01 – Familia: Presentación en el templo

13 Feb 2019
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01 – Familia: Presentación en el templo

Guías Metodológicas


Libro de actividades 01


Lucas 2:21-38


A través de la lectura de la Biblia podemos ver cómo Dios cumple sus propósitos por medio de personas humildes y sencillas, dispuestas a aceptar incondicionalmente su voluntad.

En este pasaje vemos dos ceremonias que exigía la ley judía: la purificación de la madre después del parto y la presentación del niño al Señor.

María, como cualquier madre hebrea, debía estar aislada siete días luego de dar a luz y asistir al Templo para tener un rito de purificación.

En este pasaje nos encontramos con María y José que llevan dos tórtolas para presentar a Jesús en el templo.

En aquella época esperaban un Mesías que salvara al pueblo de Israel, empezando por “la restauración” o la “liberación” del dominio romano (vs. 25,38).

Muchos estaban esperando la llegada del Hijo de Dios, pero lo esperaban como un rey enfrentado al poder imperial de Roma. Uno de ellos fue el anciano Simeón quien estaba un día en el Templo de Jerusalén, cuando llegaron José, María y Jesús. Cuando Simeón vio al niño, el Espíritu de Dios le reveló que Jesús iba a ser el Salvador prometido. Simeón respondió a Jesús con alegría y adoración. Fue una sorpresa grande para Simeón encontrarse con el Niño Jesús y reconocerlo, confiando en Dios, como el Mesías de Dios.

Ana parece ser la primera predicadora de la Iglesia, puesto que hablaba del niño a todos. Esta anciana, profetisa no se apartaba del templo. Su actitud debe entenderse en el sentido de dedicación y servicio permanente a Dios, confiando en sus promesas y sabiendo que de algún modo –que ella todavía no sabe- el Señor responderá a su esperanza de libertad para su pueblo y para toda la gente. Lo que podemos decir es que la intención del narrador es mostrar que nada es casualidad en la historia de Jesús y que cada uno de los que pasan por su vida está respondiendo a un plan divino guiado por la voluntad de Dios.


¿Qué queremos lograr?


  • Saber que Dios puede sorprendernos con lo que hace.
  • Afirmar que Dios cumple sus promesas.
  • Reconocer la felicidad que sintieron Simeón y Ana cuando conocieron al niño Jesús.
  • Expresar la alegría de conocer a Jesús y llegar a entender que sin Jesús no hay verdadera alegría.


Índice



./ niñas/os no lectores

Recordar el nacimiento de Jesús.

Ir al templo si es posible.

Hacer unas bolsitas con sorpresas (galletas, dulces, un regalo pequeño si es posible). Luego esconderlas para que los niños las busquen.

¿Les gustan las sorpresas? ¿Qué sienten cuando reciben una sorpresa?

Para contar la historia se pueden utilizar títeres de dedos o pegar los títeres en palitos de helado.

Explicar que Simeón cuando vio al niño, se acercó donde él estaba y lo reconoció como el comienzo de la salvación de Dios.

  Imprimir 1 y 2: Dibujo y Laberinto (Libro de Actividades)

ORAR.- dar gracias porque el Señor nos dio la mejor sorpresa que es la vida de Jesús.

 

./ niñas/os lectores menores

Orar al comenzar la actividad dando gracias al Señor porque podemos estar juntos y aprender su Palabra


  • La obra necesita 4 ayudantes y un narrador.
  • Se puede contar la historia con títeres.

 

Escenario: De una caja de cartón quitar un lado largo, la tapa y el fondo, dejando tres lados. En el centro del lado largo que quedó, cortar una ventana grande. En papel blanco dibujar dos columnas y pegarlas a los costados de la ventana. Se puede pintar el escenario o forrarlo con tela. Se pone en el borde detrás de una mesa.

Títeres: Se encuentran aquí cinco figuras que se pueden recortar y pegar en palitos de helados. Las figuras son de María con el Niño Jesús, José, Simeón y Ana.

