El desafío de una misión que incomode

10 Ago 2022
en Artículos CMEW
El desafío de una misión que incomode

Los desafíos para el metodismo en América Latina
en tiempos de neoliberalismo

El desafío de una misión que incomode


En esta serie de ensayos sobre los desafíos que enfrenta el metodismo latinoamericano, una dimensión clave es la visión teológica de la misión. Esto nos lleva a revisarlo más aún cuando uno de los conceptos más peligrosos que ha logrado implantar el neoliberalismo en nuestras sociedades es el de “sentido común”, es decir la aceptación sin critica de lo dado o de lo “políticamente correcto” ya que es aceptado como verdad por muchos o por la mayoría.


¿El sentido común en la misión?

Como se ha dicho “el sentido común es el más común de los sentidos” y nos lleva a aceptar lo establecido o lo obvio, sin aceptar otras alternativas o animarnos a cuestionar. Son muchos los investigadores sociales que nos llaman a cuestionar el sentido común, incluso cuando hoy muchos de los medios digitales y de comunicación se encargan de acrecentarlo. En esa dirección, el apóstol Pablo nos recuerda en su carta a los Romanos cap.12:2:


“Y no se adapten a los criterios del tiempo presente, sino transfórmense mediante la renovación de su mente, para que verifiquen cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno y aceptable y perfecto.”


La misión es una acción divina, no de la iglesia. Misión es Missio Dei. La iglesia coparticipa de la misma obra de Dios en el mundo, obra que pretende salvar y liberar a la humanidad y a la creación de todas las opresiones. La tarea de la iglesia, como enviada, es ver, oír, llamar, orientar, apuntar, ayudar, encarnarse y volverse solidaria como parte del testimonio de la obra de Dios. La misión apunta hacia el horizonte del reino de Dios. La misión demanda salir de los templos. Es dejarse interpelar por lo que está sucediendo más allá de nuestras congregaciones y comprometer a la iglesia con aquellos que sufren hoy los efectos de la globalización del sistema mamónico financiero y sus injusticias; raciales, de género, económica-social, etc.

Partimos de la realidad de este continente latinoamericano, que nominalmente en su mayoría se considera “cristiano” pero que es la región más desigual del mundo.


Veamos solo algunas dimensiones en que Wesley nos ilumina. No nos da recetas sino solo herramientas para reflexionar junto/as ¿Cuál es la misión que Dios nos encomienda hoy, como testificamos de Jesús hoy…? preguntas que debemos respondernos personal y comunitariamente.


Wesley y la misión

Como marco general, debemos decir que para Juan Wesley la misión de la iglesia era la razón de ser de la iglesia, tanto en su vida institucional como en su dinámica de movimiento.

En este marco se entiende su afirmación “El mundo es mi parroquia”, o aquella que expresaba el para qué de la obra que Dios estaba haciendo en su tiempo, no para formar una nueva secta, sino para reformar a la nación, particularmente a la iglesia, y para divulgar la santidad de las escrituras sobre la tierra.


1- Un primer ejemplo donde Wesley no se acomoda al sentido común de su tiempo, fue en la predicación al aire libre. Este evento cambió para siempre al movimiento que comenzaba. Algunos creen que el día clave del metodismo fue el 2 de abril de 1739 en Bristol y no solo el 24 de mayo de 1738 en la calle Aldersgate. Según Wesley, ese día decidió ser “más vil” , predicar al aire libre y encarnarse en la luchas de su pueblo. Él informa en su diario: “A las cuatro de la tarde (del 2 de abril) decidí “ser más vil” [2 Sam. 6:22], y proclamé en los caminos las buenas nuevas de la salvación, hablando desde una pequeña eminencia en un terreno contiguo a la ciudad, a unas tres mil personas. La escritura sobre la que hablé fue esta…: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ungió para predicar el evangelio a los pobres”.

