Decimonoveno domingo de Pentecostés

Job 1:1, 2:1-10; Salmo 8; Hebreos 1:1-4; Marcos 10:2-16
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Evangelio de Marcos 10.2-16: Frente a una pregunta tramposa, Jesús reivindica los proyectos originales de Dios en cuanto al amor de la pareja humana, y luego reivindica el comienzo original de la vida, cuando somos como niños y podemos aceptar así como tales el reino de Dios.
Poema de Job 1.1, 2.1-10: Job era un hombre justo, cuidadoso de no hacer mal a nadie. Y el acusador desafía a Dios y al mismo Job, a ver si frente a las dificultades va a poder mantener su buena conducta. Si aceptamos los bienes de Dios, ¿por qué no aceptar también los males?
Carta a los Hebreos 1.1-4; 2.14-15: Desde tiempos antiguos Dios quiso comunicarse con la humanidad, pero ahora nos ha hablado por su Hijo Jesús, de carne y sangre humanas, y por él nos liberó de toda esclavitud.
Salmo 8: Señor, soberano nuestro tu nombre domina en toda la tierra y más allá del cielo, aunque aprecias la alabanza de los niños. Y digo, ¿qué
es el ser humano? Lo hiciste casi como un dios, lo pusiste por encima de todo.