Carta Pastoral del CLAI: «Venga tu Reino, Señor»
He visto muy bien la aflicción de mi pueblo que está en Egipto. He oído su clamor por causa de sus explotadores. He sabido de sus angustias.
Éxodo 3:7 (RVC)
Queridas hermanas y hermanos:
Llegamos a ustedes por segunda vez desde la conformación de la Mesa Nacional de la Red del Consejo Latinoamericano de Iglesias, queriendo compartir una serie de reflexiones que nos posibiliten orar, pensar y discernir el tiempo que nos toca atravesar como país.
Decíamos en nuestra Carta Pastoral de Adviento y Navidad (21 de diciembre de 2023) que estábamos viviendo tiempos de oscuridad en lo económico, en lo social y en los liderazgos. Hoy no sólo seguimos atravesando ese “valle de sombras”, como diría el salmista, sino que vemos cómo se profundiza la oscuridad.
Escuchamos las angustias y el clamor cada vez más fuerte de las personas que sufren las decisiones que no les benefician. Clamor que se ha agudizado en los últimos meses. Desde nuestras iglesias y comunidades escuchamos este clamor, y sabemos que Dios también escucha, como supo escuchar el clamor de su pueblo cuando sufría en Egipto.
Nos preocupa la pérdida del poder adquisitivo de los salarios de los trabajadores y trabajadoras en todos los sectores económicos del país.
Nos preocupan y duelen las personas mayores jubiladas y pensionadas, que en tantos casos se debaten entre comer, pagar los servicios, o comprar sus medicamentos.
Nos preocupan los empleados públicos que han sido despedidos en diversos ámbitos del Estado nacional y sus dependencias, en muchos casos sin que hubiera pruebas de su falta de idoneidad o competencia.
Nos preocupa y nos espanta que las más altas autoridades de la Nación afirmen querer la destrucción del Estado. Siendo que en sus responsabilidades está el velar por un funcionamiento más eficiente y justo del mismo.
Nos preocupa y alarma la eliminación de políticas públicas por presuntas irregularidades, políticas que respondían a necesidades y derechos de diferentes sectores de la sociedad que conformamos que hoy quedan huérfanos.
Nos preocupa y llamamos la atención sobre la violencia mediática y política, la crueldad y falta de empatía con la que se hacen afirmaciones públicas, los discursos de odio que crecen de manera exponencial, la descalificación y los insultos a oponentes, etc. Todo esto tiene profundas consecuencias en el delicado entramado social cada vez más precario.
Estas son sólo algunas de las preocupaciones que responden a los clamores que escuchamos en nuestras comunidades e iglesias, y que sabemos, Dios también escucha. Es nuestra oración que Dios ilumine a todas las personas cuyas decisiones afectan la vida de tantas y tantos, les ablande sus corazones y les permita escuchar las necesidades del pueblo.
En ese sentido, damos gracias a Dios por los espacios de diálogo e intercambio respetuoso, la búsqueda y construcción de consensos, el escuchar a todas las voces, especialmente la de las personas involucradas en las temáticas abordadas.
Damos gracias a Dios por cada espacio que se abre o se sostiene respondiendo a las necesidades de las personas más golpeadas por esta crisis.
Damos gracias a Dios por la autocrítica de quienes entienden que no han dado ni están dando las soluciones que el pueblo necesita.
Damos gracias a Dios por los hombres y mujeres con mirada profética, que se animan a señalar cuando los caminos que se proponen nos alejan de la voluntad de fraternidad, justicia y paz de nuestro Dios.
Nos despedimos en la esperanza de que el Reino de Dios se nos acerque, trayendo “la fuga total de la noche”, como afirma la canción:
Un poco después del presente alegre el futuro proclama la fuga total de la noche, la luz que ya el día derrama.
Venga tu reino, Señor; la fiesta del mundo recrea, y nuestra espera y dolor transforma en plena alegría.
Silvio Meincke – Edmundo Reinhardt y João Carlos Gottinari, Brasil
Por la Mesa Nacional de la Red del Consejo Latinoamericano de Iglesias – Argentina
Pastor Luis G. Vásquez
Moderador de la Mesa Nacional