos tristes o con miedo o enojados: “Dios mío, ayúdame”
Cuando estamos contentos: “Gracias, Dios mío”

 

Cantar juntos alguna canción dando gracias a Dios.
Si hay pizarrón pueden dibujar caritas contentas y caritas tristes, haciéndoles decir a los que dibujaron (“Gracias Dios” o “Ayúdame Dios mío”).

Comentar que siempre tenemos algo para decirle a Dios, contarles que Juan y Pedro alababan a Dios y lo decían en voz alta aunque había personas que no les gustaba.

Relatar que fueron amenazados después de haber curado al paralítico por los mismos que hablan mandado crucificar a Jesús, pero ellos no se asustaron y siguieron contando lo que Jesús les habla enseñado.

 

./ niñas/os lectores menores

Contar el relato de Juan y Pedro (con la Biblia abierta); resaltando al contar algunos versículos:
Hechos 4: 3 -4 -7 -8 -12 -19-20 y/o los que ustedes crean.
Dar un tiempo para conversar sobre el tema.

Preguntar qué dicen ellos cuando los demás les preguntan si van a la Iglesia y qué aprenden allí. ¿Les mienten o les dicen la verdad? ¿Invitan a los amigos a venir a la Iglesia? ¿Les cuentan que Dios escucha cuando le pedimos o cuando le damos gracias?

 

Actividad

La cárcel de Pedro y Juan
Para recrear la historia, imprimir y recortar las paredes de la cárcel, y armarlas como un cubo, por cada esquina coser con aguja grande y lana las paredes (las esquinas bastarán) y pegarlas en cartón grueso para que no se caigan fácilmente.
Luego, los personajes de Pedro, Juan y el carcelero, también tienen que estar recortados y pintados.
Recorte la puerta de la prisión para que los apóstoles puedan salir por ella.

Libro de Actividades
  Imprimir 1 y 2: Actividad (Libro de Actividades)

 

./ niñas/os lectores mayores

Contar el relato de Juan y Pedro (con la Biblia abierta); resaltando al contar algunos versículos:
Hechos 4: 3 -4 -7 -8 -12 -19-20 y/o los que ustedes crean.
Dar un tiempo para conversar sobre el tema.

Preguntar qué dicen ellos cuando los demás les preguntan si van a la Iglesia y qué aprenden allí. ¿Les mienten o les dicen la verdad? ¿Invitan a los amigos a venir a la Iglesia? ¿Les cuentan que Dios escucha cuando le pedimos o cuando le damos gracias?

¿Qué les sucedió a Pedro y a Juan después de que sanaron al hombre lisiado? ¿Quién los arrestó? ¿Por qué los arrestaron? ¿Qué sucedió después de que fueron arrestados? ¿Cuál fue su respuesta? ¿Cuál fue la respuesta de los creyentes cuando soltaron a Pedro y a Juan?

Libro de Actividades
  Imprimir 3: Adivinanzas atléticas (Libro de Actividades)

  Imprimir 4: Sopa de letras(Libro de Actividades)

 

./ adolescentes

Para conversar…

• ¿Qué les sucedió a Pedro y a Juan después de que sanaron al hombre lisiado? (Fueron arrestados)
• ¿Quién los arrestó? (Los líderes religiosos los arrestaron)
• ¿Por qué los arrestaron? (por hablar acerca de Jesús)
• ¿Qué sucedió después de que fueron arrestados? (Les advirtieron que jamás hablaran acerca de Jesús)
• ¿Cuál fue su respuesta? (Nosotros no podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído.)
• ¿Cuál fue la respuesta de los creyentes cuando soltaron a Pedro y a Juan? (Oraron que Dios les diera denuedo de compartir acerca de Jesús no importando nada.)

Preguntar qué dicen ellos cuando los demás les preguntan si van a la Iglesia y qué aprenden allí. ¿Les mienten o les dicen la verdad? ¿Invitan a los amigos a venir a la Iglesia? ¿Les cuentan que Dios escucha cuando le pedimos o cuando le damos gracias?

Destacar que “eran hombres sin letras y del vulgo” no significa que eran analfabetos. Solo indica que no tenían títulos ni grados académicos. Recalque que aunque Pedro y Juan no eran teólogos, sabían muy bien el Antiguo Testamento, como se ve claramente en la frecuencia con que hacen referencias a las Sagradas Escrituras.

Comentar que Pedro y Juan aprovecharon la oposición y la cambiaron en oportunidad para proclamar el evangelio.

¿Sería posible hacer lo mismo hoy?

ORAR.- pidiendo valentía para siempre decir lo correcto en el tiempo apropiado.

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