El servicio frente a la hospitalidad: por qué debería importarnos la diferencia
30 Ago 2018
en En contexto, Servicio Social
27 de agosto de 2018
Versión en español publicada el: 30 de agosto de 2018
Servir a los demás es algo que muchas comunidades religiosas establecen como prioridad. Pero ser hospitalario con los demás lleva al servicio a un nivel completamente nuevo. En sus observaciones durante el simposio juvenil celebrado el 23 de agosto en la Universidad Teológica Protestante de Ámsterdam, la Rev. Najla Kassab, presidenta de la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas, reflexionó sobre “La hospitalidad en el camino de justicia y paz de los peregrinos”.
El simposio formaba parte de los acontecimientos especiales con los que se conmemora el 70º aniversario del Consejo Mundial de Iglesias.
Cuando hablamos de hospitalidad, es pensar en los demás y en cómo se sienten, reflexionó Kassab. “En el servicio, nos interesa qué aprendimos, mientras que en la hospitalidad nos preocupa cómo se sienten”, dijo Kassab. “La hospitalidad trata de ellos, no de nosotros”.
Lamentablemente, podemos prestar servicio aunque no consigamos que las personas se sientan felices, respetadas y dignas. “La hospitalidad es asumir el riesgo de entrar en un nuevo espacio, y creo que este es el mismo riesgo que asumió Jesús cuando fue encarnado en nuestra humanidad”, dijo Kassab. “La hospitalidad no son meras acciones, como abrir un comedor de beneficencia o una cafetería para refugiados, darles comida y alojamiento, o ir corriendo de una tarea a otra; es más bien con qué espíritu ofrecemos hospitalidad lo que repercute en el impacto de la hospitalidad”.
La hospitalidad no es un acto de compasión, sino que está arraigada en nuestra fe, continuó Kassab. “No es una experiencia inquietante, sino más bien consiste en sentarse a los pies del Señor y experimentar el nuevo espacio donde Dios nos da forma. No crecemos como cristianos si no estamos preparados para cruzar a un nuevo espacio”.
Es por esto que muchos jóvenes consideran la iglesia monótona y aburrida, concluyó Kassab. “A menos que descubras un nuevo espacio para vivir tu fe, acabarás haciendo lo habitual, el servicio, pero no la hospitalidad”, dijo Kassab. “Estamos en una peregrinación donde esperamos vivir la paz y la justicia. A no ser que vivamos la hospitalidad, nunca estaremos en el buen camino; en un camino que nos hará pasar del miedo a la amistad”.