Constitución y Reglamento General – Con modificaciones 2007
INTRODUCCIÓN HISTÓRICA
El 23 de marzo de 1825 la Sociedad Misionera de la Iglesia Metodista Episcopal de Nueva York, resolvió dirigirse a los obispos de la Iglesia significándoles que creía “muy deseable establecer una misión en la América del Sur”. La Conferencia General de 1832 recomendó, en consecuencia, que los Obispos y la Sociedad Misionera dieran los pasos necesarios para tal fin. Coincidentemente alguien escribió desde Buenos Aires, a la Sociedad, solicitando el envío de un misionero a esta ciudad.
En 1835 el reverendo Fountain E. Pitts, enviado por la Sociedad Misionera, realizó un viaje de exploración, visitando Río de Janeiro, Montevideo y Buenos Aires, y recomendó a la Conferencia General de 1836 el establecimiento de misiones en Río de Janeiro y Buenos Aires. Fueron enviados entonces, a Río de Janeiro el Dr. Justin Spaulding y el Dr. Daniel P. Kidder, y a Buenos Aires, adonde llegó en diciembre de 1836, el Reverendo John Dempster.
La crisis financiera que afectó a la Sociedad Misionera hacia 1839 obligó a interrumpir la obra en América del Sur. La naciente congregación de Buenos Aires, sin embargo, prosiguió su tarea. Estaba en construcción el primer templo en pleno centro de la ciudad, y aunque el Dr. Dempster tuvo que regresar a los Estados Unidos, lo mismo que el Dr. William H. Morris, que por entonces había comenzado la obra en Montevideo, la congregación de Buenos Aires organizó una Sociedad para la promoción del Culto Cristiano y solicitó a la Sociedad Misionera le permitiera utilizar el templo a medio terminar y enviara a Buenos Aires al Dr. Morris, responsabilizándose por su sostén. La Sociedad accedió y el 3 de enero de 1843 fue inaugurado solemnemente el primer templo metodista en América del Sur. La entidad local mencionada se hizo cargo así de la obra hasta que, en diciembre de 1856, la Sociedad Misionera volvió a tomarla bajo su cuidado enviando al reverendo William Goodfellow y reiniciando su actividad misionera en el campo sudamericano, con vistas a la iniciación de la obra en castellano. Bajo la dirección del Dr. Goodfellow la obra en inglés se extendió hasta la ciudad de Rosario, Santa Fe, en 1864. También se crearon congregaciones de habla francesa y alemana entre los colonos protestantes de Santa Fe y Entre Ríos, y se intentó reanudar la obra en Montevideo.
Después de algunos intentos fallidos para iniciar el trabajo en el idioma nacional, el Dr. Goodfellow vio la oportunidad de preparar a jóvenes de su propia congregación para esa labor. Uno de esos jóvenes, Juan Francisco Thomson, escocés criado en la Argentina, fue enviado a estudiar teología a la universidad metodista “Ohio Wesleyan”, en los Estados Unidos, de donde volvió como ministro ordenado de la Iglesia Metodista Episcopal, y el 25 de mayo de 1867, después de algunos otros intentos esporádicos, inició formalmente la predicación en castellano.
Al año siguiente el Dr. Thomson comenzó la predicación en castellano en Montevideo. En adelante, si bien la obra en inglés siguió siendo atendida y se crearon congregaciones de habla alemana e italiana cuando las circunstancias lo hicieron aconsejable, la obra en el idioma nacional fue la preocupación principal. En 1881 el Dr. Thomson inició la predicación en Asunción del Paraguay, donde la obra metodista subsistió hasta 1916, cuando a raíz de un acuerdo entre varias entidades misioneras, fue transferida a la Iglesia de los Discípulos de Cristo.
Con el fin de preparar elementos nacionales para el ministerio de la Iglesia, el Dr. Thomas B. Wood, a la sazón Superintendente de Distrito, residente en Montevideo, con la colaboración de Pastor Daniel Armand Ugon de la Iglesia Valdense establecida en el Uruguay, comenzó en 1884 lo que llegaría a ser el Seminario Metodista, trasladado finalmente a Buenos Aires, integrado desde 1916 en la institución interdenominacional denominada más tarde Facultad Evangélica de Teología.
En 1885, el Dr. Wood creó el Distrito de Río Grande del Sur, en el Brasil. Allí la obra se expandió, particularmente la actividad educativa. Toda ella pasó a la iglesia Metodista Episcopal del Sur cuando, años más tarde, esta Iglesia estableció la misión que dio origen a la actual Iglesia Metodista del Brasil.
Hacia 1893 la obra metodista en América del Sur había crecido lo suficiente como para alcanzar la categoría de Conferencia Anual, y como tal se organizó ese año. Además de Argentina, Uruguay y Paraguay, integraban la Conferencia Anual de Sudamérica la misión en el Perú iniciada desde el Río de la Plata y la obra comenzada en Chile por la organización misionera del Obispo Taylor, de cuyo sostén se hizo cargo, luego, la Junta de Misiones de Nueva York.
En 1901 se organizaron separadamente las conferencias de Chile y Perú. En 1910 la Conferencia Anual de Sudamérica cambió su nombre por el de Conferencia Anual Este de Sudamérica, que conservó hasta 1946, cuando pasó a denominarse Conferencia Anual del Río de la Plata.
En 1954, a raíz de la organización de la Conferencia Anual Provisional del Uruguay, la obra metodista en la Argentina tomó el nombre de Conferencia Anual Argentina. Finalmente, a fin de lograr una mejor atención y promover el desarrollo de la obra en la parte Sur del territorio argentino, a partir de 1963 dicha región se organizó como Conferencia Anual Provisional de la Patagonia.
La Conferencia Anual Argentina y la Conferencia Anual Provisional de la Patagonia son las que hoy constituyen la Iglesia Evangélica Metodista Argentina.
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