Tercer domingo de Epifanía

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Jonás 3:1-5, 10; Salmo 62:5-12; 1ª Corintios 7:29-31; Marcos 1:14-20
Evangelio de Marcos 1.14-20: Termina un ciclo con Juan en la cárcel y empieza el de Jesús: nuevo mensaje del Reino de Dios, nuevo llamado a todos los seres humanos, cada discípulo es un mensajero convocando a la propuesta de Jesús. Ellos dejan sus redes de pescadores y se van con Jesús.
Libro de Jonás 3.1-5, 10: Dios vuelve a enviar a Jonás a Nínive, la gran ciudad de los asirios, para dar el mensaje del juicio de Dios sobre la ciudad. Lo que no esperaba Jonás es que toda la gente se convirtiera de su mal camino, y que Dios se arrepintiera del mal que había anunciado hacerles.
Salmo 62.5-12: Sólo en Dios encuentro mi paz, mi esperanza, mi salvación, mi protección, mi refugio. El hombre es pura ilusión. El poder y el amor son de Dios.
Primera Carta a los Corintios 7.29-31: Hermanos, nos queda poco tiempo. Los que lloran, vivan como si no lloraran; los que están de fiesta, pórtense como si estuvieran de duelo; y los que compran como si nada poseyeran. La apariencia de este mundo es pasajera.
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