Subsidiar la vida, el verdadero costo las tarifas
03 May 2018
en En contexto
SUBSIDIAR LA VIDA, EL VERDADERO COSTO LAS TARIFAS
“La tierra quedó contaminada por causa de sus habitantes, pues transgredieron las leyes, falsearon el derecho, y quebrantaron el pacto eterno.”
Isaías 24.5 RVC
La determinación gubernamental de eliminar las subvenciones en los servicios públicos y las energías produce un progresivo y constante aumento en su precio que degrada los salarios.
Nuestro empobrecido pueblo absorbe el costo de esta medida económica endeudándose, suprimiendo consumos elementales, como los alimentos o, simplemente, absteniéndose del uso de tales bienes. De tal manera, mes a mes, se desvanecen sus derechos en pro de beneficios particulares.
Reclamamos políticas de inclusión social, que comiencen por los que menos tienen y no por optimizar las ganancias de las empresas, con el fin de estimular inversiones basadas en la esclavitud.
La energía y los servicios públicos, junto a la salud, la alimentación y la enseñanza forman parte de los derechos elementales de nuestro pueblo.
Elevamos nuestra voz para pedir a los tres poderes que conforman el gobierno de nuestra República, en forma conjunta o individual, que impidan el saqueo y latrocinio a las familias de la Patria, que con dolor sufren el despojo de sus derechos básicos y fundamentales.
El paradigma que impone el “sinceramiento” contradice la declaración de los máximos exponentes económicos mundiales, quienes advierten que todas las naciones y, especialmente las más desarrolladas, subsidian las energías y los servicios.
En este sentido, Argentina, en el momento de mayor trasferencia en subsidios, ocupaba el puesto 62º en el ranking mundial, destinando el 3,25% de su PBI (Producto Bruto Interno) para tal fin, siendo este muy inferior a los porcentajes de otros países como: China 20,13%, Rusia 15,98%, Sudáfrica 13,16%, India 12, 94%, Polonia 9.13%, Tailandia 6,63%, Turquía 4,51%, EEUU 3,82%, Chile 3.32% y Latinoamérica en promedio 4,48%.
Transgredir la leyes y falsear el derecho transfiriendo riquezas de pobres a ricos rompe el pacto eterno, contamina la tierra y genera toda maldición.
El Creador diseñó y entregó la tierra y sus riquezas a las mujeres y los hombres por igual. Nadie debe enseñorearse de ellas en detrimento de sus hermanos.
La humanidad es el mayor “capital” de la creación, por ende, la solidaridad y la justicia social en forma primordial deben ocupar el máximo “interés” en nuestra sociedad, desplazando al amor por el dinero y la rentabilidad económica, dogma sagrado de la avaricia.
Orando por nuestro pueblo y, en especial, por los que más sufren, reclamamos justicia en esta, nuestra tierra.
Porque si hay buena disposición, lo que se da es bien recibido,
según lo que uno tiene y no según lo que no tiene.
No digo esto para que otros tengan demasiado mientras ustedes sufren de escasez, sino para que en este tiempo la abundancia de ustedes supla, con igualdad, la escasez de ellos,
y para que la abundancia de ellos supla la necesidad de ustedes.
De este modo habrá igualdad, como está escrito:
«Quien recogió mucho, no tuvo más, y quien recogió poco, no tuvo menos.»”
2ª a Corintios 8.12-15 RVC (adp)
Guillermo Horacio Prein
Vicepresidente 1º
Ana María Velilla
Secretaria