Llamativo el texto de Lucas 4 que le fue inspirado, ya que este evento no solo arrancó al movimiento de las cuatro paredes de los templos, sino que lo entretejió y encarnó en las luchas de los trabajadores en general y de los mineros, que serán parte protagonista del movimiento metodista. En este sentido el metodismo se convirtió en la religión de las sociedades industriales incipientes y adoptó una actitud crítica ante la razón instrumental de la sociedad industrial. Cristianos metodistas fueron entre otros, fundadores de los sindicatos y partidos políticos, activistas sociales y luchadores contra la esclavitud. Si Wesley se hubiese basado en el “sentido común” jamás hubiera ido a Bristol a predicar al aire libre. Si el metodismo latinoamericano que fue vanguardia en la lucha por las leyes laicas y las libertades individuales a fines del siglo XIX, pionero en el movimiento ecuménico a mediados del siglo xx y en la lucha contra las dictaduras y la defensa de los Derechos Humanos en los 70s, 80s, , hubiera seguido el sentido común, no hubiera generado estas experiencias y testimonios de misión. ¿Cómo expresan nuestras predicaciones, liturgias y espiritualidad las luchas, necesidades de nuestros pueblos y la voluntad liberadora de nuestro Dios?


2- Un segundo ejemplo en el que Wesley no siguió los criterios de su tiempo fue en relación a lo económico. Si bien Wesley era leal al Rey, criticó duramente las bases que daban sustento al imperio. En relación a ello escribió su artículo “Reflexiones ante la presente escasez de alimentos” de 1773. Este artículo surge ante la terrible realidad socio económica que vivía Inglaterra hacia fines del siglo 18, grandes subas de precios de alimentos primordiales, escasez de productos básicos, pobreza creciente y degradación social, contrastaba con la acumulación de riquezas por parte de los nuevos ricos, la aristocracia y la nobleza británica. En el mismo Wesley plantea las preguntas que surgen de esa realidad:… “¿por qué miles de personas están hambrientas, pereciendo de necesidad en cada lugar de la nación? ¿Pero por qué no tienen trabajo?… ¿Pero por qué el alimento es tan caro? “Y el responde que el Estado debe jugar un rol primordial en la economía, porque es el que debe regular y controlar para evitar que los precios se disparen y los monopolios ganen, mientras las masas populares no participan de esa distribución de la riqueza.

En otro escrito, en el sermón Nº61 “El Misterio de la Iniquidad” (Obras Tomo III, p.p. 359-381), Wesley da una palabra a la iglesia. Una predicación que se constituye en un breve tratado de historia y teología sobre los peligros que acechan al Cuerpo de Cristo. Hace un recorrido por todas las Escrituras, para luego continuar por la historia de la iglesia hasta su presente. Plantea que el amor al dinero, al poder, al honor son los motivos principales que llevan a la iglesia en distintos momentos de su historia a su ruina. Afirma: “los cristianos se mantuvieron fieles a Dios mientras fueron pobres, cuando tenían muy pocas cosas terrenales, no amaban el mundo, pero cuantas más cosas tuvieron mayor fue su amor por ellas. Nunca lo olvides, en todos los tiempos la riqueza ha sido una maldición para el cristianismo auténtico.”

Este tema es clave en nuestro tiempo, ya que vivimos bajo el poder de un sistema financiero mundial globalizado que genera pobreza y destruye la creación en todo el planeta. Y como cristianos y metodistas debemos enfrentar esa realidad idolátrica y nos llama no solo a denunciar proféticamente a los “sacerdotes económicos” y a gobiernos políticos que le son cómplices, sino a rever nuestras prioridades en la misión, para que nuestros objetivos y programas de misión no sean gobernados por el amor al dinero, al éxito o al poder, esa es la ruina de la iglesia , nos recuerda Wesley.


3- Otro ejemplo contrario al “sentido común” Wesley lo marca a través de la frase “la religión no debe ir del mayor al menor o parecerá que el poder viene del hombre, sino al revés”

(ver en su diario el 21 de mayo de 1764, en 1783 lo vuelve a decir en su diario).

Para Wesley “el orden de mayor a menor” correspondería a la sabiduría del mundo que es necedad para Dios, para que la gloria no sea para los hombres sino de Dios. Es un principio radical, que extrae de la primera carta de Pablo a los corintios 1:28..”y lo vil y despreciado del mundo ha escogido Dios; lo que no es, para anular lo que es”.

