Decimotercer domingo después de Pentecostés

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Mateo 16.13-20; Isaías 51.1-6; Salmos 124; Romanos 12.1-8
Evangelio de Mateo 16.13-20: Jesús pregunta: ¿Quién dice la gente que soy yo?” Los discípulos intentan varias respuestas: que Juan, Elías, Jeremías o algún otro profeta. Pero Pedro dice: “Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios viviente”. Eso sólo te lo reveló Dios mismo, sobre esa piedra edificaré mi iglesia, y nada podrá vencerla.
Profeta Isaías 51.1-6: ustedes los que me buscan y van en pos de la justicia, escúchenme, miren la piedra de donde salieron, miren a Abrahán y Sara. Mi salvación permanecerá para siempre, mi justicia no perecerá.
Salmo 124: Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte cuando se levantaron para atacarnos, nos habrían tragado vivos. ¡Bendito sea el Señor que no dejó que nos despedazaran! La ayuda nos viene del Señor, creador del cielo y de la tierra.
Carta a los Romanos 12.1-8: Preséntense como ofrenda viva, santa y agradable a Dios, cambien su manera de pensar y de vivir, mírense a sí mismos con moderación. Siendo muchos, somos un solo cuerpo, sirviendo a todos en nombre de Cristo…
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