01- Pedro sana a un paralítico
Guías Metodológicas
Esta jornada no cuenta con Libro de Actividades
Hechos 3
Pensando en el hombre que recibió sanidad de parte de Dios, debemos resaltar el desprecio y marginación que vivían las personas con impedimentos físicos o enfermedades. Los judíos creían que eso era resultado del pecado directo de ellos o de sus padres. En esa época, los mendigos acostumbraban a sentarse a la entrada de los templos para pedir limosna, pues las personas que se acercaban a los templos para adorar a Dios, generalmente, eran más generosas con su prójimo.
Pedro y Juan mantienen sus ritos judíos revitalizados por la acción del Espíritu Santo. En esta ocasión van a orar al templo y se encuentran con alguien que les pide ayuda. Ellos no tienen dinero pero no ignoran al mendigo enfermo y le ofrecen una posibilidad que lo dignifica.
Pongamos especial atención al versículo 4: Pedro lo mira a los ojos, le ofrece su mano para que se ponga de pie. Hablan de igual a igual, no desde arriba mirando a un pobre mendigo, sino a un ser humano con necesidades y ante todo lo miran con su amigo Juan. Le devuelven su dignidad perdida. Actúan según lo que aprendieron de Jesús. No le dan una limosna que lo atará a seguir pidiendo otras, sino que lo libran definitivamente del impedimento que lo limita. Ellos se compadecen de su situación y lo presentan al Señor Jesucristo para que lo sane. Pedro deja de lado todos los prejuicios, para suplir la verdadera necesidad del cojo. Mucha gente cree que todo lo que necesita es dinero pero presentar a Jesucristo es el regalo más grande que tenemos para ofrecerle a cualquier persona.
¿Qué queremos lograr?
- Comprender que para ayudar a otro no es indispensable tener dinero o cosas para regalarle.
- Reconocer que Dios puede hacer maravillas hoy en día por medio de sus hijos.
- Determinar una necesidad en los miembros del grupo para orar por ella.
Índice
./ niñas/os no lectores
Para compartir esta historia utilizaremos un recurso que está en el libro “Corta y cuanta. Historias bíblicas para recortar y contar”.
A medida que contamos la historia vamos recortando el papel para que quede formada la figura del hombre rengo. Luego podemos hacer una figura para que cada niño pueda pintar y representar la historia escuchada.
- Doblar el papel por la mitad verticalmente.
Comenzar a contar la historia:
Un día, a la tarde, Pedro y Juan fueron al templo a orar. En la puerta del templo habla un hombre sentado.
¿Qué les parece que hacia ese hombre allí?
- Doblar el papel horizontalmente en forma de acordeón, de abajo hacia arriba, hasta la línea de puntos.
Continuar: este hombre estaba pidiendo dinero en la puerta porque no podía caminar bien. Cuando Pedro y Juan pasaron frente al hombre, también les pidió dinero a ellos. Pedro le dijo: “no tengo dinero pero tengo otra cosa para darte. En el nombre de Jesús, levántate y camina.
- Recortar la figura a medida que se va contando la historia. Cortar por encima de esos dobleces del acordeón.
Continuar: Pedro se agachó y tomó la mano del hombre.
- Desplegar la figura y levantarla. Hacer que el hombre salte.
Seguir: Pedro lo ayudó a pararse y el hombre comenzó a caminar. En realidad, comenzó a alabar a Dios y a saltar porque estaba muy contento porque estaba curado.
¿Qué hacemos nosotros cuando estamos contentos?
Relatar: el hombre entró al templo saltando y cantando. La gente que estaba en el templo se dio cuenta que era el hombre que siempre estaba sentado en la puerta y que no podía caminar bien. Todos estaban sorprendidos. Y Pedro le preguntó: ¿por qué están sorprendidos? Jesús curó a este hombre.
- Entregar la figura recortada para que los chicos jueguen a representar la historia.
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Otra posibilidad es armar títeres de varilla y contar la siguiente historia:
– Hola, me llamo Pedro y les presento a mi amigo Juan
(aparece Juan y saluda a los chicos)
– Como ya son las tres de la tarde tenemos que ir al templo a orar Junto a otras personas, ¿nos acompañan?
(van caminando hacia el templo)
Pedro:- Mirá, Juan, en la puerta del templo hay un mendigo que esté pidiendo .
