Pastoras del Pueblo de Dios
Mujeres osadas, valientes, siempre con todo coraje, ocuparon lugares no convencionales, que no incluían mujeres, pero ellas convencidas que servían al Señor, los buscaron, los utilizaron, los consiguieron.
Entre las mujeres de los comienzos del metodismo que se sintieron apoyadas por Wesley, se encontraba una joven de familia anglicana acomodada en Leytonstone, Essex., Mary Bosanquet dispuesta a sacrificar su herencia a cambio de la oportunidad de unirse a los metodistas.
Wesley apoyó intensamente sus esfuerzos pastorales, los cuales incluían una variedad de roles dentro del movimiento metodista: líder de clase, visitadora de enfermos, exhortadora y predicadora. Con el tiempo, la posición de Wesley evolucionó al punto de permitirse aceptar la predicación por una mujer. El tiempo pasó yen el metodismo argentino del siglo XX encontramos a tres pioneras.
Alieda Verhoeven, Raquel Cáceres y Nelly Ritchie. Pastoras Metodistas que también debieron defender su vocación cristiana, el llamado que el Señor nos hace a todas y todos, nombro con todo cariño su gran tarea en el llamado a Pastorear y con respeto a sus luchas por la igualdad de derechos en el púlpito, en las instituciones y en la misma sociedad.
Alieda Verhoeven
Nació en Utrecht, Holanda, en el seno de una familia numerosa. Su primera infancia la transitó durante la segunda guerra mundial.
Con los años se vino a vivir a Argentina. Se instaló en Córdoba y tiempo después comenzó a estudiar teología en ISEDET, Buenos Aires. En 1967 fue ordenada, siendo la primera Pastora mujer de la Iglesia Metodista Argentina. A fines de 1969 fue destinada a Mendoza, donde en 1971 creó el Instituto para la Liberación y Promoción Humana, Entre la acción y la reflexión se fue afirmando su tenaz convicción en defensa de los derechos de las personas, especialmente de las mujeres.
Con el Dr. Mauricio López, trabajaron en el tema de refugiados, Pero con el golpe de Estado en Argentina, en 1976, la situación se complicó. Mauricio López fue desaparecido. Ella lo buscó, gestionó audiencias, presentó notas… pero en esos tiempos a cualquiera que gestionara por un desaparecido, estaba marcado también para desaparecer, de manera que la embajada holandesa la llamó devuelta a su país, para resguardarla. Alieda sólo estuvo en Holanda unos meses y regresó a Mendoza a continuar con su trabajo en el CEAS Y constituir la regional del MEDH (Movimiento Ecuménico de Derechos Humanos) que ya estaba funcionando en Buenos Aires con el apoyo de las iglesias.
Siempre arriesgada, dentro y fuera de la Iglesia, siempre contestataria cuando se trataba de sostener y poner en práctica los derechos de las mujeres. Fundó el “Encuentro Nacional de Mujeres”, del que fue líder durante más de 20 años. Tiempo después comenzó a padecer el mal de Alzheimer, y a partir del avance de la enfermedad debió alejarse de sus tareas.
Su ausencia fue notable, ya que como pastora tenía un espacio especial en diferentes ámbitos en general, y en el movimiento feminista en particular.
Durante su enfermedad, cuando ya no recordaba nada, sí podía recordar y cantar los antiguos himnos que habitaban en su corazón, como testimonio a este Dios que siempre la acompañó.
Raquel Cáceres
Rosarina de nacimiento, de familia católica, con estudios secundarios que le permitieron tener un empleo como secretaria de una empresa. Su vida se iba desempeñando sin mayores sobresaltos, hasta que un día se encontró con un folleto donde la invitaban a la Iglesia Evangélica Metodista para las reuniones de Semana Santa, donde predicaría el Pastor Federico Pagura y allá fue a varias reuniones y allí el Señor conquistó su corazón a través de la predicación, los himnos, la gente que la recibió. A partir de allí quedó para siempre trabajando para el Señor. Estudió teología en ISEDET y cuando obtuvo el título, por algunos años tuvo que trabajar en un comercio porque en ese entonces no se permitían mujeres al Pastorado. Siguió sirviendo al Señor desde otros cargos y así lo hizo toda la vida. Al tiempo se revirtió la decisión de NO mujeres al Pastorado y la nombraron como Pastora en una comunidad; a partir de allí, estuvo pastoreando por varios lugares del país, donde dejó su carismática huella por todos los lugares donde pastoreó.
