Escritura, mujeres y justicia de género
Hace unos días invité a una chica muy joven a nuestra iglesia. Me preguntó si podía ir con pantalones. Le dije que sí. La vestimenta no es una condición de ingreso en nuestra comunidad. Pero sí lo es en otras iglesias evangélicas u ortodoxas que se basan en un texto de Deuteronomio 22; 5 para establecer esa prohibición. El uso de la mantilla era obligatorio en la iglesia católica antes del Concilio Vaticano II y en algunas congregaciones lo sigue siendo porque interpretan que 1 Corintios 11; 5 así lo exige. En iglesias evangélicas de África la mujer está obligada a cubrir su cabeza durante la Santa Cena. Tampoco pueden participar del culto mientras están en el período menstrual.1
La cantidad de condicionamientos que a lo largo de los siglos se les ha impuesto a las mujeres en nombre de la Biblia es muy grande. La Escritura se usa para legitimar la subordinación de las mujeres y para exigirles obediencia. Se seleccionaron unos textos sobre otros para destacar la sumisión de la mujer cristiana. En el Antiguo Testamento se utilizan personajes como Rut para recalcar la obediencia a su suegra y en el Nuevo Testamento, a María como ejemplo de abnegación y de silencio.
En una lectura con perspectiva de género se ve que Sara, Agar, Rebeca, Raquel y Lea son mujeres fuertes con una incidencia fundamental en la historia bíblica. En la infancia de Moisés hay historias de mujeres que se burlan del poder del faraón (Ex 2). En el relato de la conquista de Jericó, (Jos 2-6), Rahab, una prostituta, contribuye a la victoria de los israelitas. En las tradiciones de las tribus de Israel, Débora, profetisa y jueza, con la ayuda de otra mujer, Jael, derrota a los enemigos de Israel (Jue 4-5). La madre de Sansón recibe dos veces la visita del ángel de Dios (Jue 13, 1-3.9ss). También es destacable la tradición de las mujeres sabias de Tecoa (2 Sam 14). Otros textos, en cambio, muestran discriminación: el relato del nacimiento de los hijos de Jacob (Gen 29-30); la hija de Jefté sacrificada para cumplir una promesa de su padre (Jue 11). Ninguna intervención divina la salva, como sí fue salvado Isaac del sacrificio (Gen 22,1-19).2
En los evangelios ingresan los que habían sido excluidos hasta el momento por pecadores e impuros: publicanos, mujeres, leprosos, pobres. La presencia de las mujeres en el movimiento de Jesús se ve –entre otros relatos- en la curación de la suegra de Simón (Mc 1;14-31; la curación de la mujer con flujo de sangre (Mc 5;25-34); la curación de la mujer encorvada (Lc 13;10-17) y el relato de la mujer que unge a Jesús (Mc 14,3-9). En las narraciones de la pasión, muerte y resurrección, las mujeres tienen un papel protagónico. Pero la influencia del papel de las mujeres decreció con los apóstoles. La tradición paulina trajo los “códigos domésticos” que proponen la sumisión total de la mujer (Col 3;18-4,1; Ef 5;21-6,9; 1 P 2;18-3,7). Esos códigos son los que sobrevivieron durante siglos y aún subsisten para seguir encorvando y desangrando a las mujeres.
La justicia de género, según la define la ONU, “tiene como propósito eliminar las desigualdades entre las mujeres y los hombres que se producen en la familia, la comunidad, el mercado y el estado. Ello requiere que las instituciones —desde las que se administra la justicia hasta las encargadas de diseñar las políticas económicas— rindan cuentas sobre la atención que dedican a la injusticia y a la discriminación que mantiene a multitudes de mujeres en la pobreza y la exclusión.”3
La iglesia es una institución religiosa. ¿En qué medida está dispuesta a rendir cuentas sobre la discriminación hacia las mujeres?
1 Fidèle Gandonou Houssou, Leer la Biblia de manera diferente, https://tsenamalalaka.wordpress.com/
2 Triana, Pedro, La experiencia de las mujeres y la tradición bíblica, en https://revtriana.wordpress.com/2012/01/04/la-experiencia-de-las-mujeres-y-la-tradicion-biblica/
3 http://www.unwomen.org/es/digital-library/publications/2012/4/gender-justice-key-to-achieving-the-millennium-development-goals
Por María de los Ángeles Roberto
Profesora en Letras (Instituto Superior del Profesorado San Agustín), Magister en Sagradas Escrituras (instituto Universitario ISEDET), Diplomada en Prevención de la violencia de género, prostitución y trata de personas (Centro de Estudios Filosóficos y Teológicos) y miembro de la Iglesia Evangélica Metodista Argentina de Almagro.
El Estandarte Evangélico
Tercer trimestre 2016
Escritura, medio ambiente y justicia ambiental
Escritura, Mujeres y Justicia de Género
Escritura: Reforma y actualización
Escritura, compromiso político y ejercicio profético