Las Escrituras como medio de gracia
Para la tradición cristiana, los medios de gracia, son acciones externas, canales a través de los que Dios trabaja para fortalecer, animar, confirmar la fe de los creyentes, para que su gracia pueda expresarse a través de ellos al mundo. Para el catolicismo estos medios eran los 7 sacramentos, el protestantismo al reducir a dos los sacramentos se “ abrió” a otros medios que no necesitaban la mediación sacerdotal. El metodismo, siguiendo la tradición anglicana considera los medios de gracia indispensables para la alimentación de la fe personal y comunitaria de los creyentes. Estos son: los sacramentos, la oración, el estudio de las Escrituras, el culto comunitario, los “ágapes” fraternales y el ayuno.
En este posteo veremos las herramientas que usa Wesley para el acercamiento a las Escrituras y sus consejos para sean verdadero medio de gracia en la práctica de lectura comunitaria y personal.
Podemos ver el tratamiento que él, desde su tiempo hizo sobre los textos bíblicos y su apropiación hermenéutica.
En su aproximación a los textos bíblicos Wesley supo recurrir y usar herramientas de distintos momentos de la historia del cristianismo, tanto de la antigüedad, como de la Reforma y de su tiempo.
Su legado de la antigüedad está dado en que su concepto central es la escritura como revelación de Dios. Su interpretación es textual, pero acepta que existen contradicciones, las cuales las considera muy útiles para su interpretación general.
De la Reforma hereda la idea de revelación auricular de Dios. Ejemplo de Hechos 15, sobre la discusión en Jerusalén se pregunta, ¿por qué discutían si el Espíritu Santo inspiraba a los cristianos? Pero se responde rápidamente: “la revelación está presente en la discusión entre hermanos”, con lo cual se reafirma también el uso de la razón para captar la voluntad divina.
Por último, Wesley vivió la era del deísmo y la religión natural. Wesley se opone al deísmo, sin embargo, su idea de que la Biblia forma al mundo, que el mundo es conocido por nosotros a través de la Biblia, revela ciertos aspectos presentes de una filosofía idealista. La era de los descubrimientos científicos. Descartes, Newton abren el mundo a grandes interrogantes. Si bien Wesley no especula doctrinalmente sobre esto, su práctica revela no solo su interés sino su abierta disposición a conocer y utilizar la tecnología de su tiempo. Por eso la investigación sobre las escrituras, basado en Juan 5, 39 ha sido uno de los grandes lemas de Wesley, hasta ubicar su práctica como un medio de gracia.
Algunas características de la hermenéutica wesleyana
Es interesante que, si bien la interpretación de la palabra de Dios es textual en Wesley no es “literalista”, la práctica de ambos hermanos Wesley, su interés en la aplicación práctica y poética de lo leído, permite ver un acercamiento hermenéutico de los textos.
Tal es el caso de la interpretación de la parábola del Buen Samaritano que realiza Carlos Wesley en una poesía, en la que la parábola está relatada desde la persona del sufriente herido en el camino, que termina siendo Cristo mismo.
Otro ejemplo importante, lo podemos encontrar en su interés en no hacer chocar la Biblia contra los nuevos descubrimientos científicos y astronómicos. En sus comentarios bíblicos explica que cuando en la Biblia dice “el sol se levanta” (para no incurrir en una visión heliocéntrica ya vencida por Copérnico) aclara: en realidad quiere decir “cuando el sol aparece en el horizonte”. Para Wesley, si bien el conocimiento no es necesario para la salvación, sí lo es para una correcta interpretación de las escrituras.
Como decíamos, no puede decirse que Wesley sea “literalista” o que toda interpretación es innecesaria. De hecho, si la interpretación no fuese necesaria tampoco serían necesarias las reglas, ni las “notas aclaratorias del NT” que nos ayudan a entender. Wesley admite que en ocasiones es “absolutamente necesario” agregar palabras aclaratorias para comprender el sentido de las Escrituras, con tal de que no cambie ese sentido. “La lengua de Dios no cambia, pero el lenguaje de los hombres sí”, agrega.
Otra característica es que el texto siempre debe ser interpretado en su contexto literario. También, siguiendo una de los principios básicos de la hermenéutica protestante, la búsqueda de pasajes paralelos ayuda a interpretar algunos pasajes no muy claros. Y para los estudios exegéticos superiores recomienda buscar el texto más original (antiguo) y la mejor traducción Wesley comprende las dificultades que existen en la transmisión de los textos e intenta buscar los originales griegos y hebreos. Luego se debe optar por la mejor traducción al idioma moderno.
Sugerencias de Wesley para la práctica personal y comunitaria de la lectura de las Escrituras.
En el prefacio a las Notas al Antiguo Testamento, Wesley dejó instrucciones para realizar una provechosa lectura de la Biblia:
Si usted desea leer las Escrituras de tal manera que puedan responder con mayor eficacia a este fin, sería aconsejable seguir estos pasos:
- Establezca un tiempo para la lectura, si es posible, cada mañana o cada tarde.
- Si dispone de tiempo suficiente lea un capítulo del Antiguo Testamento y uno del Nuevo. Si no puede hacerlo, lea un solo capítulo o una parte de él.
- Lea con el único propósito de conocer la voluntad de Dios y con la firme resolución de cumplir Su voluntad.
- Lea con atención constante para ver la conexión y la armonía de estas grandes doctrinas: el pecado original, la justificación por la fe, el nuevo nacimiento, y la santidad interior y exterior.
- Ore fervientemente y seriamente antes de leer las Escrituras, para entenderlas como sólo puede entenderse a través del mismo Espíritu Santo que las inspiró. Del mismo modo, debemos terminar la lectura con una oración.
- Mientras lee, haga una pausa para examinarse a Ud. mismo, tanto en lo referente a su corazón como a su vida. Utilice de inmediato todo lo que Dios le muestre, para su salvación presente y eterna.
De esta manera hemos visto que para Wesley no existe oposición entre un acercamiento académico de las Escrituras, usando las reglas de la exégesis de distintos momentos de la historia de la iglesia, y el uso piadoso de su lectura personal y/o comunitaria. Por cierto, el primer acercamiento enriquece e ilumina al segundo. Ambas llaves abren las Escrituras como medio de gracia.
Daniel A. Bruno para CMEW