Decimocuarto domingo de Pentecostés

Salmo 15; Cantares 2:8-13; Santiago 1:17-27; Marcos 7:1-8, 14-15, 21-23
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Evangelio de Marcos 7.1-8, 14-15, 21-23: Jesús enfrenta el escenario de la esclavizante legislación sobre “la pureza”, y anuncia el evangelio liberador que pone en el centro la fe y la responsabilidad del ser humano –lo que sale del hombre–, frente a la palabra de Dios y en su vida cotidiana.
Cantar de los Cantares 2.8-13: Cántico de amor y libertad en la pareja humana. Viene mi amor, saldremos a disfrutar la primavera, llega el tiempo de cantar, escuchar los pájaros, oler estos aromas.
Carta de Santiago 1.19-22, 25-27: Reciban la palabra que ha sido sembrada y plantada en sus vidas, atiendan esta verdadera ley de la libertad que les dará felicidad, amando al necesitado en sus aflicciones.
Salmo 15: ¿Quién habitará en la presencia del Señor? El que es íntegro, justo, verdadero, el de palabra solidaria, el que no se vende ni por la usura ni por el soborno ni por aplaudir al indigno. Quien así vive, jamás caerá.