Otro femicidio más, otra vida menos: Ludmila Pretti
Jueves de negro, 10 de septiembre 2020
Distrito Oeste Buenos Aires
Iglesia Evangélica Metodista Argentina
Otro femicidio más, otra vida menos; fue el último fin de semana, esta vez en Álvarez (cerca de Moreno). Frente a la noticia, me apareció el texto de Génesis, pasado al femenino:
La sangre de tu hermana, que has derramado en la tierra, me pide a gritos que yo haga justicia.
(Génesis 4:10)
Otra vez la muerte.
Otra vez una mujer.
Otro femicidio más y van…
No nos callamos más, es uno de los lemas de los grupos de mujeres. Hay que hablar del tema, no nos callamos más. Hablar es enfrentar, poner en frente, darle entidad a la situación porque es real: sigue habiendo mujeres que son asesinadas por el hecho de que son mujeres.
Cuando leo que el supuesto asesino tiene 19 años, vuelve a erizarse la piel. Esa delgada línea entre victimario y a su vez víctima del sistema. Un sistema que hace creer a algunos que pueden decidir sobre el cuerpo, las decisiones, los pensamientos, hasta la vida del otro, o en éste como en otros muchos casos, la otra. Un sistema que deja con vida (y posibilidad de cambiar) a algunos, y a otras les quita toda posibilidad.
Mucho dolor… y otro texto que Dios pone en mi mente: Muchacha, a ti te digo, levántate. (Marcos 5:41). Y levantarse es ponerse en pie, para andar.
Frente a la muerte, Cristo resucitó. No tenemos el poder de resucitar a otras, a otros (qué más quisiéramos en algunos casos). Pero sí tenemos el poder de levantarnos y andar. Andar hablando, enfrentando (o sea, poniendo frente a nuestros ojos); andar diciendo que nadie tiene el poder sobre la vida de nadie; andar recordando a todas (y a todos) que nadie les puede obligar a hacer con su cuerpo, con su mente, con lo suyo, lo que no quieran hacer.
Dios nos hizo libres, Dios mismo se duele con estas situaciones de muerte y con cada persona oprimida; Dios se duele y nos llama a andar juntas.
Mucho dolor… y mucho por andar y seguir andando, sabiendo que la historia no tiene por qué mantenerse igual, que puede cambiar y que nuestras manos, nuestras bocas son parte imprescindible para esa transformación.
Todas somos importantes en esta transformación. Todos somos importantes en esta transformación.
Muchacha, a ti te digo, levántate. (Marcos 5:41).
Silvina Cardoso
Superintendente Distrito Oeste Bs. As.
(todos los textos bíblicos son de Dios habla hoy, Versión popular)