Undécimo domingo después de Pentecostés

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2º Samuel 11:26 12:13a; Salmo 51:1-12; Efesios 4:1-16; Juan 6:24-35
Evangelio de Juan 6.24-35: Después de alimentada la multitud la gente sale a buscar a Jesús. Pero ustedes deben buscar la comida que permanece para siempre, les dice Jesús. Yo soy el pan de vida, el que se ofrece para saciar el hambre de vida verdadera.
2 Samuel 11.26–12.13a: El adulterio y el crimen de David no pueden ser agradables ante el Señor. El profeta Natán será el encargado de hacérselo saber, fuertemente, a David. Natán pronuncia el juicio contra el rey, y éste reconoce su pecado.
Salmo 51.1-2,8-12: Por tu amor, y tu gran ternura, Dios, borra mis rebeliones, lávame de mi maldad. Crea en mí un corazón limpio, hazme sentir de nuevo el gozo de tu salvación.
Carta a los Efesios 4.1-3, 14-16: Sean humildes y amables, mantengan la unidad que proviene del Espíritu Santo. Sean adultos, vivan la verdad en el amor, creciendo en todo hacia Cristo.
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