Juan Wesley y la renovación del pacto
El Servicio de Renovación del Pacto, o simplemente llamado Servicio del Pacto, fue adaptado por John Wesley, el fundador del Metodismo, con el propósito de renovar el pacto del creyente cristiano con Dios, como una forma de dar entrada al nuevo año y renovar la alianza hecha en el bautismo. Incluye himnos, oraciones, lecciones de las Escrituras, un sermón y la Sagrada Comunión.
Las congregaciones de algunas iglesias metodistas (especialmente en la Iglesia Metodista Unida de los Estados Unidos) a menudo usan la liturgia de Renovación del Pacto para el servicio de vigilia de la víspera de Año Nuevo y el día de Año Nuevo. En Gran Bretaña, la costumbre es que el servicio se lleve a cabo el primer domingo del Año Nuevo. En nuestra iglesia metodista en Argentina, hace unos años se sugirió hacerla el domino posterior al domingo de Pascua de resurrección. Tenemos esta liturgia en el libro y manual de culto Festejamos al Señor y en el nuevo manual de Liturgia de la Iglesia titulado Servicio del pacto, en página 45.
Para conocer breve e introductoriamente sobre la oración en perspectiva wesleyana, invito a leer el ensayo de Claudio Pose, publicado el 20 de abril de este año: https://iglesiametodista.org.ar/el-valor-de-la-oracion/. Sugiero esta lectura ya que quiero enfocarme en la oración del pacto, que es parte central del Culto de Renovación del Pacto.
William Parkes (un historiador y teólogo metodista) afirma que Wesley en su Breve historia de las personas llamadas metodistas, (completada en 1981) describe cómo surgió el primer servicio del pacto; dice:
“El 6 de agosto de 1755 mencioné a nuestra congregación en Londres, un medio de aumentar la religión seria, que había sido practicada con frecuencia por nuestros antepasados: la unión en un pacto de servir a Dios con todo nuestro corazón y con toda nuestra alma. Y lo explicó esto durante varias mañanas siguientes”. Relato similar se encuentra en sus Diarios donde Wesley dice que el primer servicio se llevó a cabo el lunes 11 de agosto de 1755, en la iglesia francesa de Spitalfields en Londres, con 1800 personas presentes. Él informa que: «recitó el tenor del pacto propuesto, en las palabras de ese bendito hombre, Richard Alleine «.
En 1663, Richard Alleine, un puritano, publicó Vindiciae Pietatis: o «Una reivindicación de la piedad en su mayor rigor y espiritualidad». En 1753, se publicó nuevamente en el libro A Christian Library de John Wesley. Wesley encontró el servicio rico y significativo, como lo expresa en su diario describiendo como muchos lloraron ante Dios, y muchos fueron consolados, con variedad de experiencias espirituales y de una notable bendición, trayendo sentido de perdón, salvación completa, manifestación de la gracia y salud.
Partes del culto fueron revisados y modificados por el mismo Wesley, hasta que los dejó en su presentación definitiva en 1780. Los orígenes de la oración del pacto han sido objeto de alguna discusión académica. Aunque Wesley lo atribuye en una ocasión al puritano inglés Alleine, también se han afirmado influencias del pietismo alemán, y también (con menos frecuencia) ecos de la tradición de la Alta Iglesia Anglicana de la que surgió Wesley. La Oración del Pacto forma parte del Servicio de renovación del Pacto que practicaban los primeros metodistas y según Parkes la Oración del Pacto es una versión muy truncada del original, pero se mantienen tanto el espíritu y el contenido de sus obligaciones esenciales.
En cuanto a sus orígenes, como influencia o afinidades con otras espiritualidades cristianas hay autores que ven huellas de la espiritualidad de los místicos y en especial los místico/as españoles/as, como Ignacio de Loyola (donde hay oraciones similares), Gregorio López y otros.
La oración y el servicio del pacto son reconocidos como una de las contribuciones más distintivas ( o quizás la única ) del metodismo a la liturgia del cristianismo en general y al protestantismo en general, y también son utilizados de vez en cuando por otras denominaciones cristianas.
El culto del pacto y en especial la oración del pacto ha sido para mi una bendición enorme, ya que me ha acompañado desde joven en mi espiritualidad y en mi lucha y vida de fe. Recuerdo la primera vez que leí esta oración, fue una emoción profunda y una búsqueda de entrega total y abandono en las manos amorosas de Dios. Similar a cuando leemos la oración de Jesús en el Getsemaní. Sensación espiritual que fortalece nuestra fe e incómoda nuestra autosatisfacción. Ya que obliga a revisar nuestras disposiciones a entregar nuestra vida desde el corazón, mente y cuerpo, a la voluntad de Dios (no conocida para nosotros en ocasiones).
Tanto es así que hace unos años, en una de las iglesias que estuve pastoreando, hice imprimir una copia de la oración del pacto con una imagen de fondo, donde hay una persona en actitud de oración en la montaña y frente a los cielos. Esa imagen la encuadramos y la pusimos como uno de los cuadros del templo. También la tengo frente a mi escritorio, para recordarme cada día que toda mi vida pertenece al Dios de la vida y del Universo.
Para terminar mejor, dejamos dos versiones de la Oración del Pacto, una personal para hacer cuando necesitemos renovar nuestra fe y la otra comunitaria para el culto del pacto. (esta última versión, presente en el nuevo manual de culto de la Iglesia Metodista Argentina). Como varios han dicho nos podríamos preguntar: ¿hay una oración que exprese una consagración más profunda?
Oración personal:
Señor hazme un siervo/a tuyo/a bajo tu voluntad. Ya no soy mío, sino tuyo. Empléame para lo que tú quieras, en el lugar en que tú quieras; sea para cumplir alguna tarea o para sobrellevar algún sufrimiento; permíteme ser utilizado por ti, o dejado de lado por ti; exaltado por ti o humillado por ti; déjame tener abundancia o padecer necesidad; tenerlo todo o no tener nada; libremente y de todo corazón someto todas las cosas a lo que a ti te plazca y a lo que ti dispongas.
Y ahora, oh glorioso y bendito Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tú eres mío y yo soy tuyo. Así sea. Y el pacto que he hecho sobre esta tierra sea ratificado en los cielos. Amén
Comunitaria:
Señor, a ti pertenecemos. Empléanos para lo que tú quieras, en el lugar en que tú voluntad imponga, sea para cumplir alguna tarea o para sobrellevar algún sufrimiento, para ser utilizados o dejados por ti, sea en abundancia o en necesidad. Libremente y de todo corazón nos sometemos a tu voluntad. Y ahora a Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, a quien pertenecemos en amor y lealtad sea nuestra fidelidad. Señor, somo tuyos. Que nuestra vida sea un canal de tu gracia, de tal manera que este pacto también se confirme en bendición para otras personas, ahora y eternamente. Amén.
Pablo Oviedo para CMEW