Vigésimo domingo de Pentecostés

Salmo 22:1-15; Amós 5:6-7, 10-15; Hebreos 4:12-16; Marcos 10:17-31

Evangelio de Marcos 10.17-27: Un joven rico pregunta a Jesús con toda reverencia: ¿qué haré para heredar la vida eterna? Una cosa te falta, deja todo lo que tienes y dalo a los pobres y ven y sígueme... ¡Qué difícil será para los que confían en las riquezas entrar en el reino de Dios!

Profeta Amós 5.7,10-15: Ustedes que convierten la justicia en amargura y humillan al pobre, no habitarán las casas que edificaron ni beberán de sus viñedos, y porque hacen perder a los pobres en los tribunales. Busquen lo bueno, afirmen la justicia, y Dios tal vez les tenga piedad…

Carta a los Hebreos 4.12-13: La palabra de Dios es viva y eficaz, y discierne los pensamientos e intenciones, y deja abierto todo ante la presencia del Dios ante quien debemos dar cuenta.

Salmo 22.4-5, 26-29: Nuestros padres te pidieron ayuda y les diste libertad. Ahora, coman, ustedes los oprimidos. Porque el Señor es el rey. Y los que viven en la abundancia, adoren solo a Dios, pues sin él ustedes no son nada.