Domingo de Pentecostés

Hechos 2:1-21; Salmo 104:24-34, 35b; Romanos 8:22-27; Juan 15:26-27; 16:4b-15

Evangelio de Juan 15.26-27; 16.4b-15: Cuando venga el Defensor (DHH; el Consolador, RV; el Paráclito, BJ) él será mi testigo, y ustedes serán también mis testigos. Es mejor para ustedes que yo me vaya, porque cuando él venga, él los guiará a toda verdad y les dará a conocer todo lo mío…

Hechos de los Apóstoles 2.1-17, 21: Al llegar el día de Pentecostés están todos juntos y se oye un viento muy fuerte y se les aparecen lenguas como de fuego y comienzan a hablar en otras lenguas. Pedro anuncia que el Espíritu de Dios ahora viene sobre todos y todas.

Salmo 104.24-25, 27-30, 35c: ¡Cuántas cosas hiciste, Señor, todo con sabiduría, innumerables criaturas esperan de ti: si envías tu aliento de vida son creados y renuevas el aspecto de la tierra! ¡Aleluya!

Carta a los Romanos 8.22-27: la creación se queja como con dolores de parto, y también nosotros, como anticipo de lo que vamos a recibir. Sufrimos esperando ser adoptados como hijos de Dios, cuando serán liberados nuestros cuerpos.