Quinto domingo después de Pentecostés

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Salmo 82; Amós 7:7-17; Deuteronomio 30:9-14; Colosenses 1:1-14; Lucas 10:25-37.
Lucas 10.25-37: Para heredar la vida eterna… amarás al Señor tu Dios y a tu prójimo como a ti mismo. Bien has respondido… ¿Pero, quién es mi prójimo? Un hombre cayó en manos de ladrones, y solo uno de los que pasaban por ahí lo cuidó y pagó por él. ¡Anda, y haz lo mismo!
Profeta Amós 7.7-15: Dios le hacer ver a Amós una plomada de albañil: ¡voy a medir a mi pueblo Israel! Y Amasías, sacerdote nombrado por el rey Jeroboam, del templo paralelo de Betel, expulsa a Amós como profeta de Dios. Aunque no soy profeta ni pretendo serlo, es el Señor quien me mandó a profetizar.
Colosenses 1.1-14: ¡Gracias a Dios por su fe y por su amor, desde que recibieron la palabra de verdad y conocieron la gracia de Dios! Que Dios los llene del conocimiento de su voluntad, fortalecidos con todo poder, en el reino de su amado Hijo.
Salmo 82: ¿Hasta cuándo ustedes juzgarán con injusticia? ¡Defiendan a los pobres y a los huérfanos, hagan justicia a los afligidos, pónganlos a salvo del poder de los impíos!
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