Juan: si, yo lo conozco, es un hombre rengo.
Mover el títere del cojo para dar Idea de que está pidiendo.
Pedro: – Hola, míranos. No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy, en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.
Levantar el títere del cojo y mover los tres hacia la puerta del templo.
Hacer volver a Pedro que contará lo siguiente:
– Chicos: este hombre que antes pedía en la puerta del templo ahora está orando y alabando a Dios. La gente está sorprendida por este milagro. Vuelvo al templo a darle gracias a Dios por esto.
- Hacer los títeres con los chicos para que ellos dramaticen la situación. Pueden pintarlos, pegarles papeles para hacer la ropa.
Para finalizar las dos propuestas:
Preguntar si saben de algún amigo que está enfermo, o pasando por momentos feos. Y acompañarlos en esa situación y orar por esos amigos.
Si no hay enfermos en el grupo, orar por aquellos que no se pueden levantar o no pueden caminar.
Resaltar que Pedro no le dio plata y que nosotros también podemos ayudar a otros sin dinero.
ORAR.- pidiendo al Señor su ayuda para que también podamos ayudar a otros.
./ niñas/os lectores menores
Comenzar el encuentro con el siguiente juego que prepararemos previamente:
Hacer 5 papeles en los cuales escribiremos:
– No tengo oro
– Lo que tengo te lo doy
– Ni plata
– Hechos 3
– Pero
Luego se deben esconder estos 5 papeles en diferentes lugares del salón.
Al llegar los chicos anunciar que buscarán un mensaje oculto pero que no está armado y que deberán armarlo para poder leerlo.
- Al armarlo preguntar qué podemos dar sin dinero.
Luego de escuchar sus opiniones buscar la historia en la Biblia y leerla en Hechos 3.
Decir que: es la historia de un hombre que cambió su vida sin haber recibido ni oro ni plata.
Preguntar qué es lo que más les gusta de este pasaje y por qué.
Relacionar el pasaje con las personas que piden actualmente en la calle, los niños que limpian los vidrios y si su vida cambia cuando reciben el dinero. Quizás en nuestro grupo haya niños que viven limpiando los vidrios o pidiendo.
Preguntar cómo los trata la gente cuando piden.
Destacar que Pedro lo miró a este hombre a los ojos porque lo consideraba importante por ser hijo de Dios. No lo trató como el resto de la gente; porque ellos habían recibido al Espíritu Santo y sabían que Dios quiere que todos tengamos una vida distinta. Nadie nació para estar pidiendo, sino para tener una buena vida según la voluntad de nuestro Padre Dios, y eso significa que cada uno tenga lo que necesita para vivir.
- Pensar cómo podemos ayudar a alguien aunque no tengamos dinero. Tratar de orientarlos hacia algo concreto, posible de llevar a cabo por ellos.
Orar haciéndolos repetir: “Señor, no tengo oro ni plata pero ayudame a dar lo que sí tengo, que es el amor que vos me das todos los días. Amén”.
Piensen en un niño/a del grupo o conocido por ellos que tenga una necesidad muy grande por la cual deben orar. Oren por esa necesidad.
Aprovechar la oportunidad para hacer una verdadera intercesión por la necesidad presentada.
Hacer tarjetas (o papelitos) para que anoten la petición y en la casa continúen orando por ella.
Anotar en una tarjeta o papel (grande) la necesidad para que la coloque en el salón y recuerden en cada encuentro orar por esta petición.
./ niñas/os lectores mayores
Leer la historia de la Biblia en Hechos 3.
Comentar las costumbres de la época para ayudar a comprender mejor el texto.
¿A dónde iban Pedro y Juan cuando iban al templo?, ¿Cuánto tiempo llevaba el hombre sin poder caminar? ¿Por qué el hombre rengo estaba sentado en la puerta del templo? ¿Qué dijo Pedro al cojo? ¿Qué pasó cuando Pedro le dijo que se levantara?
Buscar las acciones que están presentes en el relato, esto ayudar a ubicar con precisión lo ocurrido. A partir de allí pensar qué hacían las otras personas cuando veían a este hombre.
- Hacer una lista en un papel para que todos vean las acciones de Pedro y de Juan y del resto de la gente.
