Segundo domingo de Pentecostés

Salmo 138; Génesis 3:8-15; 2º Corintios 4:13-5:1; Marcos 3:20-35
Evangelio de Marcos 3.20-35: Mucha gente sigue a Jesús, los maestros de la ley lo atacan acusándolo de estar endemoniado, y su madre y sus hermanos llegan a buscarlo, pensando que está loco. ¡Cómo puede Satanás expulsar al propio Satanás? ¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?
Libro del Génesis 3.8-15: El hombre y su mujer corrieron a esconderse. ¡La mujer me dio de ese fruto y yo lo comí! ¡La serpiente me engaño! Maldita serás entre todos los animales, tú y la mujer serán enemigas y lo mismo tú y su descendencia, que al fin te aplastará la cabeza…
2ª Carta a los Corintios 4.16–5.1: Nos vamos deteriorando, pero por dentro nos renovamos día a día. Somos una tienda de campaña, y esperamos la casa eterna que nos prepara Dios.
Salmo 138: Te alabaré, Señor, para darte gracias por tu amor y tu verdad. Todos los pueblos del mundo te alabarán. El Señor está en lo alto, pero se fija en el humilde, tu amor es eterno.
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