Texto: María y José tenían que obedecer la costumbre de su país de llevar a su hijo Jesús al Templo de Jerusalén para ser presentado a Dios.

(María y José entran al escenario por la izquierda)

Ellos trajeron dos palomas para ofrecer en sacrificio, como la ley decía que tenían que hacer. Mientras esperaban su turno, un hombre llamado Simeón se les acercó.

(Simeón entra por la izquierda)

Dios le había guiado al Templo el mismo día. Dios le había dicho a Simeón que él no iba a morir antes de ver a Jesús, el bebé tan especial, el Salvador enviado por Dios.

Simeón se puso muy feliz al ver a Jesús y hasta lo cargó en sus brazos. Salió del Templo con gran gozo en su corazón.

(Simeón sale por el lado izquierdo y entra Ana por el mismo lado)

Una anciana llamada Ana se acercó a María y a José. Ella trabajaba día y noche en el Templo sirviendo a Dios allí. Ella también reconoció quién era Jesús… Ana se puso muy contenta al verle. Salió de allí para contar a todo el mundo la gran noticia de la venida de Jesús.

(Ana sale por el lado izquierdo)

María y José hicieron todo lo que tenían que hacer para cumplir con la ley. Luego volvieron a su casa.

(María y José salen por el lado derecho)

Con el cuidado y amor de José y María, Jesús creció fuerte y sabio.

 

También la historia puede ser contada de la siguiente manera:

Jesús era todavía un niño pequeño cuando José y María lo llevaron al templo en Jerusalén. Ellos querían dedicarlo a Dios y ofrecer un sacrificio. Estaban siguiendo las leyes de Dios de ese tiempo. Todos los niños recién nacidos deberían ser apartados especialmente para Dios.

En el templo de Jerusalén había un hombre llamado Simeón. El era un hombre que había servido a Dios por muchos años. Su oración había sido vivir lo suficiente para ver el Salvador que Dios había prometido.

Cuando Simeón vio a María y a José con el bebé, él se acercó a ellos. Simeón tomó al niño en sus brazos, y dijo: “Mis ojos han visto tu Salvación”. El supo que Jesús era el Salvador prometido y alabó a Dios. Simeón entonces bendijo a María y a José.

Había también en el templo una mujer llamada Ana. Su esposo había fallecido años atrás. Ana era de edad avanzada y ella permanecía en el templo de día y de noche y servía a Dios fielmente.

Cuando Ana vio al bebé Jesús, ella le dio gracias a Dios. Ana sabía que él iba a ser el Salvador prometido por Dios.

Dios bendijo a Ana y a Simeón a causa de su fidelidad.


Decir: Dios cumplió la promesa con Simeón y Ana porque eran fieles y ellos se pudieron alegrar porque Dios los amaba.

¿Ustedes sienten que Dios los ama? ¿Cómo se dan cuenta?, ¿Se alegran cuando Dios los tiene en cuenta, cuando le piden algo que quieren mucho y Dios se los da o les muestra que no es bueno para ustedes? ¿Se alegran cuando pasa algo que NO esperaban y Dios se los da?

Comentar que seguramente vos también podés contar cosas que Dios hizo por vos y que te dio mucha alegría, por ejemplo…(puede ser una sorpresa como zapatillas nuevas, algún jueguito, una carpeta nueva para la escuela).

  Imprimir 3: Títeres para recortar (Libro de Actividades)

 

./ niñas/os lectores mayores

Invitar a dos adultos mayores (hombre y mujer) para que puedan dar testimonio de cómo el Señor ha cumplido sus promesas en sus vidas. Cuidar que sea una actividad corta para que los chicos no pierdan la atención.

Empezar a relatar la historia o leerla de la Biblia: Simeón era un hombre justo y piadoso y el Espíritu Santo estaba sobre él. Dios le había revelado que no moriría antes de que pudiese ver en persona al Salvador del mundo. Ana era una mujer anciana, viuda, que Dios la había elegido como su ayudante y servía en el templo de día y de noche. Dios, por lo tanto, estaba usando las habilidades de estos dos personajes para ser parte de su plan divino. Dios tenía en cuenta las habilidades que Él mismo les había dado. Cuando los padres de Jesús lo trajeron al templo, fue interesante que Simeón, en cuanto vio al niño, supo inmediatamente que se trataba del Ungido del Señor y alzándolo en sus brazos lo bendijo. Ana, por su parte, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos.