¿Les pasó alguna vez una situación parecida? ¿Qué hicieron? ¿Qué hacen las personas grandes? ¿Qué les parece que debemos hacer cuando alguien necesita ayuda? ¿Nos molesta que alguien nos pida algo? ¿Qué tenemos que hacer? ¿Qué cosas podemos hacer sin necesidad de tener dinero?
Decir: En ese momento Jesús ya no estaba presente físicamente, entonces ¿por qué estos hombres hacían esto?
ORAR.-
./ adolescentes
Las manos de nuestra comunidad de Fe:
Entre todos, a modo de Estudio Bíblico leer Hechos 3: 1-10. (tomado de la Versión “Dios habla Hoy”):
El texto relata la ida de Pedro y Juan al templo para la oración de las 3 de la tarde. Es la hora del sacrificio diario por los pecados ocultos de Israel.
La expresión “paralítico de nacimiento” significa paralítico desde el vientre de su madre. Se consideraba que el enfermo de nacimiento traía la maldición del pecado de sus padres. Así lo enseñaban los rabinos de Israel.
Este paralítico era también un impuro. Por eso tenía prohibido entrar al Templo, pues estaba privado del perdón y la bendición divinos. Solo podrá vivir de limosnas. Sin acceso a la fe, sin amigos, ni condiciones mínimas de vida justa.
Tan acostumbrado estaba este mendigo a que la gente ni lo mirara, que se había habituado a no levantar sus ojos.
“Míranos” le dicen Pedro y Juan.
Pedro le dice … “no tengo oro ni plata, pero lo que tengo te doy. En el nombre de Jesucristo levántate y anda”.
La falta de recursos materiales no impide a Pedro ni a nosotros hacer algo por los/as excluidos/as.
Más allá del dinero está el amor gratuito (amor de Dios), que podemos dará quienes lo necesiten.
Pedro toma al paralítico de la mano y lo levanta. Pedro rompe el prejuicio, inhumano, religioso y quiebra esa “impureza” simbolizada en su discapacidad. Lo toma, lo toca, le da su calor.
Sanar es dar esperanza, amor, fe.
Ahora el coraje le impulsa a andar -verso 8- dice que entre con ellos al templo. Recordemos que nadie que no entrara por sus propios pies podía entrar al templo. Al final la puerta es cruzada, ya no está afuera sino adentro por el poder del Espíritu mostrado por los
discípulos.
(adaptado Obispo Pauto Lockmann)
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Tal vez hoy muchos/as aguardan una señal de sanidad, (de amor, de fe de esperanza) a través de nosotros los cristianos.
¿Tenemos nuestras manos dispuestas a levantar al que está en el suelo? ¿Aún de levantar a aquellos que la sociedad no mira bien? ¿Le damos la mano al enfermo de HIV?
Para Guiar el Estudio:
Forme tres grupos. Pida que cada grupo lea Hechos 3: 1-10, y que luego presenten el relato de la siguiente manera:
Grupo 1: Relaten la historia desde la perspectiva de Pedro.
Grupo 2: Relaten la historia desde la perspectiva del cojo.
Grupo 3: Relaten la historia desde la perspectiva de la gente que observó el evento.
Los expertos dicen que sólo en las manos está concentrada la tercera parte de los cinco millones de receptores del tacto … por lo tanto, cada vez que apoyamos nuestra mano en el hombro de una persona abatida, o en la rugosa piel de un anciano, no sólo estamos haciendo funcionar al sistema nervioso, sino comunicando cuidado, compañía, consuelo, gratitud y paz. A muchos de los moribundos que la Madre Teresa recogía en las calles de Calcuta, se les tomaban las manos a la hora de su muerte para que, al dejar este mundo, aquellas solitarias personas pudieran partir acompañadas del contacto y del calor humano.
¿Qué habrán sentido el leproso, el ciego o el mendigo cuando la mano de Jesús los tocó? Cuántos años sin que nadie rozara su piel, cuántos días, meses y años sin que nadie se les acercara por temor al contagio de la maldición, quizá toda una vida sin que alguien los estrujara en un abrazo.
(Tomado del devocional “La Paz y las caricias”)
ORAMOS JUNTOS.- Prepara, Señor, nuestras manos para un toque diferente. Para despertar ternura, afecto, consuelo y amistad. Que ellas puedan brindar, sostener, construir y orientar.
(Amós Lopez)