Es urgente tener en cuenta esta visión descolonizadora y de reivindicación de la dignidad de aquello/as que han sido excluidos o sometidos en la misión de la iglesia, “los menores”.

Esto nos ayuda a despejar la falsa dicotomía entre evangelizar y acción social profética o entre “conservadurismo compasivo” y programas estructurales de asistencia.

Ver a las obras de misericordia como medios de gracia y no como obras de caridad paternalista, cambia todo.

La gracia que emerge de nuevas formas de relación con Dios y las demás personas, nos lleva hacia una perspectiva nueva. En un contexto tan individualista como el que vivimos el solo hecho de buscar el encuentro con los otro/as se experimenta una nueva creación.

El poder vivir la misión no “desde arriba a abajo” sino desde “la mutualidad” que crea el Espíritu, en diversidad e igualdad es de por sí transformador.

“A menos que empecemos a vivir nuestras vidas de forma mutua y sin querer controlar al otro en nuestras relaciones con Dios y el prójimo, la nueva creación será simplemente otra pía ilusión y volvemos al punto en el cual empezamos.” (Joerg Rieger, Gracia bajo presión, (Buenos Aires, Aurora, 2015 p.29).

En otras palabras, una prioridad de la misión de Dios hoy significa; regresar a las obras de misericordia de una manera renovada. En especial el servicio junto a otro/as en necesidad, que nos renueva en nuestras obras de piedad, en nuestra relación con Dios y visibiliza proféticamente la injusticia.

La misión de la fe cristiana hoy en América Latina es hacerlo desde los márgenes El designio de Dios para el mundo no es crear otro mundo sino recrear lo que Dios ya ha creado en amor y sabiduría. Jesús comenzó su ministerio afirmando que estar lleno del Espíritu es liberar a los oprimidos, restaurar la vista a los ciegos, y anunciar la venida del reino de Dios (Lucas 4: 16-18, mismo texto que eligió Wesley en Bristol).


Emprendió el cumplimiento de su misión optando por los que están en los márgenes de la sociedad, y no ya a partir de una caridad paternalista, sino con el objeto de impugnar y transformar todo lo que niega la vida, incluidos las culturas y los sistemas que generan y mantienen la pobreza, la discriminación y la deshumanización generalizadas, y explotan y destruyen a las personas y la tierra. La misión a partir de los márgenes es un llamamiento a entender las complejidades de las dinámicas de poder, los sistemas y las estructuras mundiales, y las realidades contextuales locales. Entonces, la misión desde los márgenes invita a las iglesias cristianas a volver a pensar y sentir la misión como una vocación que nos inspira el Espíritu de Dios, que obra por un mundo en que la plenitud de vida sea posible para toda persona.

Asumir esta clave hermenéutica-teológica de la misión desde los márgenes nos empujan a

a encuentros de gracia y misericordia con aquellos/as que también nos evangelizan, ya que son el rostro de Jesús crucificado y resucitado que nos viene al encuentro, para transformarnos. Y en ese encuentro reivindicar a todos/as lo/as rostros/as y grupos excluidos o subalternos como: los pueblos originarios, las mujeres en su lucha por igualdad de género y contra los femicidios, la creación como casa común maltratada , y tanto/as mas.


En estos tiempos de disputa por la identidad metodista latinoamericana, soñamos con un metodismo guiado por el Espíritu de Jesús el Cristo, que nos incomoda en nuestro “sentido común” y nos permita construir comunidades de misión, alternativas al espíritu dominante en nuestro tiempo. Que así sea.


Pablo Oviedo para CMEW


Preguntas para reflexión


  1. ¿Cual es el “sentido común” en la Misión de Dios? ¿Cómo lo buscamos e interpretamos?
  2. Comenzar la misión desde los márgenes ¿Que es esto? ¿Por qué? ¿Cual es la clave bíblico teológica?
  3. La afirmación “Poder vivir la misión no “Desde arriba hacia abajo” sino desde la “mutualidad” que crea el Espíritu, en diversidad e igualdad es por si transformador. ¿Cómo lo conectamos con nuestras prácticas eclesiales?

 

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