Séptimo domingo después de Pentecostés

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Salmo 85; Oseas 1:2-10; Colosenses 2:6-15, (16-19); Lucas 11:1-13.
Evangelio de Lucas 11.1-13: Cuando ustedes oren, digan: “Padre, santificado sea tu nombre”… También les dijo: si ustedes tienen un amigo lo atienden, aunque solo sea porque es muy molesto. Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá; y el Padre dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!
Profeta Oseas 1.2-10: El Señor comunica que el pueblo de Israel se ha prostituido con su idolatría, y le pide a Oseas que se case con una prostituta para ilustrar esa condena. Finalmente el mensaje es que los israelitas ya no son hijos de infidelidad, sino que son hijos del Dios viviente.
Carta a los Colosenses 2.6-15: Anden en Jesucristo, con raíces profundas en él, basados en él por la fe y llenos de gratitud a Dios, que les ha dado vida juntamente con Cristo, anuló los decretos que había contra ustedes, y humilló públicamente a los poderes de este mundo por el triunfo de Cristo en la cruz.
Salmo 85.8-13: El Señor va a hablar de paz a su pueblo para que no vuelvan a la locura. Dios está muy cerca de los que le honran. El amor y la verdad, la paz y la justicia se besarán…
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