Quienes conocimos a Raquel damos gracias por su paso en nuestras vidas. Raquel era única. Profunda en sus ideas, firme en su fe y su compromiso con los demás, estudiosa del evangelio y enamorada de la mirada metodista. Vivió ese pastorado que tanta lucha le costó conseguir, de manera intensa, preocupada por los mayores, los enfermos, las cuestiones sociales; dejó hermosos testimonios y cuando partió a la casa del Señor, los hermanos lo expresaron con miles de recuerdos amorosos por lo que habían vivido con ella. Fue co-fundadora de CREAS y su primera Vice-Presidenta por varios años, siendo inspiración y sostenedora de iniciativas claves en la trayectoria de esa institución.
Como testimonio personal quiero decir que su pastorado tanto tuvo que ver con mi vida, que yo seguí sosteniendo la Obra misionera que ella Pastoreaba con tanto cariño en Bahía Blanca. El Señor nos mostró a través de su accionar como se puede ser consagrada, trabajando desde la vida misma, de las puertas del templo hacia la calle. Raquel falleció el 20 de setiembre del 2020. Una Mujer contemporánea, tan cerquita nuestro que todavía produce tristeza su ausencia, es la Pastora Nelly Ritchie.
Nelly Ritchie
Jovencita patagónica de un pequeño pueblo del Valle del Chubut, con altos árboles y el río que la cruza, Dolavon. Allí creció y allí comenzó a sentir que quería servir al Señor, lo que nunca imaginó mientras atendía la Escuela Dominical que alguna vez iba a ser estudiante de ISEDET y mucho menos que el Señor le propondría a través de una Asamblea Nacional, ser Obispa, tomar la conducción de toda la Iglesia. El Señor le hizo muchas propuestas en su vida, nuevos lugares donde servir dentro del país; y otros como Costa Rica, donde pudo perfeccionar sus estudios y sobre todo descubrir lo que significaba América Latina, la llevó a darse cuenta que era parte de algo más grande que su propio pueblo, que su propio país. También estuvo un año con una beca para hombres y mujeres del tercer mundo en Inglaterra.
Tal vez una de las cosas que más la hizo crecer en su servicio al Señor, ella misma lo dice “fue ir descubriendo que tener fe no es lo mismo que ser religioso. Tener fe es una opción personal por seguir a Jesucristo y que tiene consecuencias en tus decisiones posteriores”. Ejerció diversos cargos dentro y fuera de la Iglesia, siempre sosteniendo sus principios por los Derechos Humanos, por los derechos de las Mujeres y de los más vulnerables. Nos dejó su ejemplo por la docencia dentro de las Comunidades de Fe, convencida de que uno marca la vida sobre todo en adolescentes y jóvenes con lo que dice. Nos dejó su legado de ser claros en anunciar el mensaje de salvación NO de castigo, para incorporar a nuestras vidas al Dios de amor.
Nelly fue la primera Mujer Obispa de América Latina de esta Iglesia Evangélica Metodista Argentina en la Asamblea Nacional del 2001 y reelegida en el 2005. El Señor la llamó a su presencia el 22 de diciembre de 2018.
Y termino con un texto que leí de otra mujer que publicó: “Celebramos aquellas mujeres que a lo largo de la historia y hasta el día de hoy nos han dicho y nos siguen diciendo:
“¡Vamos! ¡Vivan su llamado, pero no a partir de su género, clase, cultura o raza sino a partir de su bautismo que nos hace plenas hijas de Dios!”
Pastora Cristina Dinoto para CMEW