Vigesimoprimer domingo después de Pentecostés

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Mt 22.15-22; Is 45.1-7; Sal 96.1-3 (10-13); 1 Tes 1.1-10

Evangelio de Mateo 22.15-22: Le hacen a Jesús una pregunta tramposa: ¿Está bien que paguemos los impuestos al Emperador? Y Jesús les responde: “Hipócritas, muéstrenme una moneda, ¿de quién es esa imagen?” Contestan: “Del César”. “Pues bien –responde Jesús–, denle al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios.

Profeta Isaías 45.1-7: Yo, el Señor, digo a Ciro, mi ungido, que tomé de la mano derecha, yo iré delante de ti. Yo soy el Señor, el Dios de Israel. No hay Dios fuera de mí. Yo soy el que ha creado la luz y las tinieblas, el que hace la paz y crea la adversidad.

Salmo 96.1-3, 10-13: ¡Canten al Señor un cántico nuevo, proclamen su gloria entre las naciones y todos los pueblos! Alégrense cielos y tierra, mar y campo. El Señor viene a juzgar al mundo con justicia y con verdad.

1ª Carta a los Tesalonicenses 1.1-10: Pablo y compañeros saludan a la comunidad creyente: que Dios los llene de su paz, siempre damos gracias a Dios por su fe, su amor y su esperanza, por cómo ustedes abandonaron los ídolos y se volvieron al Dios vivo y verdadero para servirle.

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