Carta Pastoral de noviembre: A 501 años de la reforma protestante…

09 Nov 2018
en Episcopado
Carta Pastoral de noviembre: A 501 años de la reforma protestante…

«Vayan y aprendan lo que significa “Misericordia quiero, y no sacrificio»
Del Evangelio de Mateo 9:13 (RVC)

  

A 501 años de la reforma protestante…

Al pensar en la Reforma Protestante y en su impacto se suelen señalar las 95 tesis y otros temas abordados por Martin Lutero. Nosotros queremos subrayar su pregunta: ¿Cuándo encontraré un Dios misericordioso?  Porque eso lo inquietaba en la profundidad de su vida y  se convertiría en el impulso que iba a  sostener toda su  obra. Esta es la interrogante que surge de su experiencia personal en la búsqueda de un Dios generoso,  tamizando toda su mirada y todas sus proclamas.

En el sustrato de la Reforma descubrimos que el corazón de Dios es la bondad, la misericordia y la gracia. Y no un Dios juez  pesando en su balanza las virtudes humanas.

La convicción de que Dios es amor se impondrá para enfrentarse a la teología nominalista y escolástica de la época, rígida y dogmática.  Y va a poner de manifiesto la trascendencia de la gratuidad, de la gracia, en la relación con Dios.

Juan Calvino desde Ginebra afirmará que lo que realmente importa es presenciar el rostro bondadoso de Dios: “Si tenemos la menor chispa de la luz de Dios, que nos descubre su misericordia, somos suficientemente iluminados para tener una firme seguridad”.

Para el protestantismo, la relación con la misericordia de Dios es fundante de una experiencia de liberación y reconciliación. A partir de aquí -y fruto de la acción del Espíritu- la misericordia tendrá su correlato en el compromiso con una época en la búsqueda de una ética de igualdad, justicia y paz.

Repensar la Reforma hoy como un proceso abierto es una invitación a una reforma permanente, que mira críticamente al igual que antaño la integralidad de la vida en todas sus dimensiones constitutivas.

Hoy los paradigmas de la modernidad y de la posmodernidad están en crisis, y lo que reflejan es la crisis de un tipo de civilización. Se nos impone y tenemos que trabajar una nueva visión del ser humano, del mundo y de Dios.

Necesitamos comprometernos con la misericordia de Dios, para no ser cómplices de ningún tipo de atrocidad ante los migrantes y refugiados, ante la exclusión social o ante todo tipos de discriminación, frutos de una lógica de construcción que sigue perdiendo todo rostro de humanidad.

Lutero encontró al Dios de la misericordia, hizo de Él su bandera en el compromiso por la libertad, y por eso fue muy crítico de la especulación financiera, del endeudamiento como sistema de dependencia y del abuso en el intercambio comercial.

La reforma protestante se sigue abriendo paso como un proceso en marcha, no acabado. ¡Que Dios nos bendiga en este largo y desafiante camino que tenemos para transitar en nuestra América Latina!

Para reformar hay que protestar, protestar desde los postulados del Evangelio. ¡Que Dios nos fortalezca en esta protesta por la vida, por la gracia de Dios, por la libertad  y por la dignidad de todo ser humano!

¡Y que el Espíritu de Jesús nos conceda entrañas de misericordia, que nos desinstalen de nuestras comodidades y nos animen a trabajar por un mundo más justo e igualitario para nuestros pueblos! ¡Y volvamos a creer en lo transformador de la ternura y del amor!  Que así sea, amén.

 

Abrazo fraterno/sororal.

 

Pastor Américo Jara Reyes

Obispo


Pastor Américo Jara Reyes
Obispo

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