Pronunciamiento biblistas argentinos SARS-CoV-2
No hay una organización específica. Somos biblistas que hemos trabajado juntos en algún momento, que compartimos espacios e inquietudes y nos intercambiamos referencias y trabajos espontánea y ecuménicamente. En esta ocasión, frente al uso desafortunado que algunos hacen de la Biblia, surgió la inquietud de decir algo en conjunto.
“Vuelvo a rumiar en mi corazón algo que me da esperanza:
que el amor del Señor no se ha acabado, ni se ha agotado su compasión” (Lam 3, 21-22)
Vivimos tiempos inéditos. La experiencia de vulnerabilidad y contingencia nos atraviesa. En muchas ocasiones transitamos nuestra cotidianidad como una sucesión de pérdidas. El virus SARS-CoV-2 (coronavirus) nos ha impuesto una percepción y una vivencia extraordinaria de la realidad personal, comunitaria, local y global.
Frente a ello, escuchamos y asistimos a un sinfín de reflexiones de distinto orden en medio del desconcierto y el temor. Muchas de ellas, de índole religiosa, están atravesadas por miradas simplistas, dualistas, espiritualistas y en perspectivas de castigo, condenación, mérito, salvación. Repiten párrafos bíblicos prescindiendo de sus contextos e historia y provocando, de este modo, lo que se parece más a una actitud mágica que a la serena escucha de la experiencia comunitaria de la palabra de Dios dirigida a su pueblo.
Como biblistas argentinxs reunidxs en torno a una lectura socialmente situada de la Biblia, no podemos omitir manifestarnos ante tales interpretaciones. La enfermedad y la muerte son parte de nuestra condición humana. Una condición que no puede ser pensada como consecuencia de algún castigo, sino en la recepción abierta a lo que sencillamente es. Bajo esta condición es que desarrollamos nuestra existencia. Y bajo esta condición nos vinculamos con nosotros mismos, con los otros, con la divinidad, con el cosmos.
Desde nuestra herencia creyente afirmamos, además, que todo discurso que se eleve en virtud de intervenciones milagrosas prometidas a cambio de ofrendas “voluntarias” contradice el centro de la fe judeocristiana: es en lo humano y sus procesos donde Dios se manifiesta amorosamente, gratuitamente e incluso, en la comprensible percepción de su ausencia nacida del dolor. Hoy vale la pregunta ¿dónde está Dios?
La vulnerabilidad de nuestra condición exige entonces fortalecer aquellas tramas que cuiden a quienes más lo necesitan. En este sentido, creemos que el Estado, como forma de relación social, cumple un papel fundamental, imprescindible e irrenunciable. Las políticas neoliberales que nos han atravesado generaron una brecha social insalvable. Bajo esa perspectiva, no es posible la supervivencia. Son claros los ejemplos internacionales que tenemos al alcance.
Alentamos toda organización social que salvaguarde la vida. Creemos que la ciencia, en colaboración entre los países y como política estatal de primer orden, es el camino que nos conducirá a la superación de la situación que nos convoca.
Finalmente, ejercemos obstinadamente la esperanza. Consideramos que la crisis devenida de esta pandemia, que pone en cuestión el orden mundial, nuestras relaciones humanas y nuestras interacciones en el ambiente, es una oportunidad para soñarnos y recrearnos como nueva humanidad.
14 de abril de 2020
Pablo Ferrer
Andrea Hojman
Eduardo de la Serna
María Luján Manzotti
Eleuterio R. Ruiz
Pablo Álvarez Liz
Mercedes García Bachmann
Raúl Emilio Vera
Constanza Levaggi
Graciela Dibo
Zoraida Carolina Insfrán
Néstor Míguez
Juan José Barreda Toscano
Jerónimo Exposito
Edgar Amado Toledo
Flavia Soldano Deheza
María de los Ángeles Roberto