Discusiones en el camino

05 Nov 2020
en Episcopado
Discusiones en el camino

« -Como ustedes saben, entre los paganos los jefes gobiernan con tiranía a sus súbditos, y los grandes hacen sentir su autoridad sobre ellos. Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que entre ustedes quiera ser grande, deberá servir a los demás; y el que entre ustedes quiera ser el primero, deberá ser su esclavo.»
Evangelio de Mateo 20:25-26 (DHH)


¿Qué discutían por el camino? La discusión sobre quién es el más importante –que emerge entre los discípulos camino de Jerusalén– nos permite vislumbrar y desentrañar la conexión entre deseo de poder y masculinidad hegemónica en una sociedad patriarcal. En los relatos evangélicos hay varios casos de discípulos pidiendo los primeros lugares, o también queriendo tener preeminencia en la Última Cena. Con lo cual podemos ver que las discusiones y tensiones sobre los puestos de importancia y de dominación vienen desde el inicio de la iglesia, y que permanecen allí escritos, para que las comunidades puedan realizar un aprendizaje sobre los modos y lógicas de ser seguidores y seguidoras de Jesús.

La filósofa Hannah Arendt, figura clave de la teoría política del siglo XX, habla de la “ceguera del poder”, como dominio sobre otras y otros. Resulta absolutamente pertinente desaprender esta espiral de dominio como manera de construir la vida, en especial en estos tiempos signados por relaciones fragmentadas y agrietadas en la casa común. Una de nuestras tareas para construir sociedades más justas, será la de oponernos a prácticas que degradan y esclavizan, y a un sistema de vida que se ofrece como inmodificable.

El texto del evangelio nos habilita y nos desafía para construir nuevos modelos conectados con la ternura y la bondad. Y no como prácticas de debilidad, sino como prácticas de fortaleza inquebrantable, que generan experiencias luminosas de calidez y amor.

Le damos un nuevo significado al poder desde el servicio en la comunidad. En el texto se emplea el verbo griego diakoneō, para describir lo que Jesús espera de su movimiento. Y este verbo ilustra la situación de los esclavos, los de más abajo en la escala social, y nunca se usa para hablar de varones en rango de autoridad. Describe también las actividades femeninas, aplicándose a él mismo la condición de servidor –qué provocación por parte de Jesús a la masculinidad dominante–, esperando que los suyos, en este caso los varones, asuman este modelo de masculinidad, que se subordina a los valores del Reino y no a los valores del Imperio.

La mirada de Jesús tiene el poder de romper prejuicios, llega a lo profundo transformando corazones y miradas, constituyéndose en paradigma para que la humanidad sea más plena, más rica, más hermosa. Su propuesta, por demás innovadora, se ofrece en abierto contraste con la del judaísmo helenista y también contra el modelo de la vida urbana grecorromana.

No será así entre ustedes: las relaciones justas son fundacionales para que la humanidad florezca en la vida abundante que Dios anhela. Con su intervención, Jesús rompe con este modo de mirar y admirar el poder que oprime y miente, y que saca provecho de los demás, para sacar ventaja. No será así entre nosotros: no naturalizaremos este uso del poder, no repetiremos las trampas que el patriarcado usa para manejar el tejido de relaciones de una manera enferma y opresiva.

No será así entre ustedes: para mirarnos y reconocernos como sagradas y sagrados es necesario descalzarse. Con respeto, en disposición a la escucha atenta, a la apertura humilde hasta las raíces. Mirarse y construirse de otra manera, descubriendo en los evangelios las enseñanzas sobre la redención, la igualdad y la dignidad que brinda Dios para mujeres y hombres. No será así entre nosotros: como comunidad hermenéutica, interpretaremos teológica y pastoralmente la Palabra como Buena Noticia, que libera del poder absoluto de Roma y de la opresión del poder religioso.

Recupero las palabras del teólogo chileno Pablo Richard, para iluminar la responsabilidad de la iglesia como comunidad contracultural que se resiste al presente tiempo y al actual estado de situación:


“La Iglesia debe recuperar su identidad profética y evangélica para vivir la solidaridad. Cuanto más la Iglesia se piensa desde el poder y persigue en su seno a toda corriente que busca rescatar la identidad de sus orígenes, tanto más la Iglesia estará incapacitada de vivir la solidaridad. La Iglesia de la solidaridad entra necesariamente en confrontación con la lógica insolidaria del sistema. La Iglesia podrá ser Iglesia, únicamente como Iglesia de la resistencia dentro del sistema.”


No será así entre ustedes: resistir y no amoldarse al mundo presente es levantar una lectura liberadora, hacia un reordenamiento que trastoca las bases del imperio y del amo dominante. Cada día construimos nuevas relaciones de trabajo y de género, de valoración y de prestigio, nunca más relaciones injustas, desiguales, agresivas y excluyentes. Y por ello es necesario asumir el desafío de Jesús: No será así entre nosotros.

Entre nosotros será el amor servicial, entre nosotros será el espíritu del “Cristo que nos ha dado el poder de animar, el amor que nos impulsa a consolar a otros, teniendo un corazón compasivo, viviendo todos en armonía , unidos por un mismo amor, por un mismo espíritu y por un mismo propósito” (Carta a los Filipenses 2:1-2).

“Miramos el atardecer y resuena en el corazón la esperanza de que el día que está detrás de esa noche será mejor para cada uno de nosotros y nosotras.” Juan Pablo Arce.


Abrazo fraterno/sororal

Pastor Américo Jara Reyes
Obispo

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