¿Por qué llevaron a Jesús al templo? ¿Quién era Simeón y cuál era su testimonio cuando vió a Jesús? ¿Quién era Ana y qué dijo ella?

Recordar a los chicos que Dios cumple sus promesas. Que Dios cumplió la promesa con Simeón y Ana porque eran fieles y ellos se pudieron alegrar porque Dios los amaba.

¿Ustedes sienten que Dios los ama? ¿Cómo? ¿Se alegran cuando Dios los tiene en cuenta, cuando le piden algo que quieren mucho y Dios se los da o les muestra que no es bueno para ustedes? ¿Se alegran cuando pasa algo que no esperaban y Dios se los da?

Invitar a pensar que: seguramente vos también podés contar cosas que Dios hizo en tu vida, por ejemplo…

  Imprimir 4: Sopa de letras (Libro de Actividades)

ORAR.- Dando gracias a Dios porque nos da alegrías, porque se acuerda de nosotros y de las cosas que nos gustan y para que podamos reconocer siempre a Jesús en todo lo que nos pasa.

 

./ adolescentes

Buscar en revistas viejas propagandas de productos que ofrecen “alegría”, “una vida buena”, “belleza”, “poder”, “popularidad” o “plata”.

Pegarlas sobre una cartulina de colores.

Colorear un arco iris.

Preguntar si ellos saben algunas de las promesas que se ofrecen por medio de los productos en las láminas. (Especialmente si son productos que se han visto en la televisión podrán recordar las propagandas y las promesas dadas).

Algunos posiblemente conozcan las canciones del producto y saben toda la propaganda de memoria.

Ayudar a ver la influencia que tienen las promesas de las propagandas en la vida real.

¿Cuántos han comprado algún producto porque han escuchado la promesa de la propaganda? ¿Siempre dicen la verdad las promesas de las propagandas?

Decir: Generalmente hablan maravillas pero la realidad es algo muy diferente de lo que han dicho.

Invitar a formar grupos de trabajo o equipos. Tener listos los materiales necesarios para el trabajo en mesas o lugares diferentes del salón.

Cuando hayan terminado sus investigaciones, pedir que regresen al grupo grande para compartir lo que han encontrado.

Comentar que: Dios nos ha dado promesas, pero son promesas ciertas, verdaderas.

¿Por qué?

Insistir en que Dios siempre dice la verdad, que sabemos que las promesas son verdaderas porque Dios ha cumplido en el pasado, y también hoy, muchas promesas.

 

  Imprimir 5: Tarjetas (Libro de Actividades)

Cada equipo o grupo de trabajo compartirá la lista de las promesas de Dios y sus ejemplos de personajes bíblicos y actuales en los que han visto cumplirse las promesas de Dios.

El equipo 4 busca las profecías (o sea las promesas) de Dios en el Antiguo Testamento que fueron cumplidas con la venida de Jesús. Aunque Simeón y Ana conocían muy bien las Escrituras, no iban a reconocerle a Jesús como el Mesías sino por la revelación del Espíritu Santo. Jesús fue revelado a ellos porque habían sido fieles a Dios tanto en el estudio de las profecías como en su manera de vivir.

 

¿Cómo relacionan las promesas de Dios en sus vidas?

Decir: Son verdades para nosotros también. Nos hacen recordar que Dios cumple sus promesas. Nos ayudan a confiar más.

¿Hay promesas de Dios que se han cumplido en tu vida?

Si hay algún de los integrantes del grupo que quiera compartir acerca de su promesa cumplida, es muy importante que encuentre el espacio de escucha que necesita. Estas experiencias ayudarán a otros a confiar más en Dios y esperar el cumplimiento de las promesas.

 

 

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