El mensaje de los presidentes del CMI en Pentecostés: «Olas de desesperación, lenguas de fuego»
En un mensaje de Pentecostés, titulado «Olas de desesperación, lenguas de fuego», los presidentes regionales del Consejo Mundial de Iglesias reflexionan sobre la poderosa presencia de Dios.
«La iglesia nació en medio del tumulto, y aun así, emergió del caos con un mensaje poderoso y, sin duda, transformador, que es relevante en todas las culturas y contextos», dice el mensaje. «Como en el primer Pentecostés, así ha de ser otra vez hoy».
Hay una fuerza natural silenciosa, invisible y letal; afirma el mensaje. «El nuevo coronavirus ha puesto al mundo entero en jaque, ha sembrado el pánico y el caos, ha enfermado a millones de personas y ha matado a cientos de miles», prosigue el texto. «La pandemia ha causado importantes estragos en las economías, ha trastornado las familias y la vida comunitaria, ha sorteado los más sofisticados sistemas sanitarios mundiales y locales, ha puesto a prueba el temple y la eficacia de los gobiernos, y ha provocado el hambre».
«Pero este Pentecostés, a lo largo de los siglos y en todo el mundo, nosotros, los cristianos, estamos vinculados entre nosotros y con los primeros discípulos para proclamar, como hicieron ellos, que el Dios de vida aún está con nosotros». «El Espíritu de Dios eleva nuestros corazones en oración y anhelo», dice el mensaje. «El Espíritu nos infunde el valor para hacer frente al dolor y al sufrimiento».