Mensaje de la XXIV Asamblea General de la IEMA a las Congregaciones Metodistas de Argentina
Los miembros de la XXIV Asamblea General de la IEMA, se dirigen a las Congregaciones y Comunidades de nuestro país, para hacerles llegar su saludo y deseos de bendiciones en la misión que realizan a diario. Es con gratitud y convicción que sentimos que durante nuestra Asamblea nos ha acompañado el Espíritu Santo, guiándonos en las decisiones y abriéndonos caminos y entendimiento a los desafíos de misión que tenemos por delante como Iglesia Metodista en Argentina.
Somos parte del pueblo de Dios llamado metodista que, en el mundo convoca cerca de 90 millones de personas que celebran y cantan su fe, a la luz de una rica tradición wesleyana.
Estamos convocados a renovarnos espiritualmente con una clara conciencia social en el tiempo que nos toca vivir, afirmando que somos llamados a ser y hacer discípulas y discípulos en Cristo para transformar el barrio, la ciudad, las provincias, el país y el mundo, anticipando el Reino de Dios.
La Iglesia Evangélica Metodista en Argentina tiene una identidad muy rica y de compromiso con la sociedad a través de toda su historia de casi 180 años. En esta larga historia de compromiso con el evangelio y nuestra sociedad, la presencia metodista se ha expresado en múltiples formas como la obra evangelizadora, educativa, la de defensa de los derechos humanos desde los orígenes del Estado argentino, obras de servicio y el trabajo ecuménico que la distingue.
Estamos plenamente convencidos que necesitamos un “sacudón, un “despertar” como en Pentecostés, que el Espíritu Santo abra nuestras mentes y corazones y renueve nuestro compromiso con Jesús de Nazaret, en comunidades que añadan nuevos seguidores y seguidoras.
Nos desafiamos a ser congregaciones vivas y vibrantes que impactan en las pequeñas y grandes ciudades y en las zonas rurales, aportando a la paz, al cuidado del medio ambiente y la justicia, siendo “la sal de la tierra y la luz del mundo” (Mateo5:13-14)
Recordamos las palabras del apóstol Pablo al joven Timoteo cuando dice: “No nos ha dado Dios, un espíritu de cobardía, sino de amor, poder y dominio propio” (2º Tim.1.7), y confiamos plenamente en que este espíritu de osadía y valor nos conduce hoy a nuevos y mejores horizontes.
Alentamos a todos a orar por nuestras comunidades que están con dificultades, a comprometernos conexionalmente en su renovación y crecimiento, y por aquellas que están en ese proceso, para que este Espíritu del Señor nos guíe, corrija y afirme en sus caminos. Nos exhortamos mutuamente a crecer en la mayordomía generosa de nuestro tiempo, dones y ofrendas, para la obra de nuestra iglesia. A perseverar en la oración y comunión mutua, y en la diversidad de ministerios desde la evangelización, el discipulado y el servicio profético. Que el Señor de la vida, nos aliente en el trabajo diario y confiando en Su poder transformador. Así sea.
(9 al 12 de octubre de 2015). Colegio Ward. V. Gral. Sarmiento. Buenos Aires.